¿Dónde está la responsabilidad que tanto proclamamos? ¿Qué hacemos en la calle en colas que no son para alimentos o medicamentos, en medio de una pandemia?
¿Qué hacen algunos niños todavía por la calle en los barrios, o acaso creen sus padres y otros familiares que un trapo en la boca es suficiente para salvar la vida?
¿Qué hacen quienes se reúnen en improvisados dominós en las viviendas, que seguro son cuatro o cinco o seis o siete los que se juntan cada noche (y hasta por el día)? ¿O es que los vecinos asisten también y no exigen?
¿Por qué ir dos tres de una familia para comprar un producto en la bodega?
¿Qué hacen esos noctámbulos del wifi? ¿Y los de día también?
¿Acaso todos esos que vemos en las calles realmente tienen que salir?
Las autoridades deben tener poder para preguntarle a un ciudadano si tiene tanta urgencia de salir.
Los CDR y la FMC mucho pueden ayudar con los festejitos disimulados, los dominós y otras formas de agrupación.
¿Creen que haya en el mundo un pueblo que tenga mayor protección que los cubanos, y que sus autoridades se preocupen más?
Si algunos no se respetan su vida, al menos, que no abusen de los demás.
Esto está demostrado, no es un problema de edades, los riesgos para el país no son precisamente los más viejos.
Los niños tampoco son infalibles: lo que sucedió en el mundo demuestra que la ilusión del primer paso fue negada por la verdad.
Hay que subir la parada, porque la gente a veces quiere verdades, pues hay que dárselas con más energía y poder.