En las líneas productivas de la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (EPICOL) hoy aumenta la elaboración de conformados, sobre todo medallones y croquetas, de cara a una mayor entrega de alimentos al pueblo de Pinar del Río, en tiempos en que la COVID- 19 obliga a tomar medidas extremas.
Los estimados para abril eran de 13 y 9, 5 toneladas de croquetas y medallones, respectivamente, y en la actualidad prevén la entrega de 40 en cada caso, a partir de la capacidad instalada y la entrada de materias primas procedentes de las capturas de su flota.
Asimismo, debido a la compra de tenca a entidades de Vueltabajo, cuyas producciones se destinaban al mercado interno en divisas, y la garantía de abastecimiento estable de harina de trigo, según explicó Midalys Naranjo Blanco, directora de la entidad.
Unas cuatro toneladas de croquetas y medallones se ubican cada jornada en los puntos de expendio de Comercio, con el respaldo de que se auguran buenos rendimientos este mes para las especies de escamas y los túnidos, como ocurre históricamente.
Rigoberto Otaño Acosta, jefe de producción de la Unidad Empresarial de Base de Industrias, aseveró que una mejor situación con el suministro de combustible ha permitido la incorporación de barcos a la pesca.
Con presencia fundamentalmente en los mercados Ideal, de este territorio, los productos llevan el sello de un colectivo que asume responsablemente su protección sanitaria ante la pandemia, y las medidas que tributen a la calidad e inocuidad de los alimentos.
Los centros de aislamiento habilitados en la occidental provincia cubana frente a la COVID- 19 también reciben estos productos mediante Comercio, encargado de su distribución.
Mariolis Díaz, una de las trabajadoras, expresó el compromiso de todos con el cumplimiento de las metas pactadas para el periodo; y están dispuestos a incrementar el ritmo de trabajo siempre que sea necesario.
Ahora elaboramos las masas de croqueta y medallón, y hacemos las croquetas de pollo y pescado para que el pueblo los tenga en sus hogares, indicó, en tanto laboran cerca de 12 horas gracias al apoyo de sus familias.
Pero aún se presentan dificultades referidas a la vinculación de practicantes de la pesca deportiva con la empresa, lo cual repercute en su aporte a la producción de alimentos, apuntó Naranjo Blanco.
Unos 500 pescadores se encuentran contratados con EPICOL, cuyas contribuciones el año pasado fueron de 94 toneladas.
Y ante el imperativo de exportar, la empresa aprovecha la veda de la langosta para reparar algunas artes de pesca y retomar la actividad el primero de julio con mejores resultados, teniendo en cuenta que captura el 45 por ciento del crustáceo vendido por Cuba en el mercado foráneo.