Reza un refrán que la soledad es mala consejera. Y por estos días se ajusta de maravillas al vallista corto Roger Valentín Iribarne (2 de enero de 1996), a quien le queda una sola oportunidad en el Estadio Panamericano para poder realizar la marca mínima exigida de 13.32 segundos para inscribirse a Tokio en dicha especialidad.
Y digo una sola porque oficialmente este fin de semana tendrá lugar la quinta y última prueba de confrontación proyectada por los gurúes del campo y pista antillanos, escenario en el cual, devorando obstáculos en solitario, Iribarne ha corrido en 13.49 y 13.52 segundos como mejores registros.
Si tiramos sus posibilidades contra el ranking de su especialidad, estas se difuminan aún más, pues con 1 160 puntos se coloca en distante escaño 84, y se estima a la capital nipona asistan poco más de 40 vallistas. Por cierto, el puesto de honor corresponde al estadounidense Grant Holloway (1 437), y el español Orlando Ortega (1 435).
Por estos días varios exponentes del deporte Rey zarparon a Europa en busca de mejores aires de confrontación, otros permanecen acá al Este de La Habana, como Iribarne. Solo que largar solo, sin presión, ni posibilidades de corregir acciones en milésimas de segundo sabiéndose exigido, será sumamente complicado lograr los 13.32 requeridos.
Sobre ese tema y otras cuestiones dialogamos con su entrenador, el otrora estelar corredor Anier García, as bajo los cinco aros en Sydney 2000 con 13.00 flatt; y bronce en Atenas 2004 avalado por 13.20:
¿Cómo se ha comportado Roger en esta segunda estructura de trabajo?
“Se ha comportado bastante fluida. Erradicamos muchas dificultades que veníamos arrastrando desde hacía más de un año y medio, cuando incursionó en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
La esencia ha sido perfeccionar la técnica de cruce de las vallas con Roger. Nos encontramos en una etapa en la que él se encuentra muy mentalizado, tanto física como psicológicamente. Queremos realizar la marca olímpica con las posibilidades que se nos den”.
Respecto a ese componente técnico: ¿Dónde se concentran las potencialidades de Roger y qué pudiera estarle faltando?
“Su mayor virtud es la potencia. Tiene mucha potencia como base de su movimiento sobre el ritmo de las vallas. Además, posee muy buena talla (1.95) y hemos dirigido los esfuerzos en la agresividad en la valla. Hemos hecho hincapié en cómo desarrollar esa potencia que posee justo encima del obstáculo.
El ritmo lo domina bastante bien. Sucede que al entrarle al obstáculo se le queda la postura un poco detrás y eso significa que se frena un poco para buscar comodidad en el ataque a la siguiente.
Hemos erradicado esas cuestiones. Roger corre con tres pasos entre vallas y el paso crítico, justo antes de entrar al obstáculo, al ser muy alto, a veces se le pega mucho a la misma.
Justo ahí hemos profundizado bastante, rectificado ese movimiento y actualmente está corriendo más fluido”.
Confrontar solo, sin exigencias de contrarios y en un escenario no ideal… ¿Qué pudiera ayudarlo a realizar la marca?
“En las dos primeras confrontaciones hizo 13.53 y 13.49 corriendo solo. Eso demuestra que está en una forma bien próxima o dentro del nivel mundial, con condiciones objetivas reales de poder lograr el 13.32.
De hecho, su marca personal es de 13.39, (materializada el 26 de mayo de 2017). Así en solitario se torna sumamente complejo, por lo que significa nuestro evento. Es una carrera de velocidad y ritmo, dentro de ella se hacen mínimos ajustes que luego se traducen en milésimas que usted le gana al cronómetro.
Con personas de su mismo nivel o un nivel superior usted puede ratificar y 10-15 centésimas le estarían haciendo coquetear con el tiempo.
En ese sentido hemos manejado con la comisión la posibilidad de que al menos tuviera una o dos carreras oficiales. Hemos entrenado todo el año acá en Cuba. Siempre enfocados, inculcándole ese ímpetu de campeón para revertir cualquier adversidad y salir a buscar el resultado en las condiciones que tenemos.
Por eso acá estamos, intentando mantener el prestigio y la tradición de una prueba que por años ha colocado a Cuba en lo alto del escenario olímpico, con cinco preseas entre Alejandro Casañas, un servidor, y Dayron Robles.
Estoy convencido de que puede. Sus parámetros están acordes a lo planificado, y la psiquis la ha mantenido fuerte. Quiere salir a demostrar, y amén de que se le ha complicado mucho en solitario, seguimos “fajaos” intentándolo. Somos guerreros”.
De poder incluirse en la comitiva a Tierras del Sol Naciente, ¿cómo lo proyectarías en dicho escenario?
“Si se lograran las marcas o se le concediera alguna posibilidad, estoy convencido de que, en ese escenario, sin tener propósitos reales, puede dar el salto de calidad definitivo. Estaría hablando de aproximarse a 13.20-13.25. Necesita mucho tener competencias, de no poseerlas todo sería más difícil, pero sin descartar del todo capacidad de ajuste.
Es un atleta en ascenso, pero muy carente de esa maestría deportiva. Difiere mucho su estado actual de mi caso en Atenas 2004, por ejemplo. Ha sido un año atípico para todos, independientemente de que los países subdesarrollados presentan muchas menos opciones que las llamadas potencias.
Nosotros seguimos trabajando durísimo y seguimos a la espera de la más mínima posibilidad”.
Para tener una idea, en río de Janeiro 2016, el canadiense Jhonathan Cabral fue el último en incluirse en la final de los 110 c/v y su registro semifinalista fue de 13.41.
En toda su carrera, Iribarne ha conseguido emular o rebajar ese crono en dos oportunidades, con los 13.40 de Polonia el 16 de junio de 2019, como lo más reciente.