El pasado 31 de marzo cambió la vida de los habitantes de la comunidad Camilo Cienfuegos, del municipio de Consolación del Sur, pues las medidas restrictivas de aislamiento orientadas allí limitaron desde ese día la circulación de personas y de transporte, en pos de frenar el contagio de la COVID- 19.
Fue esa localidad el sitio en el que en Cuba se manifestó el segundo evento de transmisión local de la enfermedad, y hoy los lugareños desarrollan sus actividades de forma organizada, con el respaldo de tener un abastecimiento diferenciado de productos agropecuarios, de aseo y los correspondientes a la canasta familiar normada.
Porque desde la hora cero en la provincia Pinar del Río ha constituido prioridad garantizar todo lo imprescindible, dígase disponibilidad de servicios médicos, abasto de agua y gas licuado, alimentación; incluso algo tan importante ante la pandemia: la desinfección constante de áreas comunes.
Calles casi desiertas se vislumbran a diario en la Camilo Cienfuegos, un lugar que no se resiste a ver apacible el paso del tiempo, y en el que sus habitantes se mantienen informados de la situación del país.
Una de las intranquilas es Yamila Hernández Contreras, quien decidió sumarse al grupo de personas que desde los Comités de Defensa de la Revolución apoya las labores de entrega de alimentos en la localidad, sobre todo a los ancianos y personas que estuvieron ingresadas.
De 31 años, esta activista sale de su hogar bien temprano en la mañana y sin hora para regresar, suministra a 32 habitantes los productos que allí llegan.
Este es un momento en el que se necesita de los jóvenes. Desde que me liberaron de mi puesto de trabajo en la Empresa Pecuaria Genética Camilo Cienfuegos, no dudé en incorporarme a estas tareas, para lo cual cuento con la ayuda de mi suegra y la inspiración de mi hijo de nueve años, apuntó.
Los vecinos son muy disciplinados y nos agradecen esta labor, la cual realizaré durante todo el tiempo que dure la contingencia, puntualizó Hernández Contreras.
Alexander Torres Rodríguez, de 31 años, vive con su esposa e hija de siete años, y explicó que en cada jornada son pesquisados por un equipo sanitario creado en la comunidad para esta situación epidemiológica.
Gracias a ese seguimiento, inmediatamente su pequeña fue trasladada hacia Pinar del Río, donde le efectuaron los exámenes para descartar la enfermedad ante un dolor de garganta. Afortunadamente, resultó negativa, y hoy se encuentra protegida en su vivienda.
Todas las mañanas ella juega con un amiguito, cada uno desde su balcón; y los adultos estamos constantemente al tanto de las noticias y de si existen nuevos casos confirmados en la provincia, aseveró quien reside en el apartamento número tres del edificio 4.
Y en medio del confinamiento, no faltan los aplausos a las nueve de la noche, para agradecer al personal médico cubano que pone en riesgo su vida para combatir la COVID- 19, dentro y fuera de Cuba.
Con ellos nos sentimos seguros; pero los apoyamos con las medidas higiénicas en cada hogar, precisó Torres Rodríguez.
A esa hora, cesan las faenas en las moradas y a los balcones de los 13 edificios de la Camilo Cienfuegos, salen las personas a homenajear a esos valientes de hoy.
Y palabras de aliento llegan siempre entre los lugareños, como las de Luis Yoel Gil Miranda, de 21 años, quien desde la tranquilidad de su apartamento- pues vive con su abuela y no sale innecesariamente- se comunica con los vecinos y les manifiesta la seguridad de que todo va a pasar.