El octavo mes del año evidenció su condición de ser el tercero de mayor peligro para Cuba durante la temporada ciclónica en el área geográfica del océano Atlántico tropical, incluidos el Golfo de México y el mar Caribe.
Un hecho revelador es que en agosto se formaron varias tormentas tropicales en esa zona, entre ellas, Fred, Grace, Henri, Kate, Julián, la depresión diez y el huracán Ida, que impactó la región occidental, con lo cual aumentó a 10 el número de sistemas de ese tipo, según informes de especialistas.
Los vientos y las lluvias de Ida afectaron principalmente la provincia de Pinar del Río y el municipio especial Isla de la Juventud, en plena proceso de recuperación o para dejarlos en mejores que las condiciones anteriores, con la salvaguarda del Sistema de medias de la Defensa Civil en coordinación con el Instituto de Meteorología.
Pero el enfrentamiento a tales fenómenos hidrotemeteorológicos adquiere mayor envergadura por coincidir con el azote de las variantes de la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y las intermitencias del sistema electroenergético nacional.
En ambos casos, son determinantes las consecuencias del bloqueo económico, financiero y comercial de los gobiernos de Estados Unidos, recrudecido hasta la saciedad por las dos últimas administraciones y que tanto daño generan a la familia cubana.
Para colmo, bajo una campaña mediática descomunal con vistas a destruir a la Revolución Cubana, cuyo pecado original es dar beneficio a su población.
En tales circunstancias, agosto intensifica su aparición en el transcurso de su segunda quincena que, en unión de la primera de septiembre, constituye el período de máxima actividad del semestre peligroso desde el punto de vista hidrometeorológico, del 1 de junio al 30 de noviembre.
Tanto es así que en septiembre de 2002 y agosto de 2004 ocurrieron ocho en total, lo que constituyó el récord mensual de más ciclones que reciben su nombre cuando rebasan la fase de tormenta tropical.
Sin embargo, en Cuba, es el tercer mes de mayor peligro de azote de un ciclón tropical, después septiembre y octubre, cuando suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con chubascos, lluvias, tormentas eléctricas y hasta tornados.
Una relación de los más significativos huracanes que ocurrieron en el país en agosto durante este siglo incluye en 2004 el Charley, en 2008 Gustav, Camille en 1969, Allen en 1980, Andrew en 1992 y Katrina en 2005.
Especialistas del Instituto de Meteorología coincidieron en calificar de activa la nueva campaña ciclónica, cuando en sus meses pueden formarse unos 16 ciclones tropicales en el Atlántico Norte, la mitad de los cuales pueden alcanzar la categoría de huracán.
De ellos, 10 pueden organizarse en el área oceánica del Atlántico, tres en el Caribe y similar cantidad en el Golfo de México.
Según el listado aprobado por el Comité de Huracanes de la Región IV de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), a la cual Cuba pertenece, sus nombres son Ana, Bill, Claudette, Danny, Elsa, Fred, Grace, Henri, Ida, Julián, Kate, Larry, Mindy, Nicholas, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Víctor y Wanda.