Verdadero remanso de paz en el norte de Cuba, cayo Levisa premia a los vacacionistas con vistas marinas exclusivas, dunas tan blancas como el azúcar de caña y cristalinos fondos de abundantes formaciones coralinas.
Luego de un recorrido en barco desde tierra firme, los recién llegados disfrutan de un paisaje animado por palmeras, la brisa del mar y una envidiable diversidad de aves, entre las que sobresalen los pelícanos y otros pájaros de gran talla.
Hospedados en cabañas armónicas con el entorno, los visitantes suelen admirar la virginidad de una playa que resulta ideal para el descanso y la práctica de deportes como el buceo.
El lugar atesora una franja de pinares en perfecto estado de conservación, que regala un manto de sombra en medio de un paraíso de olas y sol. Pequeñas jutías asoman también por el paraje, aunque todo parece indicar que en tiempos pasados fueron más abundantes en el cercano cayo que lleva el nombre de ese mamífero roedor.
Según conocedores, Punta Arena es uno de los mejores rincones de Levisa —perteneciente al municipio La Palma, de la provincia de Pinar del Río—, un sitio despoblado y donde es posible sentir las caricias de la naturaleza en su estado más puro.
Mientras algunos turistas viajan directo hasta ese punto de la geografía insular, otros prefieren pernoctar en los hoteles cercanos al Valle de Viñales, Paisaje Cultural de la Humanidad, y recorrer el islote en una jornada.
Una carretera zigzagueante, rodeada de vegetación, une a ambas demarcaciones, en el extremo occidental de Cuba, bautizado como la Catedral del Paisaje.
El Valle de Viñales, adonde en tiempos anteriores a la pandemia arribaban millares de viajeros cada año, fue declarado Patrimonio Mundial por la preservación de tradiciones agrícolas, como el cultivo del tabaco, y artísticas, como el punto guajiro —tonada campesina de origen canario— y la confección de cestas con fibras vegetales.
Próximo a Levisa, cayo Jutías posee playas de similar encanto, en las cuales perdura el único faro metálico de su tipo construido en el Caribe. Con su estructura en forma de esqueleto, la torre sobrevivió por más de un siglo a los azotes de sucesivos huracanes.
Por el archipiélago de Los Colorados, al que pertenecen ambos islotes, navegó en su barco Pilar el famoso escritor estadounidense Ernest Hemingway durante su estancia en el país caribeño, al que consideró su patria adoptiva.
(Tomado de Prisma)