Lograr la sostenibilidad de las producciones a largo plazo, de conjunto con el manejo agroecológico de las tierras, no siempre es tarea fácil. Para lograr lo anterior deben imbricarse una multiplicidad de factores que no solo dependen de las condiciones del terreno o las atmosféricas. Para ello, la voluntad del hombre es imprescindible.
En este sentido, la finca agroecológica Cascajales, ubicada en el Consejo Popular de Entronque de Herradura, es un ejemplo de buenas prácticas ecológicas.
LA FINCA
Incluida en las áreas de intervención del Programa OP-15, perteneciente al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en Cascajales se contribuye a la lucha contra la desertificación y sequía y se generan saberes para compartir.
Por tal motivo, para su propietario Gilberto Díaz Lazo no hay nada mejor que despertar todos los días con un proyecto en mente y garantizar que sus tierras sean más productivas, siempre con la premisa de la agroecología en cada uno de sus cultivos.
“Siempre tuvimos la idea de contar con tierras donde pudiera demostrarse que con abonos orgánicos y la fomentación de cero laboreos pudieran obtenerse cultivos y alimentos saludables, contribuyendo además a la protección de los suelos”, expresó.
La finca cuenta hoy con 5,25 hectáreas destinadas a frutales, forestales y cultivos varios. Dentro de ellas se destacan las maderas preciosas, donde pueden verse la acacia, pino, majagua, cedro, caoba y otras.
Mientras que en el caso de los cultivos varios se siembra yuca, boniato, maíz y coexiste además un organopónico vinculado como aula anexa al politécnico Pedro Concepción Tamargo.
“Algo especial son las 2,5 hectáreas destinadas a los recursos forestales, espacio que está a la espera de la aprobación del proyecto para incursionar en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y poder exportar las maderas preciosas.
“Si deslindamos la finca puede verse también media hectárea de mango, 500 matas de coco intercaladas en viveros para sembrar cuando comiencen las lluvias; además, en las laderas tenemos siembras de piña, mamey santo domingo, chirimoya, guanábana, lichi, caimito y otros”, comentó Díaz Lazo.
CIENCIA, TÉCNICA Y AGROECOLOGÍA
En el caso de la mencionada aula anexa, los estudiantes del “Pedro Concepción Tamargo” llegan acompañados de sus profesores. El objetivo es dotarlos de todos los conocimientos relativos a las labores agrícolas como roturación y manejo de tierras, las diferentes atenciones culturales que lleva cada cosecha y la preparación de los terrenos con la tracción animal de por medio.
Otro aspecto de importancia es la microestación meteorológica instalada, a través de la cual se miden y controlan los principales parámetros climatológicos como son los relativos a las precipitaciones, los vientos, humedad y radiación solar.
“Esta herramienta brinda numerosas ventajas, pues al tiempo que dotamos al Citma de dichas lecturas en esta zona, al vincularnos directamente con ellos tenemos acceso a boletines y partes diarios que son de utilidad para todos los campesinos y sus cosechas”.
Gilberto asegura que tras los huracanes Gustav e Ike, que azotaron al territorio en el 2008, la tarea principal consistía en crear condiciones para que los desastres y la deforestación que dejaron a su paso ambos fenómenos meteorológicos nunca volvieran a ocurrir.
Por tal motivo, comenzó entonces a aplicar las llamadas barreras vivas y muertas a lo largo de sus tierras.
“A la par, nos propusimos no aplicar tratamientos químicos de ningún tipo a las cosechas. Por tal motivo decimos que nuestra finca es agroecológica. Todo lo hacemos con medios biológicos, residuos de cosechas, compost y materia orgánica proveniente de las márgenes de los ríos.
“La única desventaja es que los productos agroecológicos y la mejora de los suelos con masa orgánica es lenta, pero entendemos que cuando lo hacemos de esta manera estamos ayudando al planeta y fomentando el consumo sano de alimentos”, insistió.
Gracias a estas prácticas, en Cascajales existe ya una cultura por la que cada día más se interesan muchos campesinos de la zona. Las prácticas que allí se acometen hoy rinden sus frutos.
Si se compara con años atrás, ya la acción del sol, la erosión y la deshidratación de los suelos no es un problema. La humedad relativa es considerablemente mayor, cuestión que permite además el ahorro por concepto de riego mecánico.
“Monitoreamos de conjunto con los especialistas del proyecto los microorganismos que habitan en nuestras tierras, en sus aguas y también las poblaciones de aves tanto de paso como estacionarias. En este sentido nos llama la atención que especies como el tocororo que es endémica de zonas de montañas y premontañas, ya está anidando en nuestras tierras”, concluyó.
Cascajales es hoy sinónimo de buenas prácticas y de que cuando la voluntad del hombre marcha de por medio, la tierra rinde sus mejores frutos sin sufrir daños irreversibles a largo plazo.