El golpe blando o suave, conocido como “Revolución de colores”, ha sido la nueva táctica imperial para desestabilizar y deponer gobiernos a través del boicot económico y la manipulación informativa, este mecanismo de intervención extranjera indirecto fue creado por la CIA a finales del siglo XX y principio del XXI, es una vieja política que aplican para cambiar el sistema social en países que revisten algún objetivo estratégico para Estados Unidos.
Esa táctica de guerra no convencional, en la que opera simultáneamente el mundo físico, psicológico, perceptivo y virtual, crea confusión y manipulación de las formas de pensamiento para fomentar el boicot interno, así solo queda la tierra arrasada en términos culturales. Tal estrategia se le atribuye a Gene Sharp, quien es considerado el gurú de las revoluciones no violentas.
La primera en sufrir este golpe blando fue Yugoslavia en el año 2000, como forma intervencionista, disfrazada de revuelta popular pacífica; y ya se sabe los estragos que causó en la población y las consecuencias que todavía se sufren en ese país.
Estas «revoluciones no violentas» llevadas a cabo en otros países de América Latina describen un ciberacoso a funcionarios públicos y a personas que apoyan al gobierno, falsifican la verdad con sus mentiras, realizan agresión física selectiva, usan armas artesanales, contratan a delincuentes y mercenarios para ejecutar acciones antigubernamentales, formar desorden público y así como un amplio y articulado uso de las redes sociales como arma de ataque y movilización.
En América Latina lo han experimentado en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y ahora han tratado de consumarlo en Cuba, por supuesto, ha sido un plan pensado, financiado y proyectado sobre los países del área.
El domingo 11 de julio personas manipuladas y algunas bien pagadas, se manifestaron en varios puntos de las ciudades de Cuba, sin excluirnos; estos malhechores calcularon y aprovecharon la situación por la que atraviesa el país debido al genocida bloqueo arreciado con las 243 medidas que impuso el gobierno de Trump y que se mantienen en todos las formas de comercialización para cerrar al país en las gestiones económicas y financieras.
Las medidas en contra de la Isla han sido diseñadas a operar simultáneamente en el mundo físico, psicológico, perceptivo y virtual, para confundir en términos culturales y penetrar la ideología de las personas, para que actúen creando un boicot interno y de esta forma lograr su fin: la intervención militar disfrazada de ayuda humanitaria.
La política de asfixiarnos durante 60 años es cruel y genocida, es considerada como crimen de lesa humanidad, y los cubanos revolucionarios, trabajadores que disfrutamos de los beneficios sociales y de la verdadera independencia, la que nos da seguridad ciudadana y de vida, pese a todas las circunstancias, nos da la credibilidad de nuestro sistema, por ello estamos conscientes del amor que profesamos a la Patria, porque nuestro sistema electoral es abierto y democrático, y conocemos de la gestión del Gobierno y de los esfuerzos por mantener las conquistas de esta Revolución que es auténtica.
Nuestro pueblo tiene dominio de la historia y la honra con respeto y la defiende con su propia sangre para conservar la memoria de los que cayeron por ver estas generaciones de hombres libres, por eso y muchas otras razones nunca nos someteremos a la carroña imperial.