Para ningún paisano, al menos entre los medianamente informados, debe de resultar primicia el juicio expuesto en el encabezado de esta nota. Soy de los que cree en que, sobre todo en los decenios recientes, ha ido asentándose lo que a mi modo de ver ya casi deviene tradición: que los aspirantes de La Palma a iniciar estudios en el nivel superior sean objeto de profusas lisonjas. Nada más justo que en días de exámenes de ingreso —pruebe a usted a oír lo que se rumora en las esquinas— sean precisamente ellos foco del improvisado coro, en inédito y aplaudible reto al clásico Barça-Madrid.
El curso 2020-2021 no ha sido por cierto la excepción. Aun en espera de dictámenes concluyentes, en el intercambio con directivos locales de Educación nos quedó claro que los resultados fueron tales, que haría inviable la posibilidad de que el municipio no se halle entre los más destacados de la provincia, si no el mejor. Más allá de que la totalidad de los convocados haya vencido la prueba (114), lo que en sí sienta un precedente es el 90 por ciento en el indicador de calidad, lo que se traduce en que estos hayan alcanzado como mínimo una nota de 80 puntos.
Siguiéndole la pista a este revelador parámetro de eficacia (en cifras redondas que nos comparte el licenciado Alejandro Benítez García, comunicador), destaca el 99 por ciento que lograran los alumnos en la asignatura Español. En orden descendente aparecen Matemática (86) e Historia (85). Yendo al análisis particularizado entre escuelas, sobresalen el centro mixto Otto Barroso, de Las Cadenas (100 por ciento), y el Nguyen Van Troi, de San Andrés (99). En segundo plano aparecen el IPU José de la Luz y Caballero, de La Palma (88), y el Julio Antonio Mella, de Sanguily (73).
Al indagar sobre las interioridades del trabajo en el territorio, que año tras año ofrece inconmensurables rendimientos, el director municipal de Educación, Yosvany Rodríguez de la Torre, refrenda el criterio del comunicador sobre la fortuna que significa el disponer en cada uno de los preuniversitarios de un claustro que califican como de lujo. Y así lo creemos nosotros, testigos de cargo gracias a las frecuentes incursiones en algunos de los referidos centros educacionales. Enhorabuena para los educadores de La Palma: es lo mínimo que en aras de un futuro inteligente podemos hacer.