El terreno donde hasta hace poco tiempo se almacenaba una considerable parte de la basura del Reparto Viet Nam Heroico del poblado de Minas de Matahambre, Luis García García lo ha transformado en una tierra productiva de cultivos varios.
Una sencilla construcción de madera, rústica con techo de zinc, adorna el lugar y sirve de alojamiento a este campesino y al lado, un organopónico, pequeño, con variedades de hortalizas, todo esto a pocos metros de una pendiente, sobre la que se erige una calle del popular reparto de Minas.
De los tres cuartos de hectárea que posee, hay media sembrada de cultivos de ciclo corto, aunque incursiona en otras variedades como el café, del cual tiene 300 posturas para sembrar próximamente; todo el trabajo lo realiza solo este hombre de 53 años, forjado en labores rudas, primero como minero y luego como campesino.
Luis camina con dificultad, aspecto que no le ha quitado la energía necesaria para encarar temprano en la mañana la dura jornada laboral de quien se dedica al cultivo de la tierra.
‟Yo trabajé 15 abriles en la minería, primero como custodio, después lamparero y más tarde como obrero en la extracción del mineral en el Pozo 2 del yacimiento de Matahambre; recuerdo que comencé en estas labores bien joven, hasta que en 1989 tuve un accidente, del que quedé con secuelas en la pierna izquierda.
‟Después del accidente, decidí dedicarme a la tierra, tanto aquí en Matahambre, como en una finca en el municipio Cotorro, en La Habana, en esta última estuve por tres años hasta que volví a mi lugar natal, porque ya me era muy difícil mantenerme allá”.
SI EL HOMBRE TRABAJA, LA TIERRA LO AGRADECE
‟Esta tierra que hoy cultivo, le correspondió a mi padre como parte de la Reforma Agraria, sin embargo estuvo mucho tiempo ociosa; durante una etapa fue para pastorear animales y poco a poco se fue convirtiendo en un monte, estaba llena de basura, por la cercanía a la comunidad.
‟Entonces empecé a limpiarlo, mucho tuve que chapear y hasta me construí una casita para estar cerca, también fue necesario cercarla. Pasó algo curioso, esa misma basura benefició la tierra. Hoy me siento orgulloso de lo que he logrado, a las personas le llama la atención este pedazo, cambié radicalmente el panorama de este espacio”, relata con mucha humildad este minero.
Para Luis su pedazo de tierra, aunque sin muchas condiciones favorables para la agricultura, no es un desperdicio; para él solo cuenta el empeño que pone en cada día para aprovechar cada metro cuadrado. ‟Considero que como diría el Apóstol: Si el hombre sirve, la tierra sirve, eso es algo muy verídico, yo lo he constatado, nada ha sido en vano. Tierra mala no hay, sí hombres que no le sacan el fruto”.
‟La tierra tiene que ser trabajada, a quien le guste esta labor no se le atrasa nada, porque se dedica tiempo y te das cuenta que sí se puede vivir de esto, le sacas el provecho, al final todo el trabajo el producto lo paga, eso nadie lo puede dudar”.
PARA EL CONSUMO DE LA LOCALIDAD
Sus producciones ya llegan a los hogares mineros y así lo hace saber José Antonio González Mayor, supervisor de la cooperativa Ramón González Coro, perteneciente al poblado cabecera de Matahambre.
‟Ha estado cumpliendo con las metas. Su caso es un ejemplo de lo que se puede hacer, a pesar de que no tiene las mejores condiciones geográficas para la actividad agrícola”, asevera González Mayor.
El propio funcionario aclaró que en Cuba se establecerán nuevas pautas para el pago de las producciones de los campesinos, lo que será un estímulo para quienes se dedican a esta labor en el municipio.
Asimismo, afirmó que la cooperativa minera pronto contará con un establecimiento para la venta de los productos, lo que hará más fácil la llegada de distintos cultivos a los hogares de Matahambre.
Por su parte, el propio productor comentó que hasta su veguita vienen muchas personas necesitadas de hortalizas, plátanos o malangas y él les vende. ‟A eso no puedo negarme, si las necesitan, aquí las compran, creo que es lo más justo”.