Criticadas acerbamente por unos, alabadas como generadoras de riqueza por otros, las criptomonedas se encuentran entre los pocos productos de la estructura económica mundial que en los últimos meses han dado señales de prosperidad y… áqué prosperidad!
Son numerosos los datos que muestran el auge alcanzado por el novedoso dinero digital, pero resalta su récord de capitalización, que a principios de 2021 superó la suma de un billón de dólares.
A fin de tener una idea del crecimiento logrado,conviene recordar que hace solo tres añosese acumulado era apenas una cuarta parte del billón de dólares; también resulta oportuno consignar que la mayoría de los expertos se manejan con cautela y advierten que, para convertirse en un factor de influencia en el desenvolvimiento económico internacional, la capitalización tendrá que elevarse a los diez billones de dólares.
Transacciones en secreto
Como los demás productos de las nuevas tecnologías, el surgimiento de las criptomonedas es de fecha reciente.
En 1998 un informático de origen chino, Wei Dai, formuló la idea de crear un novedoso tipo de dinero que utilizara la criptografía como medio para realizar transacciones monetarias, sin que interviniera una autoridad centralizada.
La propuesta atrajo inmediatamente la atención de numerosos inversores, pero hay que decir que una parte de ellos, no solo se mostraban interesados en operar de forma independiente con respecto a las entidades bancarias y los gobiernos constituidos, sino que en ciertos casos el objetivo era mantener en secreto las ganancias obtenidas para de ese modo evadir las obligaciones fiscales.
Las posibilidades de empleo de este subterfugio obstruyen el avance del producto entre las instituciones oficiales, lo que ha mermado el fortalecimiento de la nueva moneday su credibilidad, ya que el anonimato de las operaciones,al mismo tiempo, sirvede cobertura para ocultar cobros y pagos de actividades penalizadas por la ley, como el tráfico de drogas.
Nace el bitcóin
La primera especificación del protocolo bitcóin y la prueba del concepto se dio a conocer en 2009, en un aviso de correo electrónico firmado por Satoshi Nakamoto, de quien no se indicó entonces ni después si es una sola persona o un grupo de trabajo.
Según lo define el analista Fernando López en un artículo publicado en el diario español El Periódico, elbitcóines ‘una unidadde pago autorregulada,sin referencia física ni respaldo de un país, que preservael anonimato de sus propietarios y cuyas transacciones se realizan a través de internet mediante códigos cifrados y confirmados de manera múltiple por los propios integrantes de la red’.
Uno de los aspectos más polémicos de esta criptomoneda, señala el autor, es ‘el proceso de creación debitcóins, lo que ha venido a denominarseminería, y que enla práctica hapasado a ser controlado por pocas manos, la mayoría grupos organizados afincados en Asia’.
Una inversión de riesgo
La volatilidad de los precios es una de las particularidades más criticadas en las diferentes versiones del dinero digital no regulado.
De marzo de 2020 al 8 de enero de 2021 el precio del bitcóin rebasó el 900 por ciento, lo que favoreció que algunos financistas comenzaran a considerarlo –al igual que lo hacen con el oro– como un valor seguro que en los tiempos más difíciles sirve de refugio a los inversionistas, y no hay duda de que este de la Covid-19 es uno de ellos.
La explicación más convincente a las últimas alzas récord la atribuyen al temor extendido entre los inversores de que sobrevenga una economía global inflacionaria, agudizada en la actual coyuntura por la emisión desenfrenada de moneda fiduciaria (papel) que se registra en numerosos países.
Mientras tanto, los críticos del bitcóin, por ejemplo, el analista Nathaniel Popper, del diario The New York Times, han aconsejado que se debe esperar el transcurso de varios años para poder definir con claridad qué lugar ocupará este nuevo medio de pago en el mundo de las finanzas.
‘Bitcóinno es un fracaso sin remedio, ni un milagro económico’, sentenció Popper en un artículo publicado, en abril de 2019, en el rotativo neoyorquino.
‘Quizás el aspecto más positivo de las criptomonedas sea que quienes tienen interés en ellas quieren remediar sus fallas’, reconoció en medio de su catilinaria.
Asimismo, pronosticaba que el dinero digital no va a reemplazar al sistema tradicional en las transacciones, pero aceptaba que ‘más bien constituye un modelo alternativo que está a disposición de quienes valoran su privacidad, su soberanía financiera y quieren estar a recaudo de la intromisión de terceros en sus actividades’.
De su parte, los asesores del Deutsche Bank observan que aumenta actualmente una búsqueda deotras opciones de monedas motivada por la constante degradación del dinero fiduciario, lo cual influye en que los inversores institucionales hayan comenzado a perder su escepticismo respecto a las criptodivisas.
Tal criterio de los banqueros alemanes refuerza el concepto de que el bitcóin, aunque no lo respalda ningún Estado, su precio se afincaen el mercado gracias a su utilidad como medio de pago y se incrementa conforme lo usa un mayor número de personas.
Los pagos en bitcóins se hacen, en general, mediante el empleo de teléfonos móviles u ordenadores, introduciendo la dirección del destinatario y fijando el importe a enviar.
A su vez, se obtienen en agencias de cambio registradas en internet, siempre que los inversores posean una cuenta abierta en dólares, euros o algún otro signo monetario de aceptación internacional.
La última caída, por ahora
El segundo fin de semana de 2021 fue de gran impacto para los poseedores de bitcóins.
En solo dos días, el 10 y el 11 de enero, el precio cayó un 26 por ciento; mas, aunque parezca extraño, el desplome no causó mucha sorpresa entre los economistas.
Ellos ya se han familiarizado con esas sacudidas cuasi telúricas y no olvidan que en 2017 ocurrió una caída mayúscula que luego dio paso a una lenta, pero estimulante recuperación.
‘El bitcóin subirá mucho más en el largo plazo que en los últimos días del 2020, y también experimentará severas correcciones en el camino por andar’, escribió Matt Maley, estratega jefe de mercado de la firma Miller Tabak+ Co., LLC.
En la prensa ya trascendió que los bancos centrales de varios países de alto y mediano desarrollo estudian la factibilidad de emitir sus propias criptomonedas.
China se encuentra en la delantera de las grandes economías del mundo con la creación de su versión criptográfica de la unidad monetaria nacional, el yuan.
Por otro lado, es significativo que se divulguen con menos frecuencia los vaticinios de que las monedas virtuales sufrirán el estallido de la burbuja de sus precios, que aparentemente las colocarían al borde del colapso.
Incluso comienza a parecer un suceso remoto el día en que Facebook prohibió toda publicidad que promoviese el uso de las criptomonedas, o que la vicepresidenta del Banco Central de Suecia, Cecilia Skingsley, afirmase en la Cumbre Económica de Davos que’las monedas virtuales no son un medio de cambio fiable’.
Como dato curioso hay que decir que ambos eventos ocurrieron en enero de 2018.
(Tomado de Negocios en Cuba)