Dentro de las nuevas medidas para flexibilizar la economía de nuestro país, se encuentra la permisibilidad de importación de disímiles productos y mercancías a los trabajadores no estatales.
Con esta apertura no solo se benefician los cuentapropistas en su desempeño sino también los usuarios o clientes al recibir el producto final, así como también el propio Estado a través de sus canales oficiales.
Desde el pasado mes de agosto, al ser publicada la Resolución que responde a este proceder en la Gaceta Oficial número 59 correspondiente al 2020, las relaciones contractuales entre las entidades autorizadas a realizar actividades de comercio exterior y las formas de gestión no estatal son una realidad.
Fe de ello pueden dar Ismaray Hernández Miranda y Omar Arteaga Inouye, un joven matrimonio de artesanos del municipio de Consolación del Sur, quienes realizaron su primera importación de materias primas, convenio este que satisfizo sus expectativas por la agilidad, seguridad y calidad del envío.
EL PRIMER PASO
No es un secreto que en este tipo de asuntos reina un poco la desconfianza y el escepticismo, pues dejar en manos de terceras personas bienes adquiridos vía digital en el extranjero es una decisión compleja.
No obstante, siempre los valientes muestran que el camino no está tan empedrado como se cree o se imagina.
Para estos dos jóvenes artesanos solo bastó la oportunidad ofrecida.
“A raíz de escuchar las informaciones pertinentes en la Mesa redonda y otros espacios televisivos, nos dedicamos a indagar más sobre el tema. Nuestro objetivo era el de saber si podíamos aplicar para esta nueva variante de comercio presentada a los trabajadores no estatales.
“Fuimos entonces al Fondo Cubano de Bienes Culturales (BFC) y allí nos comentaron y aseguraron que podíamos hacer nuestras importaciones a través de ellos”, comentó Omar.
Según su criterio, los documentos no se hicieron esperar y a partir de ahí todo fluyó de manera expedita, con una seriedad y profesionalidad digna de nuestro país.
De acuerdo con Ismaray, ambos llevan alrededor de nueve años ejerciendo el trabajo por cuenta propia y es la primera vez que adquirir materiales les es tan factible y fiable.
“Nos agradó muchísimo que mediante el BFC nos dieran la oportunidad de poder gestionar en el extranjero las cosas afines a nuestros intereses, todo con el deseo de mejorar la calidad de nuestras producciones, ampliarlas y diversificarlas”, agregó.
BENEFICIOS
Ambos trabajadores coincidieron en que el convenio en sí les dejó muchísimos beneficios. Gracias a esto hoy tienen materias primas de primera calidad para adelantar sus producciones, al tiempo que disponen de la posibilidad de crear nuevos modelos.
“Importamos materiales sintéticos, pegamentos, cordones, hilos, plantillas y demás recursos que necesitábamos para hacer buenos zapatos. No es solo fabricar el calzado, sino que quede con la calidad que nosotros queríamos lograr”, argumentó Ismaray.
“Esta vía favorece mucho el proceso de compra, pues se eliminan trabas y riesgos asociados a las gestiones personales de cada quién en otros países. El Estado cubano garantiza que todo se cumpla mediante contratos con mucha seriedad y profesionalidad.
“La fiabilidad está en los detalles, en solicitar lo necesario mediante las correspondientes fichas técnicas de cada material o producto. Con esos datos se establece el pedido y luego de enviar la solicitud al proveedor, este reenvía ejemplos”, expresó Omar.
EXPECTATIVAS
Para ambos, las expectativas generales se ciernen en lograr una mayor producción de calzados, mejorar la calidad de los mismos y diversificar sus ventas.
“Gracias a esta ventaja con las importaciones estamos pensando en nuevos pasos y un futuro sostenible para nuestro taller y nuestros trabajadores, pues una de las preocupaciones que teníamos era que no podíamos dejarlos sin trabajo ante la situación en la que nos puso la COVID-19.
“Hoy tenemos la capacidad para manufacturar alrededor de 20 pares de zapatos diarios, cifra que antiguamente no nos era posible”, comentó Ismaray.
Omar adelantó que prevén concertar otra importación: “Ahora queremos importar cosedoras, máquinas de pegado y otras. A medida que logremos estas importaciones también hemos dialogado sobre ampliar nuestro taller y ofrecer empleos a trabajadores que lo necesiten.
“Me gustaría añadir que todavía hay cuentapropistas que recelosos me preguntan y no se fían del proceso, es que en el imaginario popular existe mucha incertidumbre con los trámites y demás; pero a pesar de las desconfianzas nosotros decidimos apostar por Cuba y fuimos recompensados”, concluyó.