Yulier Fernández Abreu tiene 34 años. Hace aproximadamente 15 que se vinculó al sector cooperativo y campesino, y a fuerza de labor constante actualmente ostenta resultados que le avalan la condición de Vanguardia Nacional, recibida hace algunos días en el acto provincial por el Día del Campesino.
Socio de la CCS Lázaro Acosta, comenzó como productor porcino y luego decidió incursionar en el tabaco, renglón en el cual ya lleva cinco campañas, entre ellas una de tabaco tapado. Posee una extensión de 10.8 hectáreas de tierra y aspira a incrementarlas, pues con la implementación de las 63 medidas para dinamizar la producción agropecuaria, tiene la posibilidad de pedir áreas para sembrar alimento animal.
“El mayor por ciento de la tierra está destinado al tabaco, y en tiempo muerto siembro cultivos de ciclo corto como el maíz y la calabaza, pero ahora es vital garantizar la comida de los animales desde la territorialidad. No podemos seguir esperando por el barco solamente, hay que buscar alternativas.
“Siempre me ha gustado el trabajo en el campo, provengo de una familia campesina y es algo que llevo en la sangre, me gusta de verdad”.
UN PRODUCTOR INTEGRAL
Actualmente cuenta con una masa de cerca de 900 animales entre reproductoras, precebas y cebas. Además, sembró este año una hectárea de tabaco tapado, tres de burley y cinco de sol.
“El pasado año tuve un rendimiento de dos toneladas por hectárea en el tabaco de sol, esta campaña debo tener un rendimiento mayor, sobre todo en el tapado, porque le hice el rebrote y se logró bien”.
Así se puede comprobar en una de las cuatro casas de tabaco donde los trabajadores zafaban casi 14 000 cujes, mientras las hojas del rebrote iban cambiando, para bien, el tono del secado.
“He ido aprendiendo a cabezazos, y siempre me gusta enfrentarme a retos, improvisar. Me han dicho que si estoy loco porque hago el rebrote también en el tapado, pero ha dado buenos resultados. Además, estas tierras están bien preparadas porque yo les doy buena atención con materia orgánica y la tierra responde.
“Esta técnica del rebrote abarata los gastos de producción: la postura, el sembrado. La vida es un reto y hay que experimentar”.
Entre todas las estructuras destaca una casa de cultivos rústica que funciona como semillero para lograr sus posturas de tabaco, una garantía que también le abarata las producciones y que además utiliza fuera de la campaña para otros cultivos como el pepino y el ají.
“Hasta un cantero de fresas sembré, a ver si se me da”.
Tiene fijos 15 o 16 hombres trabajando, algo que resulta inestable en los tiempos actuales y que varía según la época del año.
“La fuerza de trabajo es actualmente un problema, nadie quiere trabajar en el campo, porque es una labor dura y no siempre bien remunerada. Aquí no todos reciben el mismo salario, depende de su trabajo y de la estabilidad. Algunos pueden irse en un mes con 8 000 o 10 000, casi siempre los que trabajan fijo, los más inestables se van diario con 150 o 200”.
En un contexto complejo para la cría de cerdos, este productor ha logrado sostener sus producciones a partir de las alternativas derivadas de las 63 medidas dispuestas por la agricultura, ahora enfocado en la estrategia del país para que la producción porcina se recupere.
“Aunque hemos logrado importar algunos piensos, tenemos que usar alimentos alternativos. Ahora nos dan la posibilidad de cambiar salvado por carne y eso nos ayuda, también conveníamos con la Agropecuaria Militar y vendemos alguna carne en MLC para poder importar alimentos y tenemos la prioridad de solicitar tierras en función de nuestra masa para sembrar la comida.
“Se están abriendo nuevos caminos en la comercialización, tenemos un punto de venta en el reparto Hermanos Cruz al que surtimos casi todos los días, al precio topado de 180 pesos la libra, y junto a otros productores una losa sanitaria para el sacrificio”.
PROBLEMAS, RETOS, ASPIRACIONES
“Para mí el principal problema que enfrentan hoy los campesinos es que no se quiere trabajar. Hay desmotivación. Es cierto que hay problemas, necesidades, pero también es verdad que no se quiere trabajar. La gente se aferra a las carencias, pero si las tierras se rellenan con materia orgánica y se abonan los rendimientos son superiores.
“También están las trabas en las cooperativas, fíjate que este año el abono mío del tabaco llegó cuando ya lo había cogido, estando en los almacenes. Yo logré mis producciones por la materia orgánica que uso siempre y por una reserva que tenía, pero no todos tenemos el mismo sistema de trabajo. Hay problemas objetivos, pero los subjetivos nos matan las producciones.
“Si me preguntas por los retos que tengo, esos van todos encaminados a ser mejor cada día. Lograr toda la capa de calidad que pueda en el tabaco tapado, y en el caso de la parte porcina seguir avanzando y volver a llenar las naves”.
“A mí lo que más me gusta en la vida es trabajar, entonces lo que más disfruto son los resultados, sentirme satisfecho de alcanzar los objetivos que me trazo en la vida”.
Yulier no está solo en su labor, sus padres lo apoyan diariamente en las faenas y hasta el pequeño varón de sus tres retoños lo acompaña constantemente, aunque a veces le dé algún que otro dolor de cabeza.
Para Yulier es imposible quedarse estático ante las dificultades. Otros campesinos como él reconocen el valor del trabajo y superan obstáculos en aras de aportar a la economía del país y al sustento familiar. Sirva esta entrevista como homenaje a todos los que desde el surco también forjan el futuro.