CAROLINA Y EL AULA
Pequeña, delgada; cualquiera diría que es una imagen de fragilidad, pero cuando habla la firmeza de sus palabras destruye esa impresión y es que María Carolina Mora Herryman es de las mujeres que lleva la fuerza en su capacidad creadora.
Confirma que estos tiempos de distanciamiento físico y encierro han sido un periodo de crecimiento espiritual. Como profesora de Literatura en la universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, admite que ha estado muy activa, con el traslado del aula presencial a plataformas virtuales y desde ellas prosigue con la labor como educadora.
Es un reto que implicó otra concepción de la clase, del proceso pedagógico; y en su caso, la aceptación de las redes sociales como una vía eficaz para estar en contacto con los alumnos. También prosigue con el quehacer como escritora y ya tiene versos en los que aborda el encierro, porque el ser humano no puede alejarse de las circunstancias que le rodean y son parte de la obra.
No duda ni un instante al asegurar que las mujeres somos el sexo fuerte, porque sobre nosotras recae el mayor peso del trabajo doméstico y aun así salimos de casa y hacemos lo mismo que los hombres en la sociedad.
KIRENIA Y LOS COLORES
La paleta de Kirenia Fernández Hernández camina hacia el negro y el blanco, ella que es amante de los colores y confiesa que forman parte importante de su motivación creadora, no reconoce en este cambio un efecto de los meses de aislamiento social, pues se identifica a sí misma como una mujer hogareña e introspectiva.
Mientras habla de sus experiencias, suena una alarma en el teléfono; se disculpa y explica que es el aviso de que comienzan las teleclases de sus hijos, atender la educación de los infantes es otra de las funciones que ahora asume como parte de los retos que impone la COVID-19 a las mujeres cubanas.
Madre de un varón de 14 y una hembra de siete, imparte simultáneamente contenidos para noveno y segundo grado; insiste en que lo más importante es distribuir el tiempo y disponer del necesario para hacer su obra, siempre sobre la base de la armonía, el amor y la comprensión.
También reconoce esta etapa como de crecimiento personal, afirma que como habitualmente está volcada hacia el interior del hogar no ha implicado un gran cambio, solo un mejor manejo del tiempo para ocuparse de los niños, no solo de su instrucción, sino de ampliarles el mundo espiritual para hacerles más llevadero el cambio de rutinas. Asegura que ha creado con mucha más asiduidad.
CARIDAD LA LECTORA
Lectora de tabaquería, guionista de radio, escritora, madre y abuela, María Caridad González es otra mujer que desde el arte se crece en medio de la adversidad; dice que por su compromiso con una programación habitual en la emisora provincial Radio Guamá no puede esperar la inspiración y obliga a las musas a escribir.
Habla de la presión sicológica que impone la situación generada por la COVID-19, del reto personal que representa tener a una hija fuera del país y la preocupación que le genera; del valor ancestral que asiste a las féminas para superar periodos de crisis y crecer.
No ha dejado de trabajar en el despalillo Niñita Valdés, para acompañar con su voz a quienes allí benefician las hojas de tabaco, se ocupa de las labores hogareñas y escribe, lo que considera una gran ventaja, porque al adentrarse en las historias se evade de la realidad y vive la fantasía literaria que crea.
Esa posibilidad de aislarse del mundo real la valora como un privilegio en las circunstancias actuales, y lo hace también a través de la lectura de los textos de otros autores, lo que la motiva a seguir incrementando su propia obra.
MARCIA LA ESCRITORA
Le preocupa que las labores hogareñas y el resto de las responsabilidades familiares y laborales le limiten el tiempo para la creación, no obstante, Marcia Jiménez Arce cree que las experiencias más recientes serán inspiración para textos futuros.
No se ha detenido su escritura, pese a las adversidades, y asegura que las mujeres siempre encuentran maneras de crecer mientras lidian con ellas. Esa capacidad de sobreponerse y encontrar refugio en el arte le ha hecho más llevadera esta etapa, que tampoco duda en calificar de crecimiento personal y profesional.
EN COMÚN
Estas cuatro mujeres tienen varias cosas en común: más allá de la marca de género, son artistas, resilientes, desde la creación encontraron maneras para superar los infortunios que trajo consigo una pandemia que modificó modo y estilos de vida; ellas son también integrantes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), organización que este año arriba a su aniversario 60.
Marcia es una de las vicepresidentas de la misma en la filial provincial de Pinar del Río y no duda en aseverar que han estado al tanto de su membresía, visitándolos cuando las condiciones lo han hecho posible y estimulando la labor de cada uno de ellos, contribuyendo a la solución de los problemas vitales que presentan y acompañándolos.
También trabajan en la reparación de la casa, para que cuando la normalidad retorne sea un espacio de encuentro e intercambio hacia la comunidad y lo interno, porque es allí donde la familia artística que se reúne alrededor de esas cinco letras ha de hallar un segundo hogar.
La Uneac se acerca a su 60 cumpleaños, pero no es vulnerable a la COVID-19 pese a la edad, porque desde las redes sociales, los medios de comunicación y los domicilios de los creadores se ha rejuvenecido, dando batalla por la vida de la mejor manera posible, multiplicando mundos imaginarios desde las palabras, los trazos, el color, las imágenes… tributando al alma de una nación que sabe que la cultura salva.