Inmensos son los problemas que enfrentamos cada día y, para sortearlos, el país necesita hechos y realizaciones concretas. Apremia que se actúe contra lo que es urgente, que no se pase por alto ningún problema –sobre todo un problema que afecte a nuestra gente–, y que las convicciones sigan siendo columna vertebral de la resistencia de la nación.
La Revolución se sostiene en el apoyo popular. Hay una evidencia indiscutible de eso a lo largo de sus casi 65 años, desde que fuera determinante para el triunfo de enero de 1959, luego para su permanencia, y ahora pilar de la continuidad actual.
Este 5 de mayo la Patria contemplará otra vez cómo sus hijos defienden «la gran unidad (…) que debemos siempre cuidar como la niña de nuestros ojos» –tal cual ha dicho el General de Ejército Raúl Castro Ruz–. Calles y plazas de todo el país darán fe de que, a ella, la unidad, debemos lo que somos.
La fecha ofrece varios motivos de alto timbre: el ímpetu de la reunión que, en La Mejorana, sostuvieron Martí, Gómez y Maceo, para fijar los rumbos de una Guerra Necesaria; y el postulado conceptual del Comandante en Jefe que, hace 23 años, justo un 1ro. de Mayo, definió las dimensiones de lo que es y significa la Revolución.
El martiano principio de que «la Patria es ara y no pedestal» refleja el camino angosto por el que siempre vamos, desde el mismísimo día en que los barbudos bajaron victoriosos de la Sierra y se fundieron con el pueblo, del cual, entonces, dijo Fidel: «ahora tiene que luchar por salvar lo que hizo, ahora tiene que luchar por sobrevivir como Revolución».
Cuba necesita que los cubanos pongamos nuestras manos –por cuanto edifican y producen la riqueza– y corazones –en tanto infunden aliento y vida–. Continuemos haciendo camino al andar.