Lleno de leyendas, dueño de toda la historia del béisbol pinareño, aparece el estadio capitán San Luis, una de las instalaciones emblemáticas de nuestras series nacionales que hoy cumple 55 años de creado.
Innumerables hazañas se han vivido en esta instalación que, con el paso del tiempo, ha hecho soñar a los más escépticos y vibrar de alegría a los fanáticos apasionados y fieles seguidores de nuestro pasatiempo nacional, la pelota.
Aquí se atestiguan no solo los jonrones de Casanova o Linares, está también impregnado de los éxitos de Lazo, de Guerra, de Rogelio… Las hazañas de Vegueros, los campeonatos de Pineda, Jorge o Urquiola.
55 años de historia se dicen fácil, pero no lo son. En ellos están las sensacionales jugadas de Giraldo desde el torpedero; los ponches de Costa, dominante a su antojo, y las múltiples historias tejidas desde nuestras gradas. El público siempre como protagonista. La conga haciendo de las suyas y poniendo el acorde perfecto, el coro pegajoso, la gritería al árbitro que se equivocó y perjudicó al equipo local.
El estadio capitán San Luis en el año de la 63 Serie Nacional se viste de lujo con nuevos bríos; reparaciones en varias áreas de la instalación hacen soñar con un buen espectáculo, muy superior a lo que hemos vivido en otras series nacionales.
Pantalla de nuevo tipo para mostrar el conteo y otras informaciones adicionales; una jaula de bateo portátil y otra en los límites superiores con césped artificial; reparaciones al club house de cada equipo; el arte dentro de sus instalaciones adornan lo que será este año nuevamente el cuartel general de los Vegueros. Aquí se respira un aire de modernidad, aunque quedan brechas y arte por imponer hacia adentro.
La alegría inunda también a los trabajadores de esta instalación, que después de cinco décadas y cinco años sigue siendo el lugar preferido por los amantes del béisbol, el sitio a donde no solo llegan los niños.
El béisbol es idiosincrasia, el béisbol es cubanía, el béisbol junto al tabaco sigue siendo identidad pinareña, y desde el capitán San Luis, la defenderemos, porque las cosas buenas se defienden con el corazón.
El San Luis no recibirá hoy los agasajos con un partido de béisbol como debiera, pero sí observa imponente los entrenamientos de un puñado de muchachos ávidos de gloria.
Mira sigiloso las nueve semanas de preparación rumbo a la 63 Serie Nacional. Conoce como nadie que para seguir llenándose hasta su máximo esplendor, deben apretar duro los elementos que les permitan brillar como equipo y ser menos egoístas como individuos.
Hay capacidad para seguir creando y cambiando, y por estos días sus pasillos interiores, esos que no son visible por el público, tienen en la academia provincial Juan Castro a más de 30 peloteros, y quiere que las salas más exteriores se conviertan en gimnasio de trabajo para la fuerza y la parte aeróbica.
Sus trabajadores no duermen, sueñan despiertos, labran la tierra, pintan con esos colores marrones y verde que distinguen la instalación, la ubican en el mapamundi del béisbol cubano, la siguen posicionando desde el occidente de Cuba como el lugar sagrado para los amantes de una pasión que nos sobrepasa en todas las dimensiones posibles.
Felicidades a los trabajadores del estadio capitán San Luis, felicidades al pueblo que ha logrado mantener viva la tradición de visitarlo y disfrutar de cada espectáculo desde la casa grande de los peloteros pinareños, confiados en que este lugar es un panteón enorme a la inmortalidad del béisbol pinareño.