Para hablar del periodismo pinareño hay que tener en cuenta a los del sonido e imagen, presentes en todo momento y en las mejores o peores circunstancias, como corresponsales de la guerra y de la vida.
Hago una aclaración, porque quizás piensen que potencio este sector en contraposición de otros, pero no, sencillamente los de prensa plana podemos adquirir los hechos y la información in situ o hasta por terceras personas, incluso por la radio también, pero en la televisión el dúo tiene que estar detrás de la máquina: periodista y camarógrafo; en una acción fallida se podría recuperar el dato, pero no la acción de la imagen.
La historia da muchas vueltas y con dispensa o sin ella, antes de referirme a TelePinar, a fuer de ser honrado, debo recordar a aquellos batalladores que en tiempos pasados llevaban hasta la televisión cubana el quehacer de Pinar del Río y se engrandecían en épocas de ciclones y contra las aventuradas operaciones terroristas enemigas, cámara en mano.
Al estilo de corresponsales de guerra en la Segunda Guerra Mundial, armados de una poderosa –para la época- cámara de cuerda Böwe Bell & Howell company, en los inicios Emilio Regalado y Guicho, cuyo nombre nunca conocí, y pasados muchos años, alterné además con otras estrellas como Luis Sarmiento y Pepe Padrón, lamentablemente ya no dentro de nosotros, y por eso, en este 14 de marzo nuestro mayor homenaje para ellos.
La prensa televisiva en estos días es muy moderna y masiva, unos 28 del gremio están desplegados desde la redacción central de TelePinar hasta los municipios, pero me pasa lo mismo que en la radio, son tantos que no podemos mencionarlos a todos.
Ahora hay cámaras digitales de estudio y de calle, la gente es más joven y bonita, pero su alma es como la bayamesa: ardor, valentía, inteligencia y fulgor. Quizás no sean los adjetivos indicados, pero en mi posible fraseología espartana, nombro las cosas según las veo.
Honro a los trabajadores del sector en la medida que estimo que merecen y también, para que los remilgos que hayan comprendan la importancia de su trabajo: hay algunos que tienen una debilidad especial contra los periodistas, porque les temen y no saben de su gran servicio a la sociedad.
Acordada las reglas del juego, vuelvo para recordar que gracias a cámara y micrófonos de la televisión pinareña la gente sabe de la provincia en la geografía local, en la nacional y lo mismo sucede en lo extremo de Asia, de Europa o para los rubios de enfrente, porque están insertados en internet, son muy activos y temas van allende las fronteras.
Ahora en la pandemia, las cámaras locales y los periodistas han penetrado en los barrios, mostrado el diario quehacer pinareño y se han metido hasta en la zona roja de los centros hospitalarios, en los de aislamiento, en laboratorios y donde ha sido necesario para el conocimiento del pueblo, porque todos quieren saber… y ver cómo hacemos en el patio.
No hay dudas de que hay riesgos, una parte se resguarda y trabaja desde el hogar, pero un gran número, más jóvenes, se la juegan a diario, porque el coronavirus no discrimina a quien va a atacar.
Son personas de servicio público, honrados y revolucionarios; conocidos por el pueblo a los que todos quisieran extender su mano, pero cuyo mayor empeño es que los ciudadanos sepan de cómo marcha el ambiente.
El 14 de marzo, Día de la prensa cubana, aniversario de Patria, la gran obra de José Martí, me planto en la cola para felicitarlos y si no lo hice mejor, al menos me esforcé y otros lo harán bonito.