Hablar de la situación del arroz hoy es tocar fibras sensibles entre los cubanos, habituados a una dieta abundante en el grano y afectados por la suspensión de la venta liberada de este, un recurso al que muchos apelaban para suplir la demanda familiar.
Según datos expuestos en el sitio Cubadebate, el consumo mensual estimado de cada persona en Cuba es de 11 libras, lo que dejaría un margen de aproximadamente cuatro libras por encima de las siete asignadas en la libreta de abastecimiento, que hoy las familias tienen necesidad de sustituir o simplemente prescindir de él, por el déficit de arroz en los mercados agropecuarios estatales y en los Ideal.
A la luz de estas circunstancias, Guerrillero ha indagado sobre las perspectivas de la provincia Pinar del Río y el país en cuanto a este renglón.
EN PINAR, RETOS DESDE LA PRODUCCIÓN Y LA COMERCIALIZACIÓN
Con la garantía pactada de abastecer los más de 209 mil núcleos familiares existentes hoy en Pinar del Río, las canastas básicas correspondientes a cada libreta de abastecimiento cuentan con el respaldo necesario en arroz para cada mes, a pesar de que, por las dificultades afrontadas en el proceso productivo y los diferentes niveles de cosecha según los meses de año, los planes de distribución se realizan dentro del mes.
Pedro Lázaro Palacios, director comercial de la Empresa Mayorista de Alimentos (EMPA), afirmó que los planes de entrega de la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Los Palacios, se ajustaron de acuerdo a las limitaciones que presenta la producción de arroz. “Antes había 3 100 toneladas mensuales pactadas, hoy no tenemos un abastecimiento lineal, sino que nos sirven según sus producciones”, declaró.
La EAIG Los Palacios asumió un reajuste de siembra para la primavera, con un área planificada de poco más de 6 656 hectáreas, lo que representó una disminución significativa debido a la incidencia negativa de la poca disponibilidad de fertilizantes importados, sobre todo la urea, imprescindible para el tratamiento a los suelos del macizo arrocero de la provincia.
Meilin Rodríguez Cabrera, jefa del puesto de dirección de la EAIG, comentó que el rendimiento promedio contratado es relativamente bajo, con cifras de 2.2 toneladas por hectárea, comparado con el potencial productivo de las variedades sembradas de 3.92 toneladas por hectárea. Esta disminución incide proporcionalmente en la cantidad de arroz que llega a la población.
Ante esta situación, el arroz de producción provincial solo cubre el 65 por ciento del total consumido por los pinareños en un año, el cual asciende a 35 mil toneladas, el porciento restante proviene de las importaciones realizadas por el país.
Entre los retos a asumir en el proceso de obtención del cereal, “el combustible no constituye una limitante para las labores en el campo”, según refirió Rodríguez Cabrera; sin embargo, la disponibilidad de 17 máquinas cosechadoras, de un total de 31 que tiene la empresa y las condiciones de la aviación agrícola, sin duda suponen un asunto complejo para llevar a cabo la tarea en todas las tierras del macizo.
En cuanto a la comercialización del arroz en la provincia, el director comercial de la EMPA enfatizó en el trabajo sostenido que se ha realizado durante la etapa de mayor afectación de la COVID-19 en cuanto a la venta de raciones elaboradas y más recientemente, con el paso a las diferentes fases, la reanimación de los servicios gastronómicos que cuentan con una asignación de 90 toneladas, con lo que se aseguran las ofertas del verano.
DESDE LA PERSPECTIVA NACIONAL, LO QUE SE NOS IMPONE SUPERAR COMO PAÍS
El programa de Desarrollo Integral del Arroz, aprobado desde septiembre de 2011 para reducir las importaciones de este cereal y contribuir a la soberanía alimentaria, implica, según entrevista realizada por el periódico Granma a Lázaro Díaz Rodríguez, director de la División Tecnológica de Arroz, del Grupo Empresarial Agrícola, “una reproyección del esquema hasta 2030, con un aporte estimado desde la producción nacional, de unas 600 000 toneladas destinadas al consumo interno, que representarían el 86 por ciento de la demanda de arroz anualmente”.
Sin embargo, las deficientes condiciones de la maquinaria agrícola, la aviación y los fertilizantes, impactaron en las proyecciones más recientes cuando en 2019 cayeron en 246 700 toneladas, un panorama sostenido en lo que va de año debido a las afectaciones por la COVID-19 y las sanciones crecientes de Estados Unidos. “Desde los últimos meses del pasado año, el programa se ha visto ampliamente disminuido, tanto que aportará, apenas, la insuficiente cifra de 162 000 toneladas para el consumo nacional este año”, para un 23 por ciento de la demanda del país, cita la publicación.
La repercusión de estos indicadores productivos ha llegado hasta la mesa, con escasas posibilidades de adquirir la cantidad de arroz necesaria para la alimentación familiar desde hace meses. El pueblo, que anhela un paso a la normalización también en cuanto a ofertas para el consumo de alimentos, espera con expectativas renovadas la donación proveniente de Vietnam, con unas cinco mil toneladas, que, si bien no es una cifra despreciable, tampoco supondrá un cambio en las condiciones de comercialización actuales debido a que el país necesita importar y producir mucho más para reactivar la venta liberada en los puntos de expendio habituales.
Cuba demanda 700 000 toneladas de arroz solo para cubrir la canasta básica normada y el consumo social, por lo que producir tiene que ser la palabra de orden, siempre acompañada razonablemente por las inversiones en renovación de maquinarias que permitirán potenciar el cultivo y aprovechar mejor la tierra. Solo con más voluntad, tecnología y recursos podremos crecer en la obtención de arroz para satisfacción de las necesidades del pueblo.