El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio para el próximo 2021 por la propagación de la COVID–19 como pandemia, ha dejado truncas las esperanzas de ver en pocos meses a Mijaín López en busca de su cuarta medalla de oro en estas citas, hecho que de concretarse, lo definiría como el mejor luchador de estilo grecorromano de la historia.
Y esta última distinción significaría mucho en el plano deportivo, pues representaría superar en palmarés al ruso Alexander Karelín, que obtuvo tres títulos en citas bajo los cinco aros y además un metal plateado, a quien no pocos especialistas consideraban el mejor luchador de la historia, pero llegó Mijaín y puso en duda esta teoría.
Cómo no recordar el torneo de Beijing 2008, la primera de las tres coronas olímpicas del pinareño y toda la expectativa que generó la participación y el posible duelo con el ruso Kasan Baroev, pelea que al final se dio, no obstante, ser una caricatura, pues el entonces joven de Herradura dominó con gran facilidad el combate.
Sin embargo, en la capital china el gigante de ébano enfrentó la prueba de fuego de su carrera, al arrastrar la traumática experiencia de cuatro años atrás cuando se quedó fuera del podio en Atenas 2004; de no reinar en esa oportunidad, quizás nunca hubiera saltado a la gloria olímpica.
Era agosto de 2008, no recuerdo exactamente el día, pero sí el combate, su segundo en esa jornada. Luego de vencer a un bielorruso, le tocaba el turno al armenio de origen ruso Yuri Patrikeev, uno de los más enconados rivales del cubano.
Ambos gladiadores siempre tuvieron tensas relaciones, fuera y dentro del colchón, y Mijaín no lo esconde. Recientemente en un documental sobre su vida lo dijo sin ambages, y a esto se sumaba la calidad del europeo y los momentos en que se enfrentaron.
En aquella ocasión, el armenio salió delante en el primer round de la pelea y en el siguiente, el vueltabajero lo pegó de forma espectacular, Patrikeev quedó para la foto tendido sobre el suelo y entonces Sergio Ortega, quien narró esa lidia, dijo: «Ese es el abanderado de nuestra delegación», y el cubano lanzó algunos gritos de desahogo.
Lo demás ya es historia: venció luego a un sueco y en la discusión del oro, Baroev no pudo ante el empuje del representante de la Isla y así logró el primero de sus tres reinados en el Olimpo del deporte.
Buen artículo sobre una extraordinaria gloria deportiva cubana y universal. También una excelente persona… y consolareño, además: el gran Mijaín López.