Cuba continúa comprometida con la eliminación de las armas nucleares y la aplicación de lo estipulado en el Tratado de Tlatelolco, al celebrarse hoy 55 años de que se abriera a la firma ese documento.
El Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe -conocido como Tratado de Tlatelolco, México- fue ratificado por todos los países de la región y su finalidad es la de prohibir el ensayo, uso, fabricación, adquisición o emplazamiento de ese tipo de armamento en esta pare del planeta.
Asimismo, compromete a las naciones firmantes a utilizar exclusivamente con fines pacíficos el material y las instalaciones nucleares bajo su jurisdicción, con lo cual América Latina estableció la primera zona libre de armas nucleares del mundo. Luego se sumarían las del Pacífico Sur en 1985, del Sudeste Asiático en 1995, África en 1996, Asia Central en 2006 y Mongolia, que en 2000 obtuvo el reconocimiento internacional como Estado libre de armas nucleares mediante Resolución de la Asamblea General de la ONU.
Con el Tratado, según el preámbulo del documento, los países latinoamericanos y caribeños buscan «contribuir a poner fin a la carrera de armamentos, especialmente los nucleares, y a la consolidación de un mundo en paz, fundado en la igualdad soberana de los Estados, el respeto mutuo y la buena vecindad».
No obstante, continúa latente el peligro de que se repitan hechos como los bombardeos por Estados Unidos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al término de la Segunda Guerra Mundial, porque la humanidad sigue amenazada por la existencia de más de 13 mil armas de ese tipo en manos de unos pocos países.
Tal situación fue denunciada reiteradamente en foros internacionales por las autoridades de Cuba, que a su vez promueven el reforzamiento de esa política.
Muestra de ello es la declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, proclamada en la capital cubana en 2014, al celebrarse aquí la segunda Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
“Proclamo solemnemente a América Latina y el Caribe como zona de paz», dijo el 29 de enero de 2014 el entonces presidente cubano, Raúl Castro, en un plenario con la presencia de 30 jefes de Estado.
Los 33 países asumieron «el compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso de y la amenaza de la fuerza en la región», aseguró Raúl Castro.
La proclamación de zona de paz es considerada uno de los acuerdos más simbólicos de los adoptados por los miembros del organismo regional, en un momento en que varios países mantenían disputas limítrofes.
Cuba expresa de manera concreta su compromiso con la paz mundial y con la aplicación del Tratado de Tlatelolco y el desarme nuclear, bajo estricto control internacional y en apego a los principios de irreversibilidad, verificación y transparencia.
Pero al mismo tiempo insiste en que la única garantía contra la amenaza de empleo de las armas nucleares es su eliminación total y en ello el Tratado de Tlatelolco continúa siendo un referente jurídico y político para el mundo.