Hablar sobre autorresponsabilidad podría parecer trillado al referirse a la COVID-19, pero ante el alza de la positividad en Cuba, suman en Artemisa más de seis mil 353 personas contagiadas en los últimos 15 días, el autocuidado deja de ser una sugerencia para convertirse en factor decisivo entre vida y muerte.
Durante 17 meses las autoridades gubernamentales cubanas, principalmente el Ministerio de Salud Pública (Minsap), han implementado un grupo de acciones para detener la expansión de la enfermedad, pasos necesarios que marcan la diferencia, sin embargo, no son pocos los que deciden ignorar estas medidas y continúan retando al virus sin las armas a su alcance.
Todavía persisten las personas que no respetan el distanciamiento social, el uso correcto del nasobuco o la desinfección de manos. Cabe preguntarse si deben aumentar las cifras de enfermos y fallecidos para que despierte en esa parte de la población el instinto de autoprotección y autorresponsabilidad.
Tiempos de quedarse en casa
El aislamiento social ha sido la herramienta más útil a nivel mundial para disminuir las tasas de incidencia de la Covid-19, pero es esta la medida menos acatada por los artemiseños y que en sus múltiples formas imposibilita el mejor control de la enfermedad, amén de que recientemente ha mejorado su nivel de cumplimiento, recalcan los miembros del Grupo Temporal de Trabajo (GTT) de la provincia en sus encuentros semanales.
Ada Hernández Castañeda, licenciada en enfermería de Güira de Melena, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que no son pocas las personas que violan las cuarentenas establecidas en los municipios, el ingreso intradomiciliario e insisten en visitas innecesarias en contraposición con los protocolos vigentes, poniendo en riesgo sus vidas y las de las personas con las que interactúan dentro y fuera del hogar.
Cierto es que mantener a la familia en casa requiere de un acompañamiento institucional para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, una cuestión complicada teniendo en cuenta los reducidos recursos disponibles tras un año y medio de pandemia y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra el país, pero no es menos cierto que siempre hay un por ciento alto que abandona las viviendas sin necesidad, resaltó.
Se hace entonces necesario, ahora más que nunca ante el complejo escenario epidemiológico, aislarse y disminuir la movilidad como mecanismo fundamental para salvar vidas independientemente de las consecuencias psicológicas asociadas, las cuales pueden ser corregidas posteriormente si se continúa vivo y sano, añadió.
Paralelamente, insistió, pese a parecer gastada la aclaración ante tanta repetición, también es vital continuar cubriendo con mascarillas la nariz y la boca, mantener el distanciamiento físico, lavarse las manos, evitar aglomeraciones y cuidar con principal atención de los niños, adolescentes, embarazadas y ancianos, herramientas vigentes desde el inicio de la pandemia para enfrentar al virus.
Vacunas y cuidado
Yanelis Amador Borrego, directora provincial de Salud Pública en Artemisa, subrayó que hasta el momento avanza con normalidad la intervención sanitaria con la vacuna Abdala entre la población de los municipios de Artemisa, Mariel, Bauta y San Antonio de los Baños, pero es vital que las personas de estas localidades y todo aquel que reciba dosis de compuestos anticovid-19 mantengan un estricto cumplimiento de las medidas sanitarias.
El esfuerzo de los científicos cubanos, comentó, no debe ser opacado por conductas imprudentes, pues no son pocos los que esperan ese pinchazo para deshacerse de nasobucos o hacer fiestas, sin comprender que el éxito del proceso reside, precisamente, no en restar cuidados sino en mantener las medidas sanitarias tras ser inmunizados.
Señaló que lograr la deseada inmunidad entre la población contra la Covid-19, además de vacunas, insumos y personal, también requiere de un riguroso cumplimiento de los protocolos implementados por más de un año en el territorio nacional, pues la máxima protección no se logra hasta alcanzar una amplia cobertura de vacunación en la comunidad y la finalización del esquema de inyecciones, elementos que de no consumarse atentan contra el objetivo deseado.
Y aunque el pueblo y las autoridades gubernamentales reconocen que esta batalla contra la COVID-19 requiere un grupo de atenciones materiales, todos coinciden en que una adecuada conducta, acorde con la compleja situación epidemiológica actual, también marcará la diferencia entre la vida y la muerte.