Unos 700 metros de largo tendrá el primer canopy o tirolesa del Jardín Botánico Nacional (JBN), que constituye uno de sus mayores atractivos en Cuba, tras la reciente apertura de sus servicios por la entrada de La Habana la etapa de recuperación pos- COVID-19.
El Máster en ciencia Alejandro Palmarola Bejerano, Director de Desarrollo y Relaciones Institucionales de la institución, informó a la
Agencia Cubana Noticias que se encuentra en fase de puesta en marcha con su puente colgante de 20 a 15 metros de altura.
La entrada en funcionamiento de los equipos y el comienzo de su uso comercial será cuando estén todos los requerimiento de certificación de seguridad operativa, en las cuales se trabaja en la actualidad, dijo el también Presidente de la Sociedad Cubana de Botánica y de la Asociación Latinoamericana de Botánica.
Al frente de la obra y de los guías del canopy se encuentra Lázaro Fiallo, Licenciado en Geografía y considerado el principal constructor de esta polea suspendida por cables montados en un declive o inclinación, bajo contrato actualmente en el JBN, señaló Palmarola Bejerano.
Por provincias, en Sancti Spíritus hay tres, en Pinar del Río uno, en Artemisa uno, y en fase de montaje en el Jardín Botánico nacional y en el Parque Ecológico Monte Barreto, en el municipio capitalino de Playa, y en todos los casos los materiales los pone la entidad interesada, de acuerdo con especialistas en la materia.
Una tirolesa, tirolina, dosel, canopy o canopi son diseñados para que se impulsen por gravedad y puedan deslizarse desde la parte superior hasta el fondo mediante un cable, usualmente de acero inoxidable.
Poseen varias formas y a menudo son utilizados como deporte extremo, aunque los hay en zonas de juegos infantiles, donde son cortos y pequeños, normalmente con arena sobre el suelo para amortiguar el golpe en caso de una caída.
El Jardín Botánico Nacional está situado a unos 25 kilómetros en el sur del centro de la capital habanera y es una institución científica, educativa y recreativa perteneciente a la Universidad de La Habana.
Sus casi de 600 hectáreas de extensión son un espacio ideal para el disfrute de las familias cubanas en un ambiente natural sano.