La ciclista cubana Marlies Mejías ganó la rama femenina y fue segunda en la general entre hombres en la categoría extranjeros del Campeonato Nacional de Mountain Bike de República Dominicana.
Precisamente en la capital de ese país, Santo Domingo, Marlies reapareció en agosto victoriosa internacionalmente en el Campeonato Panamericano de Ciclismo de Ruta, en el que dominó la contrarreloj individual de 20 kilómetros.
Continuó su preparación en la vecina isla con vistas al certamen del orbe, que aconteció recientemente en Bélgica, pero no pudo volar al país europeo por no recibir la visa a tiempo.
“Estaba entusiasmada, sin embargo no me puedo desanimar, me siento fuerte y con buena disposición para representar a mi patria una vez más en juegos centroamericanos y del Caribe, y panamericanos, y en la que puede ser mi tercera cita olímpica en París 2024”, declaró.
La Reina de los Juegos Centrocaribeños de Veracruz 2014, donde se alzó con cinco medallas, corrió por última vez en 2018 en la versión de Barranquilla cuando sumó tres títulos en el velódromo de Cali, la subsede. Un mes después logró otra terna en el Panamericano de Pista en el óvalo de Aguascalientes.
“Decidí ser mamá y el 19 de agosto de 2019 fue para mí un día muy especial, nació mi hija Marieth Isabella y he sido la mujer más feliz. Ella es mi motor que me impulsa a seguir soñando por podios”, manifestó.
Tras su recuperación comenzó a entrenar, incluso los primeros meses de pandemia en Cuba, al principio lo hizo en la carretera, después solo en su casa por miedo a contagiarse.
“Luego entendimos y aprendimos la forma de cuidarnos, y salí a rodar nuevamente. Me dediqué también a hacer caretas para ayudar a enfrentar la covid-19”, relató.
Desde abril último viajó a Santo Domingo y reinició su preparación con vistas al Panamericano anunciado para esa ciudad.
“Los entrenadores Leonel Álvarez y Joel Leal me envían los planes de entrenamiento. Tras ganar acá la ‘crono’ en el campeonato continental me preparé más fuerte por la oportunidad de ir al mundial, no pude, pero voy a seguir porque estoy muy ilusionada”.
Mientras llega el retorno a La Habana en noviembre próximo, no deja de pedalear.
“Entreno bien temprano por el tráfico, que es peligroso. Salgo a las seis de la mañana junto a mi esposo Rafael Germán, del equipo nacional dominicano. Mi suegra atiende a Isabella. El resto del tiempo la pasamos en casa tratando de cuidarnos mucho y ante todo por la niña”, enfatizó.
“Germán me ayuda en todo y asegura el material deportivo que necesito para correr, su mamá me apoya acá como lo hace mi mami en Cuba. Espero también el apoyo de la Federación Cubana. Me siento bien y con deseos de competir, pero sola es imposible. Confío en mi familia del ciclismo cubano, la extraño como a la propia, a ambas pronto abrazo”.