La edificación de un proyecto de sociedad nuevo, basado en los principios de justicia social, solidaridad y emancipación, nació un día como hoy en Cuba y perdura tras 63 años de desafíos y resistencia creativa.
El primero de los retos consistió en imponerse al modelo capitalista imperante en plena mitad del siglo XX, con la implementación de medidas radicales que pusieron al hombre en el centro de atención y dejaron atrás los años aciagos de la dictadura de Fulgencio Batista, quien huyó de la isla caribeña ante la victoria inevitable del Ejército Rebelde.
Fue el propio primero de enero de 1959, con el Triunfo de la Revolución, cuando Fidel Castro, líder de la insurrección armada que liberó al país, vaticinó que se iniciaba una empresa dura y llena de peligros, ante el arrojo de erigir un proceso que hizo realidad los sueños de los más desfavorecidos, por aquel entonces mayoría.
La transformación del sistema de educación y salud, la industrialización del país, la eliminación del desempleo rural y urbano y la concesión de derechos a los campesinos, son solo algunas de las promesas cumplidas en los primeros años de Revolución del histórico Programa del Moncada, hoja de ruta trazada por Fidel Castro en su conocido alegato de autodefensa La Historia me Absolverá, tras las acciones del 26 de julio de 1953.
El intenso paquete de cambios abarcó todos los ámbitos sociales y también la creación de una institucionalidad y una nueva forma de gestión gubernamental, así como la proyección internacional, catálogo de logros por vez primera conquistados por una nación pequeña y subdesarrollada, que encontraron rápida oposición.
Con un sinnúmero de atentados y agresiones de diverso formato y la aplicación desde el temprano 1962 de un cerco económico, comercial y financiero que pone en jaque todos los intentos por hacer sostenible el desarrollo de la nación, reprendió el vecino Estados Unidos a la isla del Caribe, ante la pretensión de escribir con manos propias su destino.
A las millonarias pérdidas tangibles se suman los costos humanos, difíciles de calcular: Nemesia aún conserva el recuerdo del bombardeo por Playa Girón en 1961 que terminó con la vida de su madre y Liliam Machin no pudo volver a encontrarse con su padre, luego de que pilotara al avión de Barbados que los detractores de Cuba hicieron explotar en pleno vuelo, con 63 personas a bordo en 1976.
El país no detuvo -sin embargo- su apuesta por el futuro, la construcción de escuelas y programas educativos, la creación de planes para el empoderamiento femenino, la conquista de prometedores números en materia de salud, la colaboración más allá de sus fronteras… Fortalecía su sistema social, a la vez que enfrentaba amenazas constantes a su soberanía.
No en vano el escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo de ella que la Revolución “castigada, bloqueada, calumniada, ha hecho bastante menos de lo que quería, pero mucho más de lo que podía. Y sigue cometiendo la peligrosa locura de creer que los seres humanos no están condenados a la humillación de los poderosos del mundo”.
Más de una batalla debió enfrentar el país por traer hijos suyos a la casa, como aquella por devolver al niño Elián González retenido sin el consentimiento de su familia en Estados Unidos o la del regreso de los cinco antiterroristas que pagaron con injustas condenas en la nación norteña el precio de defender de agresiones a su tierra.
También en el orden económico debe reinventarse cada día, para sortear los frenos del bloqueo estadounidense y las trabas internas muchas veces reconocidas, y que en 2021 sumó a los problemas acumulados los efectos del segundo año de una pandemia que cercenó su principal rubro económico, el turismo, el comercio y las exportaciones.
Entre otras medidas para la recuperación económica, este año el país inició la Tarea Ordenamiento en busca de la unificación monetaria; implementó nuevas medidas encaminadas a sustituir importaciones y aumentar la producción, y priorizó la aplicación de la ciencia y la tecnología.
Fue este el año además del recrudecimiento de la política hostil contra Cuba de la administración de Joe Biden, quien no solo no cumplió su promesa electoral de reiniciar el deshielo con la isla, si no que mantuvo intactas las 243 medidas dictadas por su antecesor Donald Trump (2017-enero de 2021), para ahogar su economía.
Al asedio en el aspecto económico, se unieron los intentos por subvertir el orden social y constitucional de la nación, con el apoyo de operadores políticos establecidos en Estados Unidos, así como el empleo de las tecnologías y los medios de comunicación para la Guerra No Convencional contra el país.
En ese complejo escenario, Cuba logró vacunar a más del 85 por ciento de su población contra la Covid-19 con el desarrollo de inyectables propios y colocarse a la cabeza de la inmunización en América Latina, así como continuar brindando solidaridad en más de 40 países del mundo por el contingente de médicos Henry Reeve, creado por Fidel Castro en 2005.
Concluyó un año de lecciones también en materia jurídica, con la discusión de un Código de las Familias que coloca a la isla entre las de legislación más avanzada y la aprobación de cuatro normativas que robustecen el sistema judicial y los derechos de los ciudadanos.
Al calificar el 2021, el presidente de la nación, Miguel Díaz-Canel, aseguró que este ha sido un período de aprendizajes y -una vez más- de resistencia creativa del pueblo ante las adversidades.