Como la imagen de lo justo, así recuerda Cuba a la heroína de las luchas de liberación y el proceso revolucionario Celia Sánchez Manduley, quien falleció un día como hoy pero de 1980, víctima de cáncer.
Para hablar de su valor, parecería suficiente enumerar en su hoja de vida la lucha por la supervivencia de los guerrilleros encabezados por Fidel Castro en la Sierra Maestra, y luego las tareas enfrentadas como primera mujer del Ejército Rebelde, en diversas misiones logísticas y de combate.
También las arduas jornadas de trabajo en las disímiles responsabilidades que tras el Triunfo de la Revolución ocupó, entre ellas como secretaria de la Presidencia y del Consejo de Estado y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Pero son estos solo algunos de los pasos de una carrera en la cual, si algo trascendió, fue precisamente lo humano, porque muchos la recuerdan por su trato peculiar y sensibilidad auténtica ante los problemas de la población. Por esa razón dijo Fidel Castro de ella que “antes y después de la guerra, Celia nunca olvidó a nadie”.
Tal vez años atrás se definió ese carácter, cuando junto a su padre elevó hasta el más alto punto de la isla, conocido como Pico Turquino, un busto del Héroe Nacional José Martí, que hoy tradicionalmente visitan los jóvenes cubanos.
Dedicó buena parte de sus desvelos a conservar la historia y el patrimonio de la nación. “Cuánto le debe a ella la capital cubana, con las obras del Jardín Botánico, el Coppelia, el Parque Lenin, la reforma del Palacio de las Convenciones…”, dijo en una ocasión sobre su impronta en esos sitios emblemáticos el historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal.
Celia Sánchez Manduley partió un 11 de enero de 1980, a pocos meses de cumplir su 60 cumpleaños, y en su despedida el doctor Armando Hart Dávalos legó una definición exacta para estos días: “Celia era como la justicia: humana y exigente. Por esto, su recuerdo nos da la imagen de lo justo”.
A “la flor más autóctona de la Revolución”, como también la definió Hart en sus exequias, la recordarán los cubanos hoy, cuando la transformación asumida en múltiples barrios ocupa un eje central para el gobierno de Cuba, en la búsqueda de soluciones concretas a los problemas más acuciantes de las comunidades y la población.