Cinco años estuvo la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Gabriel Lache de Pinar del Río con pérdidas totales. El salario de los trabajadores no superaba los 1 500 pesos, y muchos de sus asociados ni se animaban a sembrar.
La estructura se encontraba en decadencia, incluso, estuvo a punto de cerrarse. No existía emulación entre los campesinos y apenas se solicitaban servicios, que es el objeto principal de una CCS. Las viandas no superaban los 500 quintales en un año, el parque automotor se fue deteriorando y tampoco se sembraba el tabaco esperado.
Hace poco más de un año que el panorama de la “Gabriel Lache” se tornó diferente. El esfuerzo de la junta directiva y el retorno del líder, que la había impulsado por más de 15 años, le devuelve hoy los bríos y las ganas de hacer, aun en momentos tan difíciles.
CUANDO EL HOMBRE SIRVE…
Jesús Fidel García Iglesias nació campesino; sin embargo, la vida quiso que fuera desde La Jocuma, en las cercanías del consejo popular Las Ovas, hasta Sandino a ejercer como profesor de Matemáticas.
Con solo 15 años se dedicó al magisterio, y en esa labor estuvo por mucho tiempo, y hasta ejerció como subdirector en varios centros internos de Pinar del Río.
Aunque también, por cosas de la vida, nunca pudo dedicarse al béisbol, siendo atleta de alto rendimiento se graduó en la licenciatura de Cultura Física. No obstante, decidió retornar a sus raíces campesinas y convertirse en productor de la “Gabriel Lache”. No pasó mucho tiempo para que lo designaran presidente.
“Pasé la escuela de cuadros de la Anap y me colocaron al frente de la cooperativa. Hasta de Gerencia Empresarial me gradué, lo que me dio muchas herramientas y claridad para ampliar el espectro económico de una empresa”, narra Fide, como le llaman sus asociados.
Hasta el 2017 dirigió la CCS. “Luego trataron de imbuirme en un problema que me llevó a los tribunales, y hasta tuve que pasar 11 meses en la cárcel. Todo se aclaró después, me absolvieron y me restituyeron en el cargo”, cuenta con gran pesar.
Fue en ese tiempo que la cooperativa dejó de tener buenos resultados. Parte de los miembros de la junta directiva dejaron la “Gabriel Lache”, y no fue hasta el retorno de Fide que decidieron volver.
Así lo explica Humberto Pérez Landeiro, jefe del área colectiva, de ganadería y de cultivos varios de la entidad:
“Volví cuando lo restituyeron como presidente, pues sé que tenemos los mismos ideales y el mismo sentido de pertenencia por lo que hacemos. A él no le gusta hablar de sí mismo, pero en la cooperativa todos lo siguen porque es ejemplo.
“Fide ha dejado de ser de él para ser de los demás. Ha dejado de acomodar su vida para acomodar la cooperativa. De hecho, a simple vista puedes ver la humildad de su hogar. Él ha manejado toneladas de cemento; sin embargo, su casa se filtra. Sus ventanas son de madera, cuando ha construido casas en la cooperativa con carpintería de aluminio.
“Nunca piensa en él, sus producciones, como campesino, primero van para la feria y luego para su casa. Te puedo contar mil anécdotas sobre su trabajo, incluso, de las que no le gusta hablar:
“Hubo un año en que los búfalos de la empresa pecuaria Punta de Palma se metían en áreas de la cooperativa y acababan con los sembrados. Nadie tomaba alternativas ni subsanaban los daños. Fidel fue hasta el Consejo de Estado. Tres días se pasó en La Habana, durmiendo en las calles, hasta que tuvo su entrevista. De allí trajo respuesta para la provincia, y tuvieron que pagar el daño. Son cosas que hay que reconocerle como cuadro y como amigo. Es un hombre que lucha por ver el resultado de su esfuerzo”.
Fidel tampoco habla de que, a la par de todo su trabajo en la CCS, tuvo que criar solo a su hija desde que era muy pequeña. Hoy, en su modesta casita en la comunidad de Cuba Nueva, lo que más le regocija, además de saber que sus producciones avanzan, es el amor que le brindan sus nietos.
…LA TIERRA TAMBIÉN
La CCS Gabriel Lache apenas ha empezado a levantar. Con el empuje de Fide y la disposición de la junta directiva, las más de 500 hectáreas que abarca la cooperativa hablan por sí solas de los resultados.
“La primera estrategia fue poner a producir los campos y motivar a los campesinos. Fuimos al Banco y solicitamos un crédito para darles un anticipo a los trabajadores y que llegaran al menos, a 3 000 pesos.
“Comenzamos a fortalecer relaciones con diferentes empresas y a enfocarnos en aumentar las producciones de cultivos varios y tabaco, que es lo fundamental de nuestra cooperativa. Incrementamos las áreas tabacaleras de siete hasta 20 hectáreas. Las viandas no llegaban ni a 500 quintales y ahora rondamos los 3 000 en el año. Eso nos ha posibilitado mejoría.
“Rescatamos los tres camiones de la CCS, y ya se encuentran prestando servicios a los campesinos y a otras empresas, lo que nos permite garantizar el salario de los trabajadores. Además, reparamos dos tractores y varias picadoras.
“En la actualidad, los resultados son halagüeños, y se puede hacer mucho más si los productores se comprometen a producir más. Pero aún existen dificultades, sobre todo con el riego, más ahora en la época de sequía. También es difícil enfrentarse al precio de los insumos para que las producciones avancen”, acota.
En la zona de Cuba Nueva pretenden crear el área colectiva de la cooperativa, un viejo anhelo que se empeñan en hacer realidad, a pesar de los tropiezos.
Allí tiene su finca Martin Carmona, el mejor productor de la “Gabriel Lache”. Sus plantaciones, que cubren una caballería de tierra, destacan por las esmeradas atenciones culturales; sin embargo, los rendimientos están por debajo de lo esperado, ante la imposibilidad de contar con electricidad para echar a andar la turbina.
“Aquí hay tomate, pimiento, col, yuca, frijoles, maíz. Entregamos dos veces por semana, lo mismo a empresas que a los mercados, pero es muy difícil llegarle a todo con agua, solo por no tener la instalación eléctrica que nos permita poner la turbina.
“En estos momentos también nos golpea mucho el déficit de combustible, de no ser por eso, ya hubiera desmontado más tierras para sembrar, pero es duro. Esto lo conseguí prácticamente a hacha y machete.
“Antes pertenecía a otra cooperativa, pero la verdad es que desde hace un año es aquí donde me han ayudado con el paquete tecnológico para que mis sembrados den buenos rendimientos. Por eso decidí pasarme a esta y ayudo para que siga levantando y podamos entregarle comida al pueblo”, afirma Martin.
La CCS Gabriel Lache cuenta hoy con 86 productores. Además de las viandas y los vegetales que comercializan, prevén fomentar los frutales y desarrollar otros proyectos en cultivos protegidos y organopónicos.
A pesar de las dificultades, aún existen quienes prefieren seguir pegados a la tierra para sacar de ella lo mejor y, de esta forma, aportar para beneficio de todos.