Abril, con sus inefables verdores de naturaleza que siempre germina, es también en Cuba un mes de victoria, niñez y juventud , que cada año no hace otra cosa sino traer aliento y alegría, fuerza, creatividad, más amor a la Patria, combatividad y entusiasmo.
La victoria de Playa Girón, que entronizó al socialismo como modelo social propio y significó la primera derrota del imperialismo en América, ocurrió a mediados de ese mes en 1961, en tanto la Organización de Pioneros José Martí –antes, Unión de Pioneros de Cuba- nació el cuatro de abril de ese mismo año. En este 2021 cumple entonces su 60 aniversario.
Vino al mundo en igual fecha la Unión de Jóvenes Comunistas, organización de vanguardia de los bisoños connacionales, pero un año después, para hacer más entrañable a este mes primaveral dentro del corazón de los cubanos.
Y hay más referentes de fechas y sucesos en el abril cubano, todos trascendentes e inolvidables, como la llegada a suelo patrio de José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo y Flor Crombet, a emprender la nueva campaña por la independencia, en 1895.
Es tal remembranza la que reafirma el empuje de la vida bullente en abril y aumenta el aprecio de la raíz de nuestro coraje.
Este cuatro de abril la Unión de Jóvenes Comunistas cumple 59 años, situada en el centro de un trabajo y de una forja repleta de acciones cotidianas, de proyectos y programas convocantes.
Así continuará. No fue en vano el legado de los primeros mambises –entre los cuales también descolló el joven Mayor General Ignacio Agramonte–, y también de aquellos que se batieron contra la ignominia de la neocolonia y las injusticias, en los años 20, 30 y 50 del siglo XX.
Entre los jóvenes patriotas y dirigentes revolucionarios más sobresalientes y entregados estuvieron Julio Antonio Mella, fundador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y del Partido Comunista de Cuba; y Rubén Martínez Villena, poeta e intelectual destacado, quien dirigió poco antes de morir al Partido Comunista y a los obreros en la huelga que
derrocó al tirano Gerardo Machado.
La Liga Juvenil Comunista, fundada en aquellos años de ingente reverdecer del civismo y patriotismo adolescente y juvenil, fue diezmada por crímenes atroces y reducida casi a la mitad, por lo que debió reaparecer con otro nombre y modos de actuar.
Luego llegó el tiempo de la Generación del Centenario, a principios de los años 50, cuyos integrantes decidieron no dejar morir al Apóstol y hacer revivir la lucha armada como medio fundamental para conquistar definitivamente la justicia y la libertad antes frustrada.
Aquellos jóvenes, como sus predecesores, lo desafiaron y enfrentaron todo: el crimen institucional, la persecución, cárcel y opresión y terminaron por fundar un ejército popular, el Rebelde, que inició la lucha en el corazón de la altiva Sierra Maestra.
Fidel, Raúl, Abel Santamaría, Frank y Josué País, Renato Guitart, Tony Alomá, Otto Parellada, Pepito Tey, José Antonio Echeverría, Fructuoso Rodríguez, Almeida, Camilo, Vilma, Haydée, Lidia y Clodomira, Celia Sánchez, todos mentados aquí según su apelativo más conocido, y tantos otros, inspiran hoy a la simiente que crece, una generación actual, chispeante y única, dispuesta también a hacer todo lo que le corresponde e incluso entregar la vida por la noble causa.
Sí, las nuevas generaciones tienen una vida diferente y responsabilidades no imaginadas en otros tiempos, pero la semilla plantada por los héroes fructificó y su memoria es sagrada.
Dicen que fue el Che Guevara, aquel hermano argentino acogido y amado como connacional por los cubanos, quien contribuyó decisivamente a la unidad de las organizaciones juveniles existentes al triunfo de la Revolución, primero en la Asociación de Jóvenes Rebeldes y después, en 1962, en la Unión de Jóvenes Comunistas.
Y los testimonios confirman que el Che siempre insistió en el papel de vanguardia que debía tener, en todo: en la defensa de la Patria, en el estudio, el trabajo, en la vida promisoria que se construía a sangre y fuego, debido a la agresividad y el acoso del enemigo poderoso, el vecino que nunca aceptó la soberanía cubana.
“El presente soy yo”, afirman convencidos los pinos nuevos de la actualidad. Y añaden: “Con la historia en el corazón” y “Patria o Muerte”, que es decir también Cuba viva y “Jóvenes por la vida”.
Porque solo una intención manipuladora, reduccionista e incluso tonta pueden intentar lapidar algo que está lleno de inmenso significado.
Los médicos, personal de salud y científico están en la vanguardia, los estudiantes, los jóvenes trabajadores, maestros, campesinos y cuentapropistas, los intelectuales y artistas y escritores. Cada cubano digno, no vendido al oro enemigo, que quiera la prosperidad y el avance de su tierra soberana.
Y junto a la UJC, lo niños también están convocados, en estos tiempos más con la invitación a poner sus energías en contenidos creativos que no signifiquen violar las medidas sanitarias y de seguridad de protección ante la pandemia de Covid-19.
Hay conciencia de la importancia del desarrollo de las fuerzas productivas, en los campos e industrias. El desarrollo del país no deberá esperar para mañana, aun con los embates del bloqueo y la recesión mundial generada en el mundo por la enfermedad.
Eliminando las deficiencias propias, que también lastran y obstaculizan el avance.
Abril comienza, niños y jóvenes cubanos: A seguir por más.