Cinco décadas han pasado desde aquella noche, cuando el terrorismo se ensañó contra el pequeño poblado costero de Boca de Samá, en el litoral nororiental de Cuba.
El 12 de octubre de 1971 los habitantes del caserío conocieron de cerca el odio, ese mismo que arrebató la vida de Lidio Rivaflecha, oficial del Ministerio de Interior de 32 años de edad, y al miliciano Ramón Siam, de 24, quienes se movilizaron en defensa de la localidad ante el ataque enemigo.
El primero dejó una esposa y cuatro hijos; el más joven tenía una pequeña de apenas seis meses de nacida.
Cuatro heridos graves provocó el grupo que llegó en una lancha rápida a esa localidad cubana desde un buque madre procedente del Norte.
En 2009, Gustavo Villoldo, uno de los hombres de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y quien participara en el asesinato del Che, confirmó a la prensa que esa institución ordenó directamente el ataque a Boca de Samá.
Un atentado que cambió radicalmente la vida a todos los vecinos del lugar, en específico a Nancy Pavón, quien con apenas 15 años de edad supo del dolor que inflige la metralla, por la cual hubo que amputarle uno de sus pies por las profundidades de las heridas recibidas.
‘Yo no sentía nada, sólo veía correr la sangre de mi pie derecho que pendía de un pedacito de piel y el izquierdo estaba destrozado por la parte de abajo’, relató a la prensa.
’10 días estuve sin conocimiento entre la vida y la muerte en un hospital de Santiago de Cuba. Luego el 28 de octubre me trasladaron para el Frank País, en La Habana. Fueron casi dos años ingresada, tiempo durante el cual soporté seis operaciones, curas inaguantables y una nostalgia que me roía el alma’, recordó.
Al conocer su triste historia, el Héroe de la República de Cuba, Ramón Labañino, le escribió y dedicó el poema Cuánto lo siento, desde su celda en Beaumont, Texas, Estados Unidos.
‘Hoy tu dolor es mío/es coraza, razón, lanza y combate que fortalecen ideas de que nunca estuvimos errantes’, expresan algunos de los versos.
La acción mercenaria a Boca de Samá, lugar muy cercano al balneario de Guardalavaca, formó parte de la oleada de acciones terroristas orquestadas por la organización Alpha 66 contra la mayor de las Antillas, a finales de la década de los ´60 e inicio de los ´70 del pasado siglo.
La utilización del terrorismo como instrumento del Gobierno de los Estados Unidos para socavar a la Revolución cubana ha provocado la muerte de más de tres mil 475 personas y discapacidad a dos mil 99; cifras detrás de las que hay familias y dolores que nunca sanan.