La noticia de la desaparición física de Tony Taylor me golpeó en dos sentidos: un ídolo para mí, aunque era fan del Habana profesional, pero admiré como a ninguna, aquella combinación Tony–Willie Miranda, de los Azules del Almendares. Pocos dirían otra cosa, y hemos visto muchísimas formas de hacer las dobles matanzas.
Antonio Nemesio Taylor Sánchez jugó, esencialmente, en tercera y segunda base, su preferida. Bateaba y tiraba a la derecha. Nació el 19 de diciembre de 1935 en el central Álava, de Matanzas y falleció el 16 de julio de 2020, en los Estados Unidos. La diabetes lo torturó durante años.
Alcanzó 5´9 de estatura y 170 libras de peso. En sus inicios fue rechazado para jugar en un equipo de poco realce, en Perico, Matanzas, de la Liga Pedro Betancourt; pronto demostraría su clase.
La llegada a la Liga Profesional Cubana fue, pudiéramos decir, parte de la casualidad y, también, a los buenos ojos de algunos scouts. A veces suceden cosas para recordar. Jugadores estelares ven rendir sus guantes a otros bisoños. Sucedió, por citar un buen ejemplo, con Joe DiMaggio y Mickey Mantle. Pues bien:
Lo mismo ocurrió en Cuba durante la temporada 1956-57 con un bisoño pelotero que había debutado en el campeonato anterior con el Marianao. Los Tigres necesitaban un torpedero y cambiaron al novel jugador, que no era otro que Tony Taylor, al club Almendares, por José Valdivielso que en aquel entonces estaba con el Washington y quien no tenía oportunidad con los Azules por la presencia de Willie Miranda en ese equipo.[1]
Participó en siete temporadas de la Liga Profesional Cubana. En 1954-1955, debutó con el Marianao (.250) y se mantuvo en 1955-1956 (.237), hasta que en 1956-1957, pasó al Almendares (.263), 1957-1958 (.311), 1958-1959 (.303), 1959-1960 (.236) y 1960-1961 (.280). En 409 desafíos y 1 460 veces al bate, registró 402 hits, para promedio de .275, con 199 carreras anotadas, 158 impulsadas, 46 dobles, 33 triples, 26 jonrones y 53 bases robadas.
En la temporada 1958-1959 obtuvo la corona de bateo (.303). Fue el 7mo. jugador de por vida en triples (33), acápite donde lideró tres campañas: 1957-1958 (7), 1959-1960 (5) y 1960-1961 (6). Quedó al frente en hits en dos oportunidades: 1957-1958 (83) y 1958-1959 (88). Encabezó las bases robadas en 1960-1961 (22).
Dejó su huella en la segunda almohadilla, donde hizo una excelente combinación con el estelar Willy Miranda. Tony llegó a convertirse en un jugador fetiche de los Azules. En la última temporada, de 1960-1961, fue el mejor estafador (22). Con el Almendares campeón de 1958-1959, asistió a la XI Serie del Caribe, celebrada en Caracas 1959, donde ganaron los Alacranes y Tony bateó para .346 (26-9) con 1 jonrón, 4 impulsadas y 3 bases robadas.
Rojas (Cookie) se convirtió en una estrella, comparado con Taylor del Almendares como el mejor segunda base de Cuba y el mejor desde los tiempos de (Patajorobá Jiménez) y Eusebio (Papo) González. Tanto Rojas como Taylor se destacaron luego en las Mayores. Taylor era una estrella en segunda base y Humberto Fernández brillaba en el campo corto.[2]
En 1957 lo fichó la organización del New York Giants, pero fue el 15 de abril de 1958 cuando debutó vistiendo el uniforme del Chicago Cubs. Estuvo diecinueve años en Grandes Ligas con Chicago, Philadelphia Phillies y Detroit Tigers. Había llegado a los Cubs el 2 de diciembre de 1957. Luego, el 13 de mayo de 1960 fue cambiado a los Phillies. El 12 de junio de 1971 pasó al Detroit por dos atletas de Ligas Menores y tras ser dejado libre en 1973, lo volvieron a firmar los Phillies el 2 de noviembre de 1976.
