Cuba reanima la maquinaria del turismo sin menoscabo de la vida con la adopción de medidas preventivas y seguras, en momentos en que la Covid-19 se apodera del planeta y en medios financieros sigue el dilema entre proteger la salud o salvar la economía.
El equilibrio entre esos dos elementos es imprescindible en el desarrollo de cualquier nación. En ese sentido, mantener el vigor del sector y la protección colectiva de la salud se muestra en la isla, cuando falta poco para que termine un año tan complejo como este 2020. Las medidas adoptadas apuntan a controles sanitarios estrictos, con calificación especial en los alojamientos.
El sistema para evitar los contagios del virus, orientado por el Ministerio de Salud Pública, se compone de una combinación de herramientas, como el uso de líquidos antibacterianos y las mascarillas, la separación social y la presencia en los establecimientos de hospedaje de un médico y una enfermera para detectar cualquier anomalía sanitaria.
Con la implementación de tales protocolos, la recuperación de los viajes de recreo en el país ya es una realidad. La apertura de los aeropuertos y de la playa de Varadero, el principal balneario insular, trajo de vuelta a los viajeros que prefieren el destino cubano.
A partir del 15 de noviembre reiniciaron las operaciones aéreas comerciales, regulares y chárter en el Aeropuerto Internacional José Martí, de la capital, con un estricto cumplimiento del protocolo para el control sanitario, que incluye, entre otras acciones, la realización de la prueba PCR en las terminales a todos los viajeros que arriban al territorio nacional.
Casi cuatro meses antes, en julio, llegaron los primeros vacacionistas procedentes de Nassau, Las Bahamas, al aeropuerto internacional Jardines del Rey, en Cayo Coco, región central del país, en tanto el 4 de septiembre las noticias indicaron la presencia en Cuba de turistas procedentes de Canadá, quienes prefirieron igual destino.
Mientras los canadienses disfrutaban de las bondades de la cayería, viajeros originarios de Alemania se asentaron en Varadero a partir del 31 de octubre cuando la compañía alemana Condor reanudó los vuelos a Varadero.
Para la nación antillana, famosa por sus bellezas naturales, la reanimación de la llamada chimenea sin humo es fundamental para su economía, ya que en 2019 el archipiélago recibió más de cuatro millones de viajeros extranjeros, próximo a alcanzar los cinco millones.
A pesar del obligado cierre de Varadero, los trabajadores no se quedaron de brazos cruzados. Más de nueve mil mejoras se acometieron en la también llamada playa azul de Cuba, reconoció Ivis Fernández, delegada del Ministro de Turismo en la occidental provincia de Matanzas.
Fernández dijo que los hoteles del destino cuentan con la certificación Turismo más Higiénico y Seguro (T+HS).
Compañías de renombre como Meliá, Iberostar, Blue Diamond, entre otras, ya participan en la ruta turística insular.
La representante del turismo cubano en Canadá, Carmen Casal, en varias oportunidades reflejó en su cuenta de Twitter los intereses de las líneas aéreas de esa nación norteña por viajar a la isla.
En esa línea, el turoperador Transat y su aerolínea Air Transat retomaron sus operaciones al destino Holguín el pasado 3 de noviembre, con vuelos semanales con salidas de Montreal y Toronto. Para el invierno local 2020-2021, Transat prevé extenderse a Varadero y Cayo Coco.
En este prometedor escenario se mantiene, sin embargo, el recrudecimiento de las medidas coercitivas de Estados Unidos contra la economía y el comercio cubanos, en particular con fuerza contra el arribo de vacacionistas internacionales que, sin embargo, siguen llegando.
Ya se vislumbra la perspectiva de que la isla recuperará sus cotas de ocupación, lo que se sustenta, ante todo, por las positivas valoraciones de los turistas que —sobre todo— manifiestan sentirse seguros respecto a la Covid-19.