Rosa Mendoza, habitante del poblado El Cristo –a unos 20 kilómetros de la ciudad cabecera- lleva en su cuerpo, desde el pasado 11 de junio, el candidato vacunal Abdala, como parte de la intervención sanitaria desarrollada en el país.
A sus 61 años, y con hipertensión arterial y diabetes mellitus, comorbilidades que la colocan en uno de los grupos de mayor riesgo frente a la COVID-19, la habitante de la comunidad de Maceira recibió el contenido de esos pequeños bulbos, los mismos considerados por ella como nueva esperanza de vida.
Consciente de protagonizar un momento único en la historia del archipiélago y su lucha contra un enemigo invisible: el virus SARS-Cov-2, Mendoza expresó su gratitud a los científicos y la Revolución, porque en medio de la hostilidad estadounidense Cuba cuenta con cinco candidatos vacunales, y dos de ellos a punto de finalizar la fase III de ensayo clínico.
Tras la aplicación de la primera dosis, permaneció durante una hora bajo estricta observación de los posibles eventos adversos y cada 30 minutos Lisandra Simonó, estudiante de Medicina, se le acercó para tomarle los signos vitales, mientras su rostro reflejaba la confianza de sus más de 15 mil coterráneos que ya se benefician con Abdala.
Al igual que a Rosa, a otros adultos mayores de 60 años –alrededor de mil 700- del poblado se les administró el inmunógeno, según el cronograma de inmunización concebido en el archipiélago, el cual remarca la protección, en primer lugar, de ese grupo etario, muy impactado por la pandemia.
Para el éxito de la intervención sanitaria en grupos y territorios de riesgo, se habilitaron en El Cristo 13 vacunatorios que incluyen a cuatro comunidades del Plan Turquino, demostración fehaciente de las cualidades del sistema de salud cubano: acceso gratuito y universal.
La doctora María del Carmen Dedieu, directora del policlínico de esa localidad, declaró a la ACN que los médicos y enfermeras de la familia participan en el proceso, además de cinco estomatólogos y 40 estudiantes de las carreras de las Ciencias Médicas, todos entrenados en buenas prácticas y en los requerimientos recogidos en el protocolo.
Aunque al principio se dificultó cumplir con lo planificado -80 vacunados por día- debido a las inclemencias del tiempo, caracterizado por intensas lluvias, en las jornadas sucesivas se recuperó el ritmo previsto hasta abarcar a la totalidad de los sujetos incluidos en la intervención, comentó.
Según informó Dedieu no se registraron eventos adversos de gravedad, lo cual constata el perfil de seguridad de la formulación farmacéutica promovida por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Producto de la ansiedad y emoción de los habitantes por la vacuna en desarrollo a algunos les subió la tensión, pero después de la medicación y seguimiento adecuado se le inoculó el candidato vacunal y hasta el momento no refirieron malestar, precisó.
Mientras Cuba trabaja con denuedo en el control de la enfermedad, en el peor escenario epidemiológico desde su irrupción en territorio nacional y con un diagnóstico de casos superior a los mil contagios diarios, los pobladores de El Cristo contribuyen con disciplina al avance de la estrategia de vacunación anti COVID-19 en la isla.
Rosa Mendoza acompaña la intervención sanitaria de diversas maneras, su papel como presidenta del Comité de Defensa de la Revolución le facilita convocar a sus vecinos para que acudan en el horario señalado al vacunatorio del consultorio uno de Maceira.
Ella confía y alienta a otros en ese empeño, repite con frecuencia lo letal del padecimiento y reconoce cuánto hace su Estado y Gobierno por aminorar los efectos del mal, vuelve a agradecer a los científicos y profesionales de la salud, porque sabe que en esos pequeños bulbos hay miles de vidas salvadas.