Fue un importante jugador de ese equipo, donde se desempeñó por trece campañas y se retiró con el récord de haber participado en más juegos con ese conjunto. Corredor inteligente y veloz, en seis ocasiones se robó el home. El 27 de septiembre de 1975 conectó su hit 2 000. Sus totales en las Mayores fueron: en 2 195 desafíos y 7 680 veces al bate, logró 2 007 hits (.261), anotó 1 005 carreras e impulsó 598, con 298 dobles, 86 triples, 75 jonrones, 613 bases, 1 083 ponches, así como 234 estafas, para slugging de .352. Su fildeo fue de .976, con 1 498 partidos en segunda, 417 en tercera, 89 en primera, 17 en el jardín izquierdo y 8 como torpedero. Su mejor campaña fue la de 1970, cuando bateó por primera vez sobre .300 (.301) con récord personal en jonrones y empujadas (9 y 55), respectivamente.
También acumuló promedio sobre .300 en 1972 (.303) y 1974 (.328). El 29 de septiembre de 1976 jugó su último encuentro en las Mayores. Taylor usó, fundamentalmente, el número 8, aunque también el 5, con el que debutó, el 10 y el 12. Participó en la Serie de Campeonato de 1972, donde los Detroit Tigers perdieron con el Oakland Athletics (15-2-.133), con par de dobles. Fue seleccionado a los Juegos de Estrellas en 1960 y 1961.
En 1963 logró votos para Jugador Más Valioso (16,4 %). En 1963 fue 6to. en anotadas (102), 9no. en hits en 1960 (165), 9no. en dobles en 1959 (30), 5to. en triples en 1970 (9), 1ro. en pelotazos en 1964 (13), 2do. en sencillos en 1963 (145), mientras que en bases robadas fue sublíder en 1959 (23), así como 3ro. en 1958 (21) y 1960 (26). A la defensa fue primero en outs en 1963 (491). Como camarero, dos veces segundo en outs y en 1959 lideró las asistencias (456), también los errores (25), y tres veces 2do. en ese acápite.
En la segunda almohadilla fue el de mejor fildeo en 1963 (.986), 2do. en 1961 (.980). En factor rango fue 1ro. en 1959 (5,42). Entre los defensores de la segunda base fue primero en factor rango por cada 9 innings, en 1968 (3,18) y 2do. en promedio (.966). En 1976 fue el Jugador Más Veterano en la Liga Nacional.
Solo estuvo cuatro campañas en Ligas Menores, entre 1954 y 1957, con Texas City, Thibodaux, St. Cloud, Danville y Dallas, allí en 511 desafíos y 1 938 veces al bate, consiguió 523 hits, para promedio de .270, con 83 dobles, 34 triples, 26 jonrones y slugging de .388.
Líder de bateo en Puerto Rico, con el San Juan, en 1967-1968 (.342), donde jugó también en 1968-1969. Después de su retiro de las Mayores, en 1976, dirigió en varios niveles y actuó como entrenador, vinculándose mucho en los últimos años con los Florida Marlins.
Dirigió cinco campañas en las Menores: Spartanburg, Oklahoma City, Peninsula, Reading y Utica, con balance de 285-416 (.407). Jugaba con pasión, fortaleza física y consistencia; se lesionó poco.
Es uno de los grandes peloteros cubanos de cualquier época; para muchos pudiera ser el continuador de Orestes Miñoso en cuanto a calidad en el béisbol profesional. En 2002 fue electo al Salón de la Fama del Philadelphia Phillies. En la Serie Mundial de 2010, lanzó en Filadelfia la primera bola en un desafío. Solo en 1982 fue incluido en las boletas para Cooperstown.
En 2004, integró el Museo y Salón de la Fama de la Herencia Hispana, en el Béisbol.
A continuación, una crónica de sus años mozos, publicada hace algún tiempo y que Tony disfrutó:
La profecía del gallego-manager, o el caso Tony Taylor
Para mi tío Ramón Goenaga Nodarse
Quiso la casualidad, que Tony y yo intercambiáramos algunas palabras. Todo fue a raíz de una visita de mi tío, Mon Goenaga, quien me sirvió en bandeja de plata las letras que siguen, sobre uno de mis ídolos.
Conservo una cinta que me entregaron Yasel Porto y Fernando Rodríguez, hace algunos años, donde mencionaba la enfermedad, pero supo alargar su existencia.
