Al anunciar que estudiará la prohibición al envío de remesas a Cuba, Joe Biden sigue su dilatada revisión de la política hacia la isla, a seis meses hoy de llegar a la presidencia de Estados Unidos.
Según el mandatario, ordenó el lunes al Departamento de Estado la creación de un grupo de trabajo para revisar la política de remesas, un cambio de postura en comparación con sus declaraciones del pasado 16 de julio, aunque nada concreto respecto a la esperada eliminación de esa y otras medidas heredadas de su antecesor, Donald Trump.
Biden negó inicialmente de forma rotunda que restablecería el envío de dinero y ahora dice que abordará este asunto, una de las demandas que exigen muchos cubanoamericanos que critican la inacción del demócrata y piden la eliminación del bloqueo de Estados Unidos a la mayor de las Antillas.
Habría que ver las condiciones que pretenden para llevar a hechos todo esto porque un funcionario de la mansión ejecutiva comentó a medios locales que se identificará ‘la forma más efectiva de hacer llegar las remesas directamente al pueblo cubano’.
La semana pasada el gobernante demócrata ofreció solo buscar vías para proveer a los cubanos de Internet sin medir cuánto de injerencia había en sus palabras, reaccionaron observadores.
Al hablar tras los disturbios del 11 de julio en Cuba, el ocupante de la Oficina Oval omitió el impacto de más de seis décadas de bloqueo, señalado como la principal causa de las dificultades económicas por las que atraviesa su pueblo.
Además de las remesas, Biden propuso que otro grupo revise el posible aumento del personal en su embajada de la capital cubana, cuya drástica reducción Trump anunció en 2017.
Una delegación bicameral del Congreso estadounidense que visitó La Habana por ese entonces aseguró que la salida del personal diplomático fue un error que afectaba a personas en uno y otro lado del estrecho de Florida.
A su vez, advirtieron que se ponían en riesgo las áreas de colaboración establecidas entre ambas partes desde el 17 de diciembre del 2014, algo que luego Trump llevó a mínimos en su mandato.
Un informe secreto del Departamento de Estado desclasificado en febrero sugirió que la decisión de desmantelar la embajada en reacción a unos supuestos ‘ataques sónicos’, fue una ‘respuesta’ política plagada de mala gestión, falta de coordinación e incumplimiento de procedimientos.
Tanto remesas como la reapertura de los servicios consulares en La Habana se suman a la exhortación de restablecer el plan de reunificación familiar, el regreso de los vuelos a todas las provincias cubanas y la libertad de viaje para los ciudadanos estadounidenses.
Tales reclamos los visibiliza el proyecto Puentes de Amor por estos días, cuyos integrantes realizan una caminata de dos mil kilometros de Miami, Florida, a esta capital, para exigir a Biden que cumpla su palabra de campaña y elimine las sanciones que pesan sobre la familia cubana.
Carlos Lazo, activista y coordinador de la iniciativa criticó la inacción de Biden en estos meses en el cargo y consideró que su recientes declaraciones se presentan como más de lo que ya saben: la Casa Blanca estudia las políticas hacia Cuba.
El asesor principal de Biden, Cedric Richmond, y Juan González, un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, se reunieron la víspera con ‘líderes cubanoamericanos para escuchar sus recomendaciones’, según la mansión ejecutiva.
En una entrevista en 2020 con Prensa Latina, el abogado José Pertierra expresó que Trump puso en manos de los legisladores cubanoamericanos más conservadores de Miami el hilo de la política hacia la isla.
Al parecer, es la misma señal que emite Biden.