Chile superó este domingo los 1.000 fallecidos y roza los 100.000 contagiados de coronavirus tras experimentar un brusco cambio de escenario de la enfermedad en las últimas dos semanas, que lo dejan como uno de los países más afectados por la pandemia en América Latina.
A casi tres meses desde el primer caso reportado –el 3 de marzo- el Ministerio de Salud informó de 57 nuevos fallecidos a causa de la covid-19 en las últimas 24 horas, un nuevo récord diario, para llegar a un total de 1.054 muertos. En cuanto a los contagiados, se agregaron 4.830 en la última jornada, para llegar a un total de 99.688 infectados en todo el país.
“Estamos frente a la pandemia más grande de los últimos 100 años. Es un tremendo desafío; estamos viviendo momentos muy duros en nuestro país y sabemos que las personas están viviendo momentos muy difíciles”, dijo la subsecretaria de Salud, Paula Daza, al entregar el reporte diario de casos.
Las nuevas cifras de contagio mantienen al límite a los servicios médicos, sobre todo en la capital Santiago, donde viven siete de los 18 millones de habitantes del país, y que concentra más de 80% de las infecciones.
En Santiago, el nivel de ocupación de las camas de las unidades de cuidados intensivos llegó este domingo a un crítico 96%, y se hacían esfuerzos por adicionar más unidades críticas, ventiladores y personal de salud.
Cadena de errores
La pandemia parecía controlada en Chile hasta inicios de mayo, cuando el gobierno de Sebastián Piñera celebraba haber alcanzado una “meseta” de contagios e incluso planteaba el retorno a las labores presenciales de los funcionarios públicos, junto a la reapertura ordenada del gran comercio tras haber optado por una estrategia de “cuarentenas dinámicas” en vez del confinamiento total y la realización masiva de test.
Pero una cadena de errores tiene hoy al país como uno de los más afectados de América Latina y con sus servicios médicos al borde del colapso.
“En estas próximas semanas, probablemente, evidenciaremos un aumento en la demanda de cama críticas y por ventiladores mecánicos”, advirtió Juan Carlos Said, médico internista del hospital Sótero del Rio, uno de los más demandados de Santiago.
Los expertos destacan, sobre todo, la ineficacia de las “cuarentas dinámicas”, que sirvieron en barrios ricos y poco hacinados -donde primero se esparció el virus tras el regreso de muchos turistas desde Europa en el verano austral, y las personas podían quedarse en la casa y trabajar desde allí, pero no en los comunas más pobres y densamente pobladas, donde quedarse en casa no era una opción, ya que la mayoría tiene trabajos informales.
Después de dos meses y forzadas por el aumento de los contagios, que comenzaron a crecer del orden de 4.000 por día, las autoridades decretaron desde hace dos semanas la cuarentena general en todo Santiago, que fue renovada este viernes por una semana más.
Los expertos apuntan también a la falta de trazabilidad en los contagios. El gobierno afirmó que en la última semana contrató a 800 personas para poder ubicar y que trabaja en aislar a los nuevos contagios con la ampliación de las residencias sanitarias.
“Todos los días evaluamos las estrategias que estamos haciendo para fortalecer la contención de la propagación de este virus”, dijo la subsecretaria Daza, consultada sobre el eventual fracaso de las políticas implementadas hasta ahora.