Ahí les va a los lectores, una crónica publicada hace algún tiempo, en forma de homenaje al excelente jugador:
En nuestra larga existencia en la pelota, hemos visto cosas que nos han llamado mucho la atención por su carácter peculiar. En las Minas de Matahambre jugó el ruso Nicolás Slovacevich, por las décadas del cuarenta y el cincuenta del siglo pasado, quien, según palabras de mi padre, defendió el short stop como nadie, incluyendo al genial Willie Miranda y al no menos prodigioso Germán Mesa. También lanzaba, a más de 90 millas, como se mide hoy, otro corpulento y violento al que le decían Moro. En segunda teníamos un japonés, Nilo Uratsuka, de buenas manos y veloz, sobre todo para la percepción de nuestros ojos, dada sus cortas extremidades. En realidad, ni uno era una cosa ni el otro la otra. El Rusito, como todos lo conocieron, solo conoció Cuba, vino de brazos para acá; el Moro de Quinto, hijo de un fornido minero, no tenía ni un ápice de aquellas tierras; ni qué decir de Uratsuka, jamás ha visto Japón, si no es en películas o por televisión.
La anécdota que les contaré es de una originalidad que, si alguien recuerda algo parecido, le ruego me lo haga saber. Se trata de un gallego rancio, de hablar con la zeta, que dirigió un equipo de pelota, nada más y nada menos que en uno de los circuitos amateurs más fuertes de antes de 1959: la Liga Pedro Betancourt. La tierra matancera es fértil en azúcar, petróleo, poesía, viandas y el turismo, con ese Varadero irrepetible; también lo es en béisbol. Solo recordaré que de allí brotaron dos de los más grandes peloteros de la época prerrevolucionaria: Martín Dihigo, El Inmortal y Orestes Minnie Miñoso. Hecho el comentario inicial, vayamos al meollo de la cuestión.
Mi tío, Ramón (Mon) Goenaga, me contó que en los primeros años de la década del cincuenta, en la Liga Pedro Betancourt, en el pueblo de Perico, había un equipo que competía en los primeros niveles. Entre las personas con cierto poder adquisitivo hacían una colecta semanal para pagar viajes, comidas y otros menesteres a los peloteros que venían a reforzar el team.
Por aquellos días les llegó la noticia de que en el antiguo central Álava -hoy México-, cerca de San José de los Ramos, había un pelotero joven que prometía mucho. Allá fueron a verlo, le ofrecieron siete pesos por semana y el muchacho viajó a Perico para luchar por integrar el equipo. Al negrito (su piel tenía ese color) lo probaron en tercera base, pero no llenó los requisitos. Después en el short y en segunda; no era lo que buscaban.
Nemesio Acosta, el señor que recolectaba el dinero, se reunió con el manager y los fanáticos contribuyentes, dentro de los que estaba mi tío; había que darle la mala noticia al muchacho del central Álava, que estaba convencido que sus sueños comenzaban a hacerse realidad. La conversación fue más o menos así:
– Mira muchacho, tú tienes futuro, pero estás muy verde, vas a necesitar tiempo y nosotros no podemos seguirte manteniendo por acá.
El jovencito oyó a Nemesio con humildad, mirando al suelo. Poco a poco levantó la cabeza, miró desconsoladamente al gallego-manager, tenía una esperanza, un aliento.
El gallego-manager, cuando vio los ojos suplicantes del negrito le dijo:
-Mira muchacho, tú estás verde, no tienes posibilidades.
Ante la insistencia lacrimosa y como para no dejar margen a equivocación, tajantemente sentenció:
-Para serte franco, el día que tú seas pelotero yo voy a ser cura.
Frase final. Recogió sus cosas y se fue, sin decir palabra alguna, respetuoso.
Pasó un tiempo relativamente corto. Con la excepción del gallego-manager, los participantes en aquella conversación en forma de ultimátum, fueron hasta el entonces Gran Stadium de La Habana, hoy Latinoamericano, para ver un juego del Almendares. Allí estaba como regular, en aquel tremendo team, nada más y nada menos que el negrito rechazado en Perico por un equipo de mucha menor categoría. Al verlo, todos corearon su nombre. Se identificaron como “la gente de Perico”. El peloterazo los distinguió en las graderías, sobre el dugout de tercera y les contestó que después iba a saludarlos.
