El arte siempre ha tenido la habilidad de sanar el alma, no importa cuán rota esté. Ese poder reparador escapa a cualquier tipo de razonamiento lógico. Cómo explicar la manera en que la música nos relaja aunque estemos atravesando por un huracán de problemas, o la facilidad de los libros para transportarnos a otras épocas y lugares y vernos reflejados en uno u otro personaje como si se tratara de antiguas reencarnaciones; qué justificación podría tener introducirnos mentalmente en una pintura y perdernos, para liberarnos, en ese mundo de pinceladas y colores.
Es un misterio, aunque muchos hayan tratado de encontrarle el porqué, la esencia. Lo cierto es que desde el propio inicio de la humanidad, además de la fé y la ciencia, también hemos recurrido al arte para reparar el espíritu, nutrirnos de fuerza y encontrar el lado positivo, la luz en medio de la oscuridad.
Quizás sea por eso que hoy a lo largo de todo el mundo, miles de artistas desde sus casas, se reinventan, rompen las barreras espirituales y digitales, porque las físicas no podemos ni debemos; para llegar hasta cada hogar, niño, anciano, joven. Para llevar un poquito de esperanza en medio de tanto dolor, y es que la Covid19 tendrá el poder para obligarnos a permanecer recluidos, pero no para cortar las alas de nuestra imaginación, no para arrebatarnos la sensibilidad, la empatía y la resiliencia.
Internet ha sido la vía. Las redes sociales están llenas de iniciativas: clases de dibujo, puestas en escena, conciertos. Todos los artistas se movilizan y esfuerzan para darle color a la cuarentena de las personas, para hacerlos olvidar al menos por unos instantes, la situación que vive hoy el mundo, para desterrar preocupaciones y sembrar sonrisas.
Ese es el móvil que condujo a Yancarlos Perugorría, artista de la plástica e ilustrador de cuentos infantiles de Pinar del Río, a ser parte de esa gran tendencia. Desde el pasado 22 de marzo inició en su perfil de Facebook un sorteo de libros, como vía para incentivar a las personas a quedarse en casa y motivar a los demás ese amor por las letras, que en él es innato.
“Desde niño siempre fui un lector crónico y esta me pareció una buena oportunidad para crear conciencia de la necesidad de mantenerse en casa y aprovechar este tiempo para leer e instruirnos”.
Para quienes lo siguen en la red social, ya se ha vuelto habitual que una vez por semana, Yancarlos ponga en manos de aquellos a los que el azar escoja, varios ejemplares de libros infantiles, tanto de autores extranjeros como cubanos, ilustrados por él.
Es su manera de aliviar lo pesada que se vuelve el alma cuando atraviesa por un período de crisis, de motivar a los demás a quedarse en casa, de no quedarse de brazos cruzados y ayudar a que alguien más se sienta bien, de regalar amor.
“Son libros que tengo en mi casa por derecho de autor, y así la ganancia es doble, porque la gente se mantiene en su hogar, se cuida, protege a los suyos, y a la vez lee, uno, dos tres o tantos ejemplares como les sea posible”.
Previo al sorteo, comenta la obra que estará en concurso, su tema, las enseñanzas que trasmite, el autor, siempre acompañado por una invitación a no salir innecesariamente, a permanecer tranquilos y velar por nuestro bienestar y el de nuestras familias.
“Para participar es muy simple, solo deben dejar un “like” o un comentario y luego yo, en dependencia de la cantidad de “me gusta” que tenga el post hago un sorteo. Entre mi niña y yo sacamos al azar los números que resultan ganadores y todo este proceso lo trasmitimos en vivo por Facebook para que las personas lo puedan ver”.
Yancarlos comenzó mientras se encontraba en la ciudad de Pinar del Río, pero ahora ha cambiado de escenario y además de libros, regala en sus videos la quietud de los campos pinareños. Hasta San Luis fue con su familia y es que en momentos así, muchos prefieren alejarse del bullicio de las ciudades y acercarse más a la naturaleza.
Ahora le cuesta más el poder conectarse, pues se encuentra alejado del pueblo y la zona wifi más cercana está a seis o siete kilómetros, pero no por ello dejará de regalar esperanza encuadernada en forma de historias.
“Yo voy a seguir, hice un compromiso y no tengo intención de romperlo. Aquí las condiciones son diferentes, muchas veces tengo que ir caminando porque no hay transporte, pero no importa, vale la pena cualquier sacrificio si podemos influir, aunque sea un poco en la manera de pensar de las personas».
“Hasta ahora, la idea parece haber gustado a muchas personas, eso me motiva aún más, y como puse en uno de mis últimos escritos, solo espero que cuando todo esto pase leer un texto nos haya servido de algo”.
Este joven artista pinareño cree con todo su ser en el poder de los libros, en su capacidad de sanar, educar, entretener, de enseñar a pensar. Para él son una de las formas de la felicidad, de vivir no solo nuestra vida, sino mil más; por ello considera vital promover desde edades tempranas el amor por la lectura.
“Lo importante es encontrar siempre una forma atractiva e inteligente de seducir a los lectores, en este caso, pensar unas breves palabras, lo menos que se pueda escribir en una red social, porque la idea es tratar de aprovechar cualquier oportunidad”.
Interesado en motivar a los niños hace partícipe a su hija, la pequeñita en cuyas manos recae la inconsciente responsabilidad de seleccionar a los ganadores.
“Mi niña es mi musa, mi razón para hacer los trabajos y ella siempre está presente en todos mis proyectos y este no es la excepción. La primera vez que fui a hacer la premiación estaba cerca y me dijo: -papá yo quiero ayudarte, y a partir de ahí ha estado siempre y creo que funciona muy bien, porque así también incentivamos a la familia, a que les lean a los más pequeños o que los niños nos cuenten a nosotros las historias, a su manera”.
Por estos días ejemplares de Alberto Peraza, Nersys Felipe y Nelson Simón, así como de autores extranjeros llegan a manos de personas quizás no tan cercanas a Yancarlos, pero que ahora estarán conectadas a él, porque nunca se olvida ni se deja de agradecer a quien nos presenta un buen libro.
“El circo de Don Ramón”, “Los cuentos tienen familia”, “Vuelos lilas” son son algunos de los títulos que ha obsequiado: “y así seguiré, hasta que me quede sin textos o hasta que pase la pandemia”.
Y es que para orgullo de Vueltabajo, Yancarlos es uno de los que viene a ofrecer su corazón, porque para él todo no está perdido. Sabe que no será tan fácil, que no será tan simple, pero prefiere abrir el pecho y sacar el alma, y hablar y luchar por la esperanza y la vida.