Cuando Lázaro Osniel Correa Martínez (Lachy) pensó por primera vez en La Suprema Ley, quizás no imaginó jamás verse con un premio Cubadisco en las manos. Pero la vida siempre recompensa el tesón y el sacrificio, y no solo el suyo, sino el de un grupo de amigos que en 2006 decidieron unir voluntades para defender la música cubana.
La fiesta del disco este año fue, para muchos, “más democrática”, con mayor participación de especialistas de la música, la crítica y la musicología, así lo reseña el sitio Cubahora.
Y en esa gran oportunidad que significó para los artistas de todo el país, una agrupación joven de Vueltabajo tuvo dos nominaciones y un premio.
La Suprema Ley se llevó el lauro en el apartado de Premio Música Bailable Nuevas Propuestas, con el disco Como suena la timba, bajo el sello de Warachando Records.
El certamen fue intenso, cerrado, con unas 180 obras de diversos formatos en concurso y que entraron en competencia en unas 30 categorías.
Para los muchachos de La Suprema Ley este es un premio no solo para la orquesta, sino para la música cubana y también para Pinar del Río.
En diálogo con varios de sus integrantes, Guerrillero conoció los pormenores de la realización del disco Como suena la timba, segundo fonograma de la orquesta. Antes habían grabado La Supremacía.
“La idea surgió durante una gira por Europa. Estábamos en una prueba de sonido y sube el coro ¡Ay, mamá, como suena la timba!, pusieron el tumba’o, el estribillo y pensamos en usarlo para un disco”, recuerda Lachy, director y bajista.
“Pasamos mucho trabajo porque era tiempo de pandemia, creando en la casa, incluso, con una laptop en malas condiciones que al final se rompió. Fue casi todo en el hogar, creando en el piano, con un micrófono, cantando y le enviaba las cosas al cantante, cambiábamos la letra. Después poníamos los instrumentos al proyecto y así. La parte de la percusión sí la grabamos en un estudio, en Oro Records, las voces también.
“Poco a poco armamos el proyecto, grabamos en distintos lugares, con ayuda de otros músicos y así surgió el disco. La mezcla fue la parte más difícil, Pedro Luis Barrizonte, que fue de nuestra nómina hasta hace poco, hacía una parte desde Francia, la otra parte yo desde la casa, pero en condiciones muy tensas porque la computadora no tiene la capacidad para ello. Era como en cámara lenta. Nadie se imagina el trabajo que pasamos para que saliera ese disco”, expresa ahora el director.
¿Cómo llegan al Cubadisco?
“El año pasado estaba en una reunión del evento, y la buena noticia era que iban a iniciar con votaciones desde Pinar del Río, o sea, que se abría el espectro para todo el país, no quedaba solo en La Habana. La persona encargada de recoger los materiales me dijo que podía entregarlos al año siguiente. Cuando salió la convocatoria hice todo y llegué a la oficina del Cubadisco a hacer mi entrega.
“Llevé dos discos, el primero La Supremacía, que había salido online, en medio de la pandemia, nuestra primera producción, y no había tenido el impacto que queríamos. Entonces presenté los dos, pasó el tiempo y me dijeron que tenía que estar en la gala de los nominados. No sabía por cuál había sido, y al final fue por los dos, una nominación para cada disco y un premio por Como suena la timba”, precisa Lachy.
Señala el director que el disco cuenta con invitados de la talla de Maykel Blanco, Manolito Simonet, Peter Barriz y Parisongo y el grupo Clave de Rumba, en tanto tiene composiciones del propio director, de Alfredo Victorero, Pedrito Calvo, José Antonio Martínez y Oscar Valdés, pues hacen un homenaje a los Van Van y a Irakere.
Refiere el cantante Pedro Luis Barrizonte (Peter Barriz), que llega al grupo en 2015, cuando se sube al escenario durante una presentación en San Luis, “desde entonces estoy con La Suprema Ley.
“Empezamos a unir fuerzas, a darle promoción a la orquesta en las redes, en Facebook, Youtube, somos nuestros propios representantes. Hemos grabado en estudios caseros y hemos cerrado un equipo de trabajo. Chala con el violín, Eros en el piano, también está El Chino y así hasta llegar a 14.
“Es muy difícil, porque a veces no hay dinero para llegar con una orquesta desde Pinar del Río hasta La Habana a los programas estelares de la música. Entonces tener este premio nos pone muy contentos. Es un logro para la música popular cubana, para Pinar del Río y para nosotros como familia musical que somos”, refiere el joven.
A la escucha está Eros Crespo, quien, a pesar de haber estudiado viola y violín, dedicó el mismo tiempo al piano durante su paso por la Escuela Nacional de Arte, y desde 2018 pone sus esfuerzos y conocimientos en La Suprema Ley. A la par lleva su proyecto de jazz Ellos, en el que se inserta con otros músicos de la misma orquesta.
Su casa funciona muchas veces también como sitio de ensayo, uno de los grandes dilemas que hoy enfrenta la orquesta.
“En Pinar del Río apenas contamos con lugares en los cuales ensayar sin molestar a las personas. Antes lo hacíamos en un local en los bajos del estadio Capitán San Luis, también en la casa de Eros, pero es muy complejo”, refiere Lachy.
A La Suprema Ley se le puede ver en el hotel Colonial de Viñales en su peña habitual, fuera de ese lugar solo en los bailables que se hacen en los municipios, y que han sido menos.
Un reclamo de los artistas y de otros representantes de la música popular bailable del territorio es que se creen en la provincia espacios para bailar, para la timba, el jazz, la salsa, o mejor dicho, que se aprovechen las plazas que hoy existen.
“Hay lugares como El Criollo, el Pista Rita, el Área del Cuba Libre que se pueden utilizar para ello. A veces dicen que no es lo que quieren los jóvenes, pero perderíamos nuestras raíces si no les mostramos esa música a ellos y al final suena el reguetón hasta la madrugada. El público se educa, si no hay espacios donde ellos puedan conocer, escuchar una buena orquesta, no van a defender y sentir esa música. Hay que intentarlo”, apunta Lachy.
Estos jóvenes acaban de ganar un premio Cubadisco; sin embargo, cuando se les pregunta dónde encontrarlos, dice su director: “A veces, no sé qué responder”.
Lachy agradece a todas las orquestas y músicos que “les han dado una mano”. En esa lista menciona a El Niño y la verdad, Mayito Rivera y los Hijos de Cuba, y habla de sus inicios en La Habana con Isla Caribe.
En estos momentos trabaja plenamente con La Suprema Ley y colabora con otros proyectos y grupos del territorio.
DESDE 2006 Y POR LA MÚSICA CUBANA
La Suprema Ley nació el cinco de agosto de 2006. Un grupo de amigos se unieron para hacer música popular y gustaron en las primeras presentaciones.
El camino, desde entonces, no ha sido fácil ni sencillo. En 2012 se presentaron a audiciones para integrar el catálogo de la música y en el segundo tema que tocaron el jurado decidió que era suficiente para demostrar la calidad de la orquesta.
En 2019 tuvieron su primera gira de manera promocional en Europa. En 2020 grabaron su primer disco con Warachando Records y después llegarían con el segundo, merecedor del premio Cubadisco en este mes de mayo.
“Emprendimos un camino por la línea del Songo, hacemos nuestro propio Songo, tomando como referentes a Juan Formell, Pupi, Changuito, pero encontramos nuestro propio enfoque y la gente está contenta con las presentaciones, desde Mantua hasta Guantánamo”.
Esa es la mayor satisfacción de la orquesta: tener un público que disfruta y baila con ellos, siempre en defensa de la música cubana.