El pensamiento y legado de Fidel Castro son de un valor inestimable en la construcción del socialismo próspero y sustentable que Cuba lucha por construir. Un sistema social que tiene al ser humano como centro de sus prioridades. A sus necesidades, atenciones y realizaciones se encamina toda política pública o social que el Estado cubano fundamenta y lleva a vías de hecho.
En esa construcción humana y justa ocupa un lugar de vanguardia el Partido Comunista de Cuba, que constituye la fuerza dirigente de la sociedad y el Estado cubano; es además quien aglutina como núcleo rector a todos los cubanos en pos de la unidad y el bienestar de la sociedad.
Los revolucionarios cubanos hemos depositado siempre una confianza en el Partido que pasa por el nivel de credibilidad y acompañamiento con las masas.
Ese vínculo se heredó de Fidel, quien desde el Primer Congreso definió magistralmente que: “El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución; en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad; él es nuestro educador, nuestro maestro, nuestro guía y nuestra conciencia vigilante, cuando nosotros mismos no somos capaces de ver nuestros errores, nuestros defectos y nuestras limitaciones; en él nos sumamos todos y entre todos hacemos de cada uno de nosotros un soldado espartano de la más justa de las causas y de todos un gigante invencible”.
Por eso el Partido no es un ente abstracto, es la organización política que fiel al espíritu martiano y fortalecido en la teoría marxista leninista se plantea ante sí todos los días el reto de ofrecer, al ciudadano, las más sabias y mejores oportunidades en la sociedad.
A nuestro lado, en el centro de trabajo, en la comunidad, al interior de la familia está presente el Partido, que se renueva en el afán de concatenar teoría y práctica, de ahí que todos los procederes que se implementen tengan al hombre como sujeto esencial del vínculo Partido- masas populares.
Esa tarea titánica de dotar a la política de credibilidad resulta muy compleja para Cuba, sobre todo porque los enemigos históricos de la Revolución y los que se ha ganado en su desarrollo, pugnan por sembrar descontento, desconfianza, temores, dudas no solo sobre los principales dirigentes, sino también sobre la esencia y función del Partido.
Fidel denunció siempre con verbo ardiente y certero estos propósitos y llamó a elevar el prestigio de quienes integran las filas de nuestra organización política, a ser los primeros en el combate, atender las necesidades de los ciudadanos, responder con inmediatez a las preocupaciones, buscar soluciones inteligentes y creativas como vía para fortalecer el propio proceso revolucionario.
Al Octavo Congreso llegamos con la convicción de que solo el Partido es capaz de llevarnos al nivel de realización personal, unidad e igualdad que una sociedad puede aspirar y necesitar.
Si hoy ha sido posible librar la dura batalla contra la Covid 19 se debe, en gran medida, a la acertada dirección del Partido Comunista de Cuba que desde el primer momento ha estado al lado del Gobierno y las instituciones de salud pública, para ayudar a preservar lo más importante: la vida humana. Y qué es eso, sino un vínculo estrecho con las masas…