Cuando a Juan Gualberto Barroso le preguntan cómo considera que llegó a su vejez, su respuesta es inmediata y sin titubeos: ¡Nunca pensé durar tanto!
Hace nueve años se sometió a una operación del corazón y un tiempo después perdió a su esposa. Fue entonces que decidió acudir a una de las dos casas de abuelos que funcionan hoy en el municipio de Consolación del Sur en la provincia Pinar del Río.
“Hace ya casi siete años que vengo. La verdad pensé que mi vejez iba a ser peor. Vivo con mi hijo y su esposa, pero ellos tienen que trabajar, entonces prefiero venir y pasar el día conversando, jugando dominó o recordando tiempos vividos. Aquí me siento como en mi casa”.
Él es uno de los 19 adultos mayores que acuden de lunes a viernes a la “Primero de Enero”. Otros, al igual que Juan Gualberto, no solo agradecen tener un espacio para socializar, sino la esmerada atención que reciben de parte de todos los que allí trabajan.
ENVEJECER CON CALIDAD DE VIDA
A Lázara Acosta Capote algunas abuelitas la llaman “el alma del cuerpo”, pues dicen que cuando llega la directora, que además es trabajadora social, sienten tranquilidad.
“Para trabajar con adultos mayores primero tiene que gustarte y lo otro es tener mucha paciencia. Hay que entregarse a este trabajo. Siempre trato de mantenerlos activos, a algunos les gusta mucho la televisión, a otros les ejército la mente con varios ejercicios, lo mismo completando refranes populares, que adivinando las capitales de los países y también con la confección de manualidades, especialmente las mujeres” refiere Acosta Capote.
En esta, como en la casa 5 de Septiembre, ubicada en el consejo popular Villa Dos, cuentan con una enfermera y con las visitas constantes de especialistas en Geriatría, Psicología, Defectología, Fisiatría, y hasta reciben terapia ocupacional.
En relación con la alimentación, apunta la directora que es bastante adecuada, a pesar de las complejidades que atraviesa el país. Además, reciben el apoyo del gobierno local y de actores no estatales para la prestación de otros servicios que contribuyen a elevar su calidad de vida.
“La comida está buena. No es gran cosa, pero es bien balanceada y la tienen garantizada. Reciben desayuno, almuerzo y comida, además de dos meriendas. ¿Qué más queremos?, ojalá en Entronque de Herradura, donde vivo, hubiera una de estas casas”.
Así manifiesta Felina Leal Vázquez, quien todos los jueves en la tarde recoge a su mamá para estar con ella el fin de semana y regresarla el lunes al pueblo. Su hijo se encarga de cuidar a la abuela en las noches, y cada mañana la lleva a pasar los días en la “Primero de Enero”.
“Desde septiembre pasado tengo a mi mamá y a mi tía aquí. Mis hermanos viven en La Habana y en Pinar, y no tenía a nadie que se ocupara de ellas. Hasta ahora ha sido perfecto, están muy bien atendidas y les encanta el lugar. Agradezco mucho por eso, ojalá se mantenga, de otra forma no podría trabajar”, comenta Felina.
DE ORDENAMIENTOS Y NECESIDADES
Luego de que con la Tarea Ordenamiento la cuota a abonar en las casas de abuelos subió a la exorbitante cifra de 793 pesos, muchos ancianos decidieron dejar de asistir. Entre los dos espacios que tiene el municipio no llegaban a 30, cifras que ni se acercaban a cubrir las plantillas.
“Trabajar con ancianos tiene sus particularidades. Así que poco a poco desarrollamos un trabajo conjunto de promoción en las comunidades y muchos se han reincorporado.
“Hoy las plazas están casi cubiertas. En la “5 de Septiembre”, de una plantilla de 45 asisten 35, y en esta tenemos a 19 de 25 que es la capacidad. Muchas de las cuotas las asume, en parte, la asistencia social, pues sabemos que las pensiones de la mayoría no les alcanza”, explica el doctor Rodobaldo Díaz, funcionario que atiende los programas del Adulto Mayor, Salud Mental y Trabajo Social en territorio consolareño.
Añade que, junto a Pinar del Río, Consolación del Sur es uno de los municipios más envejecidos de la provincia con 19 273 adultos mayores y un índice de envejecimiento poblacional al 21.8 por ciento.
“Hoy mismo hay en el municipio tres casos sociales con necesidad extrema de ir a un asilo, porque no tienen familia y se nos dificulta su cuidado. Contamos con más de 20 expedientes confeccionados para el hogar de ancianos y no tenemos respuesta.
“Esas situaciones nos motivaron a realizar un proyecto de desarrollo local que consiste en la adaptación de un lugar para que se convierta en hogar de ancianos. No quisiéramos que fuera la solución, pues lo ideal sería aumentar la fecundidad y la natalidad, pero a pesar de que en eso se avanza, estamos lejos de lo deseado aún”, acota.
De acuerdo con el funcionario, el proyecto ya está aprobado en espera de que llegue el financiamiento. Esta instalación brindaría un servicio regional a los municipios de Los Palacios, La Palma, Consolación y apoyaría a Pinar del Río.
Las bondades con las que fueron creadas las casas de abuelos se reflejan hoy en la esmerada atención que reciben estos ancianos consolareños. Más que garantizarles alimento, los ayuda a abrazar la ancianidad y a llenar espacios que, con el tiempo, se han quedado vacíos.