Considerado el pionero de la lucha en Cuba, Raúl Cascaret inscribió su nombre como el primer campeón mundial de un deporte que brinda innumerables alegrías a la mayor de las Antillas en todo tipo de certámenes.
Después de 25 años de su partida física a consecuencia de un accidente de tránsito, Cascaret sigue siendo el único gladiador capaz de ganar la encuesta anual de Prensa Latina, en 1985, pero su historia comenzó mucho antes, de la mano del entrenador Hugo Shelton, en la oriental provincia Santiago de Cuba.
El exponente del estilo libre transitó por toda la pirámide del Alto Rendimiento de su país, al estrenarse en 1975 en los Juegos Escolares, y luego pasar por los juveniles y los mayores, categoría en la cual tuvo su estreno internacional con plata en los Juegos Panamericanos de San Juan 1979.
Pese a tener 17 años cedió solamente en la final de la división de 52 kilogramos ante el estadounidense Andre Metzger, por lo que el mundillo de la lucha viró sus ojos hacia el portentoso gladiador santiaguero, ya bajo las órdenes del entrenador Gustavo Rollé.
Al año siguiente, siendo todavía juvenil, alcanzó un meritorio cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, en los 62 kilos, al caer en semifinales contra el soviético Magomedgasan Abushev, a la postre titular estival.
Los Juegos Mundiales Universitarios de Bucarest 1981 le dieron su primera corona al máximo nivel, lograda tras imponerse en la final de la división de 68 kilogramos al surcoreano In-Tak You.
Su progresión fue apreciada en el certamen del orbe de 1982, celebrado en la ciudad canadiense de Edmonton, donde logró la medalla de plata, ya que solo cedió ante el soviético Mijail Charatschura.
Con tal aval, a muy pocos sorprendió su coronación en los Juegos Panamericanos de Caracas, en 1983, cuando lideró a la escuadra caribeña que por primera vez dominó el medallero del estilo libre en citas continentales.
Unos meses después alcanzó el premio dorada en los 74 kilos del estilo grecorromano en el Campeonato Centroamericano y del Caribe del deporte, porque su calidad era tal que imponía respeto en ambos estilos.
En 1984 también intervino en los Juegos de la Amistad celebrados en Sofía, Bulgaria, donde logra medalla de plata al ser superado en la final por el soviético Taram Magomadov, y en la Copa del Mundo se lleva el bronce al perder 2-3 ante el estadounidense Lee Kemp.
Ese combate es considerado todavía por muchos uno de los mejores en la historia de la lucha amateur, y pese a caer ante el tricampeón mundial norteño eso le dio confianza para seguir subiendo en el escenario mundial.
A LA CONQUISTA DEL MUNDO
La ciudad de Budapest le reservó en 1985 las mieles del éxito en un Campeonato Mundial, luego de varias campañas codeándose con la elite de su categoría.
Para obtener el trono derrotó a una leyenda como el estadounidense David Schultz, victoria que lo dejó como el primer campeón mundial de la especialidad en Cuba y Mejor deportista de América Latina por el sondeo de Prensa Latina.
Ningún otro gladiador nacido en Cuba había alcanzado una corona universal en este deporte, dominado por estadounidenses y europeos, y hasta ese momento lo máximo era la plata obtenida por él mismo en Edmonton 1982.
Por demás, la capital húngara le recibió con los brazos abiertos de nuevo al año siguiente, y una vez más Cascaret se coronó en el certamen del orbe, esta vez al derrotar en la final de los 74 kilogramos al soviético Adlan Varayev.
Durante esa temporada añadió un oro que faltaba en sus vitrinas, el de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, al dominar la cita organizada en la ciudad dominicana de Santiago de los Caballeros.
Cuando saboreaba los mejores momentos de su carrera llegó 1987, y con él derrotas en la final del Campeonato y los Juegos Panamericanos de Indianápolis ante el anfitrión Schultz, y un inesperado quinto lugar en el Mundial celebrado en Clermont-Ferrand, Francia.
Esos resultados lo afectaron enormemente desde el punto de vista sicológico y estuvo al borde del retiro, pero con solamente 27 años decidió regresar y subió a los 82 kilogramos, peso en el que siguió reinando en Cuba y alcanzó bronce en la Copa Mundial de 1989.
No obstante, unos meses después, en el Panamericano de la disciplina, con sede en Colorado Springs, Estados Unidos, perdió con el local Royce Alger.
Este resultado puso fin a su carrera profesional, aunque la ceremonia oficial de retiro fue durante la celebración en La Habana de los Juegos Deportivos Panamericanos en 1991.
Cascaret, quizás, pudo haber abrazado la gloria olímpica, o al menos escalar el podio en estas magnas competiciones, pero la ausencia de Cuba en las citas estivales de Los Ángeles-1984 y Seúl-1988 le vetaron esa posibilidad. Luego del retiro, fungió como entrenador de lucha en La Habana, sin perder el vínculo con el equipo nacional, hasta que el 26 de marzo de 1995 murió a consecuencia de un accidente de tránsito, cuando se preparaba para cumplir misión de colaboración en Panamá.
Sin embargo, su calidad técnica, combatividad y dedicación lo mantienen en el recuerdo de la afición cubana, que lo premió al seleccionarlo entre los 100 mejores atletas de la isla en el siglo XX.