Quizás el apelativo le desagrade, pero tantos años de amistad resisten cualquier cosa, como amigo e incluso como su jefe, durante un año en 1988 que comandé el Departamento de Información – de forma temporal- y tuvo que soportarnos a Luis Acosta, director de Radio Guamá, y a mí, que siempre lo consideramos entre los más laboriosos, responsables y profesionales.
Es una gente buena, jamás dañaría a nadie – siempre que no trates de arrebatarle la merienda- y a esta altura de la vida, con suficiente experiencia, merece una mirada recta en línea recta como periodista, próximo a la celebración del 14 de marzo, día de Patria, la de José Martí, y fecha para consagración del sector.
Hace 46 años el muchacho sanjuanero aterrizó en Radio Guamá, con su aval como graduado de Periodismo de la Universidad de La Habana, en un momento en que los egresados de ese nivel eran pocos en la emisora y abría perspectivas de nuevas enseñanzas. Como tal sucedió e incluso el licenciado Alberto Hernández Cáceres progresivamente se convirtió en tutor y en maestro de su especialidad.
Con una labor destacada, nueve años como Vanguardia Nacional, hicieron merecedor a este reportero de la medalla Jesús Menéndez, que otorga el Consejo de Estado, y el año pasado el Premio Provincial en Radio Guamá.
Y quizás lo más sobresaliente es que siempre ha sido periodista de filas, que pocas veces ha disfrutado la excelencia del aire acondicionado permanente, excepto cuando confeccionaba el Noticiero. Por lo regular ha sido reportero de lluvia, sol y sereno; de cuello y corbata en efímeras ocasiones; le gusta ser elegante, pero las circunstancias de la provincia hacen que haya llevado más el traje rústico de movilizaciones, ciclones y jornadas milicianas… Pero no le toquen la timba que le toca.
Y ahora, aunque lo ven rejuvenecido, pelo retinto y barriga disimulada por la dieta, ya va más allá de la tercera edad y sin dejar de trabajar, probablemente el más puntual corresponsal de Radio Habana Cuba en Pinar del Río, una tarea delicada, – lo sé porque la desempeñé- y todo va para el exterior por las onda corta y media, pero lejos de nuestro oído.
Magnifico hijo y padre, revolucionario y colega. Amante de la economía y gustador de los números, tanto que cuando coincidíamos en coberturas en la ciudad o en municipios, defendía el principio de pagar el menú “a la americana” y para que no hubiera desvaríos, era capaz de hacer las cuentas en el mantel de la mesa… aunque le costó reprimendas de las empleadas.
Cuando decimos que “Albertongo escribe para afuera” no se equivoquen, no lo confundan: además de todas las virtudes es una gente leal, como los agradecidos, formado por el sistema.
Es ganador de concursos, muy conversador –cuando escribía la crónica alguien me decía ¡añádale más a la cuenta! Y es verdad, es muy técnico al redactar y velador por el respeto a la técnica periodística, y más que todo muy enamoradizo y cazador de amores imposibles, porque a veces aspira muy alto… aunque tiene sus conquistas.
No sé qué pensarán otros colegas, solo hablo a título personal, pero sé que en muchos organismos lo quieren, por ejemplo en la CTC y en sus sindicatos.
Que tenga buena salud para conquistar nuevos éxitos, y esos deseos de triunfo se los dedico al resto de su colectivo, porque no olvidemos, que subimos o bajamos, si quienes nos acompañan lo desean.
Para Día de la prensa cubana Radio Guamá tiene mucho que contar, son enemigos acérrimos de la pandemia.