Resulta crucial unir esfuerzos y trabajar juntos por el bienestar, la paz y la seguridad de los pueblos latinoamericanos y caribeños, expresó Díaz-Canel en la IX Cumbre de la Celac, que sesionó en Honduras
La necesidad de «encarar los desafíos actuales, colocando los intereses y objetivos comunes por encima de las diferencias, y actuando como una auténtica comunidad regional», estuvo ayer entre las propuestas de Cuba a la IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en la voz del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
«Cuba siempre estará en la primera línea de los esfuerzos por fortalecer la Celac y avanzar hacia una integración que permita reposicionar a América Latina y el Caribe en el escenario internacional», aseguró.
La anfitriona de la cita, la presidenta hondureña Iris Xiomara Castro Sarmiento, expresó que estamos seguros de que la Celac no solo superará los desafíos actuales, sino que mantendrá vivos los sueños pendientes de nuestros pueblos y de nuestros próceres Bolívar, Morazán, Martí, Sandino, Fidel, Chávez.
A cargo de la presidencia pro témpore, desde marzo de 2024, la que ahora entrega a Colombia y a Gustavo Petro, subrayó que nada de lo que han hecho nuestros pueblos y por lo que han luchado es pasado, «todo es presente y todo es futuro», y recordó las palabras del comandante Hugo Chávez: «la utopía está en el horizonte, caminamos hacia ella para no dejar de caminar».
Con la asistencia de 11 jefas y jefes de Estado y de Gobierno, y una intervención –la del presidente venezolano, Nicolás Maduro Moros–, en modo virtual, en la Cumbre participaron vicepresidentes, cancilleres y otros dignatarios de los 33 países que integran la Celac.
La cita aprobó una declaración final que abordó temas cruciales para la región como la integración, la cooperación, la solidaridad, la migración, la nueva política arancelaria de EE. UU. y las medidas unilaterales contra nuestros pueblos.
Refrendó el compromiso con el fortalecimiento de la Celac como el mecanismo de concertación política que integran todos los países de la región, y resaltó la plena vigencia de la proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada en la II Cumbre de la Celac, en La Habana, con el liderazgo del General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Se ratificaron principios como la cooperación internacional, la democracia y el estado de derecho, el multilateralismo, la protección y promoción de todos los derechos humanos; el respeto a la autodeterminación, la no injerencia en los asuntos internos, la soberanía y la integridad territorial, y rechazaron la imposición de medidas coercitivas unilaterales.
Se condenó abrumadoramente el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba por parte del gobierno de Estados Unidos, y la inclusión de la Isla en la espuria lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Xiomara Castro dijo que es un bloqueo «cruel, inhumano, que por más de 64 años sufre el heroico pueblo cubano», y agregó que Cuba tampoco exporta terroristas; «Cuba exporta maestros, científicos, médicos y la dignidad que demandan nuestros pueblos».
La solidaridad con Haití y el reclamo de que su destino sea determinado por su pueblo y no por la injerencia extranjera fue consenso; así como apoyar con hechos a ese hermano pueblo.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, señaló que hoy el mundo, y en especial Nuestra América, están en una disyuntiva, el camino de la soledad –en referencia a las políticas proteccionistas y aislacionistas de la nueva administración estadounidense–, o el camino del multilateralismo, que es la salida a la que nuestros gobiernos y pueblos deben aferrarse si no quieren desaparecer, dijo.
«América Latina no puede bajar la bandera de la dignidad humana y esa está en el multilateralismo, lo otro es monarquía». El actuar de nuestros pueblos, reiteró, tiene que ser en común, como nos enseñó la covid, que nos dejó uno de los más altos promedios de mortalidad, debido a que esperamos a que nos mandaran las vacunas, y llegaron tarde. «Pero Cuba nos dio el ejemplo de cómo debe hacerse. ¿Por qué no hacemos lo que hizo Cuba a escala latinoamericana? ¿Por qué no nos ligamos, en vez de con la muerte, con la vida?».
Los retos que enfrentan hoy el mundo y la región también fueron abordados por la líder mexicana Claudia Sheinbaum. Es un buen momento para reconocer que América Latina y el Caribe requieren de unidad y solidaridad de sus gobiernos y de sus pueblos para fortalecer la integración, dijo.
«Desde México partimos de una premisa básica, una región más unida es una región más fuerte». Agregó que «ningún país de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás, ningún niño o niña de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás, ningún hombre o mujer de América Latina y el Caribe debe quedarse atrás», enfatizó Sheinbaum, quien llamó a decirle «no, al bloqueo a Cuba, y no, al bloqueo a Venezuela».
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, insistió en que nuestros pueblos, ahora más que nunca, necesitan estar unidos. «Pero la realidad, al menos en la esfera económica lo contradice, pues el intercambio comercial interregional es de apenas el 14 % de los bienes que aquí se producen. En iguales términos se pronunció el presidente boliviano, Luis Arce Catacora, quien expresó el compromiso de su país «con una integración basada en la complementariedad, el reconocimiento de las asimetrías y la solidaridad».
También hicieron uso de la palabra, los presidentes de Uruguay, Yamandú Orsi, y de Guatemala, Bernardo Arévalo, y los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves; y de Guyana, Mark Phillips.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro Moros, aseguró que la Celac tiene grandes retos, por lo que «nuestra unión tiene que reinventarse y adaptarse de manera creadora a estos tiempos, que están en pleno proceso de desarrollo».
Afirmó que «la ofensiva que hay contra el mundo entero, contra nuestra región, para tratar de imponer una época de dominación imperial, nos obliga a plantearnos un despertar colectivo de la conciencia de los pueblos y los gobiernos que amamos nuestra soberanía, nuestra autodeterminación, y tenemos un amor profundo por el sueño de un futuro en libertad, con soberanía y una independencia con la prosperidad ganada y trabajada por nuestros pueblos».