Desde hace unos días, la cotidianidad en el taller 105 Catalina Valdés, de Consolación del Sur, se tornó diferente pues la confección de nasobucos para enfrentar la COVID- 19 devino prioridad de costureras y costureros de ese lugar, como ocurrió en otros similares de la geografía pinareña.
Destinados al sistema de Salud Pública, los trabajadores que laboran casi contra reloj para completar los cerca de 81 mil previstos en la provincia Pinar del Río antes del 25 de marzo, saben de la importancia de su faena, y con la responsabilidad que exige el momento, la desempeñan.
Jorge Luis Dueñas Hernández, director general de la Unidad Empresarial de Base Confecciones Textiles Alba, explicó que ya concluyeron unos 20 mil y el objetivo radica en surtir al territorio vueltabajero y a La Habana.
En nuestro plan no estaba prevista esta misión y ante la contingencia en el país, nos enfrentamos a algo nuevo; no obstante los trabajadores están preparados y acostumbrados a trabajar en este tipo de situaciones, indicó.
La joven Yenisel Cruz Pérez es una de las encargadas en el Catalina Valdés de realizar los pliegues a esos medios de protección, empleados para evitar el contagio por vía respiratoria, y de forma minuciosa sigue cada orientación, en pos de un producto final de calidad.
Martha Calles Páez, con 36 años dedicados al oficio de las puntadas, no le teme a las horas extras en aras de avanzar en el empeño.
Se trata de un virus que atenta contra la salud de toda la familia, precisó quien cose las tiras para amarrar las mascarillas al rostro y recuerda que esta constituye la primera vez en la cual confeccionan esos aditamentos con los requerimientos actuales.
No es un artículo habitual aquí, pero cada trabajador cuenta con las habilidades y es un trabajo relativamente fácil de hacer, a pesar de las tres piezas que lo componen y los dos pliegues que exige, precisó Mayelín Delgado Peraza, especialista principal de producción del taller consolareño.
Otros cinco y una lavandería se adicionan al personal y los recursos puestos a disposición de la tarea, a fin de lograr unos seis mil nasobucos diarios.
Para ello, alrededor de 460 trabajadores intervienen en los procesos que garantizarán el completamiento del encargo estatal y contribuirán a la contención del riesgo de propagación del nuevo coronavirus en los centros asistenciales.
De ese modo, tributan a materializar la meta de un millón de esos aditamentos pactados por el Grupo Empresarial de la Industria Ligera en Cuba.