Entre las tantas entregas de amor afianzadas en esta provincia durante el enfrentamiento a la covid-19, resaltan, de forma especial, las de las trabajadoras del sistema de círculos infantiles, quienes cada tarde devuelven a los padres sus hijos, sin lamentar hasta hoy un solo caso de contagio entre ellos.
«Si por naturaleza nuestra labor entraña una alta responsabilidad –destaca la jefa del Departamento de la Primera Infancia, de la Dirección Provincial de Educación, doctora en Ciencias Pedagógicas, Niurdis Reyes Hernández–, ahora nos llenan de orgullo esta misión de la dirección del país y la confianza de los padres, al encargarnos en medio de la pandemia a los niños».
Para asumir el compromiso, en un territorio que del segundo al sexto año de vida posee una matrícula de 13 412 infantes en sus 85 instalaciones, se
decidió mantener abiertos todos los centros sin límite alguno para las familias, a la vez que entre sus más de 2 400 trabajadores (en su inmensa mayoría mujeres), fueron protegidos quienes presentaban cualquier tipo de riesgo.
Acorde con las solicitudes realizadas por los padres, quedaron funcionando 33 sedes que, en la fase inicial, acogieron a 244 niños en los nueve municipios, cifra que fue elevándose hasta rondar 450, y seguirá creciendo con hijos, mayormente del personal de la Salud, Educación, Industria Alimentaria, Comercio y los servicios, Agricultura, las far y el Minint.
Del número de círculos, 20 pertenecen a esta urbe, y entre los 13 de poblados y municipios, algunos acogen a tres, cinco u ocho pequeños, pero ni un solo día han dejado de abrir, atendidos por las brigadas de educadoras, enfermeras y trabajadoras de servicio, las cuales disponen de los recursos para la alimentación, el aseo personal de los niños, y la limpieza de las instalaciones.