El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dedicó las primeras 24 horas en el cargo a firmar una serie de órdenes ejecutivas que revierten medidas de su antecesor, Donald Trump, entre ellas algunas relacionadas con la inmigración, cambio climático, economía, injusticia racial y la pandemia de la Covid-19.
Durante los primeros 10 días en la oficina oval —tras la toma de posesión el 20 de enero— el demócrata rubricará más de 17 ordenanzas que intentarán limpiar la imagen de mal gobierno que dejó el republicano en estos últimos cuatro años.
‘A trabajar de inmediato’, dijo Biden al estrenar su puesto a tono con los retos que tiene por delante en un país polarizado y sumergido en un mar de múltiples crisis.
Por eso insistió en su discurso de asunción en la necesidad de unir a Estados Unidos, superar las divisiones y buscar la paz. Es así como el nuevo mandatario decidió reingresar al Acuerdo de París sobre cambio climático y anular la salida de su país de la Organización Mundial de la Salud, dos pasos que, en su momento, le valieron innumerables críticas a Trump.
Además, emitió otras disposiciones como el uso obligatorio del nasobuco y el distanciamiento para mitigar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, suspender los fondos para la construcción del muro antiinmigrante en la frontera con México y el levantamiento de la prohibición de viajes desde naciones con población en su mayoría musulmana.
También impulsará la moratoria a contratos de explotación de hidrocarburos en la zona de refugio del ártico y da marcha atrás a la polémica autorización para cimentar y usar el oleoducto Keystone XL, causa de protestas de indígenas y ecologistas.
Habrá igualmente una moratoria federal a desalojos y al pago de hipotecas federales hasta que concluya el mes de marzo, así como y una interrupción de pagos de la deuda estudiantil hasta el próximo septiembre.
Mientras, dio luz verde a la orden para que toda agencia federal considere la equidad por cuestiones de raza en los distintos programas de gobierno y terminen aquellas prácticas discriminatorias en un acercamiento que permita enfrentar el racismo sistémico.
A juicio de expertos, con este punto de partida Biden solidifica su alianza y podría fortalecer el ‘antitrumpismo’ en el tejido social para poner fin a lo que el propio gobernante tildó como ‘era nefasta de demonización’.
Para James C. Early, del Instituto de Estudios Políticos, ‘con la derrota de los seguidores de Trump y su salida de la Casa Blanca la administración de Biden-(Kamala) Harris enfrenta varias crisis en el contexto de una profunda esperanza, expectativas, y las demandas de 81 millones de votantes que les apoyan’.
En declaraciones a Orbe vía Internet, Early señaló que los desafíos más urgentes para el actual presidente son las políticas internas y en ese sentido señaló el impacto de una pandemia que mató ya a más de 400 000 personas. Estados Unidos tiene ‘la tasa más grave y mortal entre las naciones más desarrolladas del mundo’, subrayó.
Lejos de promulgar una estrategia para contener el virus, Trump tuvo un comportamiento desastroso y ‘su vulgar política impactó más desproporcionalmente a las comunidades de color, afros, latinos, ancianos’, afirmó Early, miembro del Capítulo de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad en ese país.
Reiteró que el escenario nacional es difícil. No se puede olvidar que 74 millones de estadounidenses votaron contra la plataforma de políticas que representan Biden-Harris, ‘muchos de ellos están aún rabiosos —enfatizó— con la creencia de que la elección (del pasado 3 de noviembre) fue robada’.