Decidir y elegir a las personas que nos representarán ante las asambleas municipales constituye un ejercicio de participación popular, en el que cada propuesta parte directamente de los electores, siempre en pos de los intereses comunes sobre la base de criterios e intereses comunes, con vistas al futuro de cada comunidad.
No es menos cierto que sus labores y gestiones no siempre salen como quisiéramos o como ellos mismos desearían, pero tras cada uno de los rostros electos, se esconden historias y pensamientos llenos de reflexiones.
Caridad Palacios Soa, “Cary”, es una de esas tantas delegadas, de cientos de miles quizás. Una profesora del municipio de Consolación del Sur que, con 47 años dedicados al magisterio y 12 en función de su circunscripción y su pueblo, comparte hoy con nuestro semanario sobre este nuevo proceso eleccionario.
¿Qué opinión le merece el proceso de nominación de candidatos y la futura elección de los mismos?
“Podemos decir que es el proceso más limpio que existe en todo el mundo. Recordemos que lo que hacemos ahora dista mucho de la Cuba de antes del ‘59, cuando solo se movían y se velaba por los intereses de los diferentes partidos. Se mentía y se obviaba la voluntad, las necesidades y el decir del pueblo.
“Hoy cada cubano es libre de elegir y ser elegido. Contamos con ese derecho pleno. Somos un sistema democrático y por ende elegimos a nuestros representantes a las diferentes asambleas municipales, que de hecho, estos últimos serán a su vez las voces de los electores.
“Señalar que todas las propuestas son válidas, se respetan y se selecciona o se vota con toda la justeza que pueda existir. Nuestro voto continúa siendo secreto, pero es libre”.
¿Cree usted que el proceso de nominación ha variado en el tiempo?
“Como todo proceso social es evidente que ha evolucionado. Muestra de ello es que hoy tenemos mayoría de féminas en algunos lugares, por mencionar un ejemplo. Antiguamente la mujer no tenía el protagonismo que en la actualidad la Revolución le ha dado.
“Además, los jóvenes son, en muchos lugares, los artífices del día a día, y lo hacen tan bien como los que llevamos más tiempo en esta tarea.
“Mira, por ejemplo, en mi caso particular, soy mujer, soy negra y soy de cuna humilde, pero la Revolución me acogió en su seno y me hizo ser, de la mano de la FMC, lo que soy”.
Delegada…
“Llevo 12 años como delegada. Y no ha sido un camino de rosas y satisfacciones, porque no seríamos veraces y sinceros.
“El camino y el tránsito diario de un delegado está plagado de problemáticas y confrontaciones, las que debe asumir con la mejor de las caras y con la más amplia de las sonrisas.
“Sabemos la situación que tenemos y las presiones externas a las que estamos sometidos como país, y eso a veces nos interrumpe muchas gestiones y termina en una respuesta que no es la que queremos, ni mucho menos la que el elector desea.
“Hay miles de problemas que van desde el agua, la electricidad, la alimentación, el alumbrado público y otros, pero aun así salimos a la calle diariamente para tratar de llevar al menos la alegría a un hogar o resolver una situación puntual.
“Quisiéramos mágicamente tener la solución para todo, pero lamentablemente no es así. Y repito, salimos a la calle con la mochila, el maletín o la cartera llena de problemas y de a poco y con la paciencia, inteligencia y perseverancia necesaria vamos dejando atrás y solucionando esas cargas.
“Es hermoso llegar a una comunidad o zona vulnerable y llevarles los recursos para sus viviendas a las personas que allí habitan, y esa gratitud que muestran nos repleta el alma. Eso es todo lo que necesitamos nosotros los delegados.
“Existen también quienes piensan que tenemos cierto poder, disponibilidad de recursos a la mano, privilegios o ganancias. Nada más alejado de la realidad. Esta es una tarea voluntaria y de convicción. Somos simples servidores públicos y como tal cargamos con un peso tremendo sobre nuestros hombros”.
¿Cómo combinar entonces el “traje” de delegada con la tiza y el pizarrón, y a su vez, el delantal del hogar?
“No es asunto sencillo. Combinarlo todo y siempre con una sonrisa y la voluntad de que cada asunto salga y quede lo mejor posible, en ocasiones es sobrecogedor.
“Es muy difícil desdoblarse y derivar en madre, abuela, esposa, delegada, profesora, vecina. Es tremendamente complicado. Pero la clave está en la organización, en el balance, y sobre todo en el apoyo constante e incondicional de la familia. Sin ese apoyo no se podría.
“Cuando se es delegada se es todo el día, noche y madrugada. No hay horario para atender, orientar y responderle a la población. Hay ocasiones en que las personas que te necesitan, solo precisan de unas palabras de apoyo o consuelo”.
¿Sin la Revolución pudiera ser usted quien es hoy?
“Imposible. Te comentaba que fui formada y nutrida por Fidel y la Revolución, con los valores bien arraigados de quienes nos antecedieron.
“Lamentablemente guardo experiencias muy tristes y amargas de mi propia madre, quien, por también tener la doble condición de ser mujer y negra, era menospreciada.
“Yo en cambio pude estudiar con los mismos derechos que mis compañeros. Tengo un prestigio y me siento bendecida y feliz por las oportunidades que me ha dado mi país. Sin Revolución nada sería posible”.