A pesar de las limitaciones impuestas por la COVID-19, el primero de septiembre reanudó el curso en gran parte de Cuba. Muchas preocupaciones circulan alrededor, justificada por la voracidad de una pandemia que no respeta edades y pone límites a valores sustantivos sobre los que se asienta la educación cubana en todos sus niveles: interacción entre pares, cooperación, trabajo en equipo, actividad física y recreativa, por citar algunos.
Frente a esta realidad, extremas precauciones han tratado de sobreponerse a la inercia de casi un semestre y, sin correr riesgo, las aulas volvieron a abrir en aquellos lugares donde la situación epidemiológica lo permitió. Para el caso pinareño, 539 centros se disponen a concluir el curso 2019-2020 en ocho semanas, de manera que se inicie en noviembre el periodo 20-21.
No se incorporan aún las 58 escuelas de La Palma, por las razones conocidas, ni los estudiantes del municipio que son matrículas de los centros internos provinciales, a los cuales se les garantizará atención diferenciada, una vez que el territorio retorne a la normalidad.
Es por causa de la COVID-19 que de los 72 588 escolarizados de la provincia la asistencia en el reinicio sea cerca del 96 por ciento, dato que da cuentas del apoyo de la familia pinareña y su confianza en el sistema de educación.
EL PAPEL DE LA FAMILIA A PESAR DE LAS TENSIONES
Incomodidad por el uso sostenido del nasobuco, adolescentes y jóvenes en la calle con la dificultad del transporte, desventajas para el aprendizaje de niños con implante coclear que precisan del movimiento de los labios de sus maestros, aumento de peso de algunos que sobrepasa la talla de los uniformes, son algunas preocupaciones que han planteado los padres en las escuelas de orientación que se realizaron a finales de agosto en la totalidad de los centros educativos, asuntos a los que responde cada institución en función de sus realidades concretas.
“Algunos padres se han negado, por temor, a mandar a los niños a la escuela en esta etapa, pero hasta ellos hemos llegado y eso hace que hoy la gran mayoría nos esté apoyando”, comentó a Guerrillero Yadira Álvarez García, subdirectora provincial.
Culturalmente, la familia cubana siempre ha colaborado en los procesos escolares, sin embargo, los impactos del aprendizaje, traducidos en resultados académicos, generalmente son atribuidos a los maestros y a la calidad del sistema de educación.
No obstante, y buscando luz en las sombras, a consideración de la especialista, “en esta coyuntura de la SARS-CoV-2, a través de las clases televisadas, se incrementó la responsabilidad de la familia con la educación y el aprendizaje. Los padres tuvieron que convertirse en maestros de sus hijos, y ese antecedente ha favorecido la colaboración que desde cada casa recibimos actualmente”.
LOS AJUSTES DEL SISTEMA DE EDUCACIÓN
La batalla por el cumplimiento de las medidas sanitarias es una prioridad, para ello es de estricto cumplimiento el uso de mascarillas y mantener el distanciamiento físico de, al menos, 80 centímetros. “Esta etapa exige mucha flexibilidad y confianza en el compromiso que tiene nuestro personal con la salud de sus trabajadores y alumnos. Es un curso diferente, pero no dejamos de estar preocupados y ocupados”, explicó la funcionaria.
Se han ajustado los horarios para enseñanzas secundaria y preuniversitaria, a fin de evitar concentraciones, pero en el caso de círculos infantiles, escuelas primarias y especiales, están disponibles las condiciones para trabajar toda la jornada. Para los 33 centros internos en funcionamiento, restando los cuatro palmeros, se preserva la distancia en los dormitorios y, de la misma forma, cada institución ha reordenado la distribución de sus espacios físicos.
De no presentarse ninguna eventualidad con el rebrote de la pandemia, se prevé que las evaluaciones finales se realicen en el mes de octubre, y el pase de nivel tendrá la calidad requerida en función de los objetivos rectores de cada grado, para lo cual la preparación de los educandos está contemplada dentro de las adecuaciones realizadas, bajo las orientaciones del Mined, en todos los ciclos de enseñanza. A finales de ese mes se efectuarán las entregas pedagógicas, la venta de uniformes y la distribución de la base material de estudio, condiciones que precisa el inicio de un nuevo curso que tendrá el mismo entusiasmo, el mismo rigor.