Muchas personas no entran a las galerías y no van a los museos porque no tienen conocimientos de Historia del arte; pero para apreciar el arte lo más importante es que les guste y tener sensibilidad: un ojo entrenado. Ese interés se adquiere al hacer un hábito de visitar esos lugares.
Con la aparición del homo sapiens, en la época paleolítica, el arte tuvo una función ritual en principio, mágica o religiosa. Con el paso del tiempo y la evolución del hombre esa función cambió, adquiriendo un componente estético y una función social, pedagógica, mercantil o simplemente ornamental, pero cuya finalidad principalmente es estética.
En el lenguaje común, la estética refiere en general a lo bello, por eso, como definición, se hablaba en las épocas tempranas de “las bellas artes”. Pero como a través de la historia del arte esta se ha interesado no tan solo en la belleza, sino en otros múltiples valores, por lo que hoy día lo bello es lo que menos interesa en el arte.
El centro del arte actual está en las ideas, en los conceptos, así, se habla de arte conceptual, en el que el creador se vale de cualquier objeto para hacer arte, hasta el punto de volver a la pintura ritualista como en la época del homo sapiens. Lo importante es ser original y no parecerse a nadie.
Al acudir a las galerías tenga en cuenta que existe un catálogo donde se le explica de qué trata la exposición. Los títulos también dan información. Lo importante es estar abierto a las experiencias nuevas, que aportan. Cuando se sienta aburrido en casa, tome a sus hijos de la mano y parta para la galería o el museo, así les abrirá un mundo nuevo. Haga lo mismo con los conciertos de música culta, enséñeles a entrenar el oído. Nadie nace sabiendo. La vida toda es un aprendizaje.
Entre las funciones del arte, de las cuales hablábamos, una de las más importantes es la cognoscitiva, es decir, el aprendizaje. Y en la actualidad es la que más importa, en lugar de la ornamental. El artista quiere que usted aprenda cosas nuevas a través de un lenguaje de símbolos, para desarrollarle su imaginación, que usted les aporte ideas a las obras utilizando su poder de fantasear. El espectador es el dueño de la obra al interactuar con ella.
Enseñar, conmover y complacer son tres aspectos inherentes en una obra de arte, ya sea musical, plástica o danzaría. En el Renacimiento se gestó un cambio de mentalidad, separando los oficios de las ciencias de las artes. En esto fue determinante la progresiva mejora de la situación social del artista, debido al interés que los nobles y ricos italianos empezaron a mostrar por la belleza.
Los productos del artista adquirieron un nuevo status de objetos destinados al consumo estético y por ello el arte se convirtió en un medio de promoción social, incrementándose el mecenazgo artístico y fomentándose el coleccionismo.