Donar sangre es un acto legítimo de humanidad, de nobleza, de los valores más dignos de cualquier persona. Tiene más valor cuando se trata de algo con lo que no se persigue ningún tipo de prebendas, reconocimientos o algo material.
En Minas de Matahambre, en la provincia Pinar del Río, viven dos donantes centenarios, porque sobrepasan las 100 donaciones durante toda su vida, lo que significan que han dado su sangre cuatro veces al año durante más de dos décadas.
Según la licenciada Yanet Diego Valdés, jefa del programa de Sangre de la Dirección Municipal de Salud, existen en el territorio 350 donantes voluntarios, de ellos 85 controlados que son donantes especiales, estos últimos pertenecientes a los grupos negativos.
Afirmó que la edad comprendida para donantes masculinos es entre 18 y 65 años; mientras para las mujeres el ciclo es entre 18 y 60. Los donantes deben, además, cumplir el requisito de pesar más de 120 libras.
ACTIVO A LOS 64
Pedro Carrasco Coro recuerda que fue a los 19 cuando dio sus primeras donaciones de sangre A negativa, que en aquel momento era una necesidad, al igual que ahora, y no lo dudó y así comenzó.
‟Mi tipo de sangre es muy escasa. A mí me llegaron a pedir donaciones y entonces les daba mi tarjeta e iban al banco de sangre y la solicitaban”, comenta Pedro, un humilde minero de 64 años de vida.
Me cuenta que comenzó a trabajar muy joven y a los 17 le tocó cumplir el servicio militar, del cual salió a los 20 y algún tiempo después se fue de misión a Etiopía como soldado, país del cual regresó en 1977.
Su primer trabajo fue como ayudante de albañil en Obras Sociales, luego en la herrería del yacimiento de Matahambre, después en el despalillo y ahora labora como custodio, también añade su participación en más de 30 cosechas de tabaco.
‟Nunca he perseguido nada por las donaciones de sangre, solo guardo un pulóver que me dieron por el CDR, y quiero seguir donando, porque todavía tengo fuerzas. Hace poco me dijeron que las donaciones serían hasta los 65 años y les dije que no, que si sigo con fuerzas continuaré con mi aporte.
‟A mi cada tres meses me hacen la prueba del dedo y estoy en tremendas condiciones, la última vez llené la bolsa de donaciones en poco tiempo, la enfermera me dijo que iba a reventar la bolsa, así que aquí habrá sangre mientras tenga salud”, dice entre risas.
EMILIANO OTRO MINERO CON TRES DIGÍTOS
Emiliano González Martínez ya no recuerda cuando fue la primera de sus más 100 donaciones de sangre, sabe que ocurrió poco después de sus 20 años de vida, cuando se recuperó de un accidente que sufrió como ayudante de un minero en el pozo dos del yacimiento de Matahambre.
Emiliano nació hace 58 años en Gramales, una zona intrincada en la geografía sur del municipio. Asevera su fe cristiana y es un hombre de trabajo duro, actualmente labora en el aserrío del poblado de Pons, adonde se traslada desde la cabecera municipal seis días a la semana.
Su accidente bajo mina fue producto a un derrumbe en las profundidades, luego pasó a trabajar en las pizarras telefónicas del yacimiento hasta que se cerró la explotación de Matahambre.
‟Un día fui a ver a los compañeros de los CDR, en un momento en que ya acumulaba más de 70 donaciones y solo me aparecieron 17 y les dije que quería saber el número exacto y me dijeron que esa cifra no había forma de saberla.
‟De esa etapa a la fecha empecé a contarlas y llevo más de 100, yo no sé a quiénes les dono, no obstante sigo con la misma motivación, así ayudo a salvar vidas. Antes, el mismo día que donaba me iba a trabajar, hasta que el personal de salud me dijo que tenía que descansar en el resto de esa jornada.
‟Considero que donar sangre es un deber de todas las personas que cumplan con los requisitos de salud. ¿Quién no ha tenido un familiar necesitado de una transfusión?, eso es algo vital, pienso que mientras Dios me dé fuerzas seguiré con mis donaciones”, relata con voz bajita, sentado en el portal de su casa.