Loliet Pérez Maceiras y Alberto Rodríguez Toledo agradecen cada día la inauguración del centro médico psicopedagógico provincial Alcides T. Ferrer Obeso, un lugar para la inclusión, la rehabilitación y el desarrollo de habilidades en niños con discapacidades intelectuales severas y profundas que no pueden asistir a una institución de la enseñanza educativa especial.
Ese es el caso de Thiago, hijo de Loliet y Alberto, a quien se le diagnosticó una deleción del brazo largo del cromosoma cinco. A sus nueve años posee necesidades de atención especializada que le ayuden a tener una mejor calidad de vida. Justamente lo que aquí se brinda.
“Con menos de un mes de abierto, el Psicopedagógico tiene capacidad para asumir 13 pacientes, y aunque ahora solo recibe tres bajo régimen seminterno, están creadas las condiciones estructurales para en un futuro recibir niños de toda la provincia Pinar del Río, previa evaluación en el área de Salud, a nivel municipal y provincial”, precisó el doctor Félix Padilla Martínez, director.
Agregó que es interés de los trabajadores tomar experiencias de otros de su tipo en el país, para entonces adecuar los programas de trabajo en función de las necesidades de cada niño.
Señaló que para tener pacientes internos habrá que contar con otro tipo de recursos como apoyo en la transportación, pañales desechables y colchones con forros impermeables, pues muchos de ellos no poseen control de esfínter.
“En estos momentos tenemos tres que asisten sistemáticamente. Con ellos trabajan los rehabilitadores, la logopeda, la psicopedagoga, un terapista ocupacional y las asistentes, las cuales reciben un curso de capacitación”, explicó el doctor.
ATENCIÓN INTEGRAL
Para trabajar con niños con discapacidades intelectuales severas hay que tener preparación, dedicación, entrega y amor. Son estas cualidades indispensables en la atención especializada que se brinda en el Centro Psicopedagógico Provincial.
Alys Sri Perdigón Parolis, psicopedagoga de la institución, expuso que ya tuvieron un antecedente en la provincia y cerró hace unos años. El actual surgió como una modalidad de la educación especial en Cuba: “Están las escuelas especiales; los niños que aún con alguna discapacidad se insertan en escuelas regulares; está la educación hospitalaria para aquellos que tienen que pasar grandes estadios en instituciones de Salud, pero tienen su intelecto conservado; está la ambulatoria, que es cuando los maestros van hasta los hogares, y los que no pueden clasificar en ninguna de esas modalidades vienen a centros como este”.
Señaló que el Psicopedagógico es una institución de Salud, pero ofrece una atención psicopedagógica, en la que los especialistas trabajan para corregir o compensar, en alguna medida, las necesidades que los niños tienen propias de su discapacidad, para poder crear en ellos aprendizajes, que son diversos.
En tal sentido, se busca validismo, que puedan socializar, así como otros tipos de aprendizajes que no son leer ni escribir, tan complejo para ellos, y que pueden servir para su vida social. “Todo está sujeto al tipo de discapacidad que tenga el niño. Nuestra función es rehabilitarlos a partir de las potencialidades que tengan en lenguajes, en sus procesos psíquicos, en sus habilidades motoras, y tratar de hacerlo de forma integral”.
Hasta él llegan pacientes con discapacidades a causa de parálisis cerebrales infantiles y síndromes genéticos en su mayoría. Todos provocan una discapacidad intelectual de severa a profunda, y, además, en su comportamiento se asemejan mucho a los niños con trastornos del espectro autista. El centro diseña su estrategia de trabajo en función de las características de cada niño y prepara las terapias adecuadas para cada uno de ellos.
Marlon Canga García tiene 11 años. Hace mucho se le detectó Síndrome X frágil, y posee una discapacidad intelectual severa. Desde hace unos 15 días asiste al Psicopedagógico y ya notan cambios en su comportamiento.
Su mamá, Yunerys García Rodríguez, dice que está muy agradecida con el tratamiento y las atenciones que recibe su hijo allí. “Ojalá estuviera abierto desde hace años. Por un tiempo, una maestra fue a la casa y se esforzaba mucho, pero no alcanzamos los resultados deseados. Marlon necesita atención especializada y ahora la tiene”.
UN CENTRO DE TODOS
Tanto ella como los padres de Thiago están felices, porque saben que cuentan con el apoyo y la ayuda que demandaba atender a sus hijos.
Sí, porque el Psicopedagógico es también un centro social, abierto a la comunidad, cuya funcionalidad incluye preparar no solo a los niños sino a sus familias y a la sociedad, para que aprendan a interactuar con personas con discapacidad intelectual severa.
“La atención debe ser sistemática, por eso los padres también reciben orientación, y estamos prestos a asesorar a todas las personas y familiares que lleguen hasta aquí, pues entendemos que una de las dificultades mayores hoy para trasladar un niño es la transportación. El trabajo en la casa es esencial”, comenta Alys Sri Perdigón.
Para María Matilde Castañeda Rodríguez, coordinadora municipal de Defectología, tener el centro de vuelta era un anhelo: “Un anhelo que no era solo reabrirlo, sino hacerlo útil, porque tenemos muchos niños y personas en situación de discapacidad severa y profunda en toda la provincia. Aquí comienzan de niños, pero muchas veces terminan de adultos, la visión es que en un futuro sea también para adultos”.
Pero para que este sea un sitio más amplio, primero hay que resolver cuestiones esenciales. La psicopedagoga, los rehabilitadores y el director coinciden en que no disponen aún de todos los medios que se necesitan para las terapias ni para la rehabilitación.
Los propios padres han colaborado con implementos, y quieren hacer medios de enseñanzas, pero necesitan de otros recursos que pudieran resolverse con convocatorias sindicales y con el apoyo de diversos organismos y actores económicos.
Sobre el colchón está el máster en Ciencias Médicas Yosvany Gallardo Blanco, quien es docente de la sala de rehabilitación del policlínico Hermanos Cruz. Asesora a los más nuevos en la profesión para que trabajen con los niños que presentan dificultades físico-motoras.
“Fundamentalmente nos enfocamos en la reducación de la marcha, el fortalecimiento de las articulaciones y las herramientas que usamos para ello como las pelotas y el ciclindro que acondicionan patrones facilitadores para mejorar la condición físico-motora del niño”, expresa.
Para Maitee Pedraja, especialista en Medicina Física y Rehabilitación del “Hermanos Cruz”, que ofrece interconsulta en el Centro Psicopedagógico, resulta vital lograr el cumplimiento de los objetivos por los que fue creado, así como fomentar la intersectorialidad y la proyección comunitaria con la asistencia de especialistas cuya valoración se requiera ante determinado caso.
En ese camino que debe culminar en el correcto funcionamiento de la institución influye la dispensarización que cada consultorio tenga de sus pacientes con discapacidad intelectual, pues de ahí parte y de la evaluación que se haga con los trabajadores sociales en las comunidades el posible ingreso.
No existen modelos completos ni absolutos para trabajar con los niños con discapacidades intelectuales. El reto de los trabajadores del Psicopedagógico está en adecuarse a las particularidades de cada niño para rehabilitarlo, fomentar en él aprendizajes que lo ayuden a ser más independientes, a socializar y a tener una mejor calidad de vida.
El valor humano es lo más importante y allí hay de sobra. La palabra inclusión tiene que llegar, como dijera la psicopedagoga, hasta quienes más lo necesitan.