Al concluir el juego se acercó a los periqueases. Sus primeras palabras fueron:
-¿Cómo está la gente de Perico? Vengan acá ¿Aquel gallego que era manager, todavía está allá?
La respuesta fue afirmativa.
-¿Y ya se hizo cura?
Ahora fue negativa.
-Bueno, díganle que ya soy segunda base del Almendares, que este año voy para las Mayores y que él ni siquiera ha llegado a sacristán.
Evidentemente, la profecía del gallego-manager no se cumplió, no pudo adquirir el olfato beisbolero que está en la sangre del cubano. Le hubiera ido mejor profetizando toreros, porque aquel negrito era, nada más y nada menos, que el sensacional Tony Taylor, cuya combinación hizo época alrededor de la segunda base con Willie Miranda y es uno de los pocos cubanos que ha bateado más de 2 000 hits en las Grandes Ligas. Así de anecdótica, pintoresca, sublime y genuina, es la pelota cubana desde hace siglo y medio.
(Con documentación de Enciclopedias de las Grandes Ligas, Jorge Figueredo, Roberto González Echevarría, Baseball-Reference.com, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Mark Rucker y Peter Bjarkman, Fernando Rodríguez Álvarez, Guías del Béisbol Profesional Cubano y de Puerto Rico, Ramón (Mon) Goenaga, Andrés Pascual, Marino Martínez, Michael M. Oleksak, Ángel Torres, James D. Cockroft, Yasel Porto Gómez, Adonhay Villaverde Blanco, y otras fuentes).
Liga Profesional Cubana:
JJ | VB | H | AVE | CA | CI | 2B | 3B | HR | BR |
409 | 1460 | 402 | .275 | 199 | 158 | 46 | 33 | 26 | .275 |
-En la temporada 1958-1959 obtuvo la corona de bateo (.303).
-Séptimo de por vida en triples (33).
-Líder en triples en tres campañas: 1957-1958 (7), 1959-1960 (5) y 1960-1961 (6).
-Encabezó los hits en dos oportunidades: 1957-1958 (83) y 1958-1959 (88).
-En la última temporada, 1960-1961, fue el mejor estafador (22).
Grandes Ligas:
JJ | VB | H | AVE | CA | CI | 2B | 3B | HR | BR |
2195 | 7680 | 2007 | .261 | 1005 | 598 | 298 | 86 | 75 | 234 |
-Fue un importante jugador del Philadelphia Phillies por trece campañas y se retiró con el récord de haber participado en más juegos con ese conjunto.
-En seis ocasiones se robó el home.
-El 27 de septiembre de 1975 bateó su hit 2 000.
-En 1970 promedió por primera vez sobre .300 (.301) con récord personal en jonrones y empujadas (9 y 55), respectivamente.
-Fue seleccionado a los Juegos de Estrellas en 1960 y 1961.
-En 1963 logró votos para Jugador Más Valioso (16,4 %).
-En 1963 fue 6to. en anotadas (102).
-Noveno en hits en 1960 (165).
-Noveno en dobles en 1959 (30).
-Quinto en triples en 1970 (9).
-Primero en pelotazos recibidos, en 1964 (13).
-Segundo en sencillos en 1963 (145).
-Segundo en bases robadas en 1959 (23), 3ro. en 1958 (21) y 1960 (26).
-Primero a la defensa en outs facturados, en 1963 (491).
-Como camarero, dos veces fue segundo en outs.
-En 1959 lideró las asistencias (456), los errores (25).
-En la segunda almohadilla fue el de mejor fildeo en 1963 (.986) y 2do. en 1961 (.980).
-En factor rango fue 1ro. en 1959 (5,42).
-Entre los defensores de la segunda base fue primero en factor rango por cada 9 innings, en 1968 (3,18) y 2do. en promedio (.966).
-En 1976 resultó el Jugador Más Veterano en la Liga Nacional.
[1] Ángel Torres: La Leyenda del Béisbol Cubano. Library of Congress. Miami, 1996, p. 198-199.
[2] Roberto González Echevarría. La gloria de Cuba. Historia del béisbol en la Isla. Editorial Colibrí, Madrid, España, p. 559.