Al finalizar el 2020, las personas de 60 años y más en Cuba representaron el 21,3 por ciento del total de la población, lo que significa que se duplicó la cifra de ciudadanos en este rango de edad existentes en el país desde 1970.
Según la tipología nacional para clasificar los intervalos que indican el grado de envejecimiento, la Isla se encuentra en el Grupo III (más elevado), el cual se alcanza cuando los individuos en este grupo etario representan más del 15 por ciento del total de habitantes.
Para el 2050 se espera que esta cifra llegue al 34,9 por ciento, convirtiéndose en el país más envejecido de la región latinoamericana, refiere un informe publicado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Según el texto, el proceso de envejecimiento se produce de forma paulatina y en él intervienen: “la fecundidad, la mortalidad y las migraciones, variables que en acción combinada en el tiempo determinan el crecimiento y la estructura por edades de la población, de suma importancia para la planificación económica y social de cualquier país”.
Destaca que Cuba fue uno de los países de América Latina y el Caribe que más tempranamente inició su transición demográfica debido al intenso descenso de la fecundidad, el aumento gradual en la expectativa de vida y el persistente saldo migratorio negativo.
Cuba se convirtió en la primera economía envejecida de la región desde 2010.
Desde el año 1978 la nación muestra una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, provocando una reducción en el porcentaje de personas menores de 15 años – la población de 0-14 años de 1970 y 2020 representaron el 36,9 y 15,7 por ciento, respectivamente-.
Al concluir el 2020 todas las provincias del país se encontraban en el Grupo III de Envejecimiento, siendo Artemisa la menos envejecida (19 por ciento) y Villa Clara la más (24,5 por ciento).
Asimismo, desde hace años no clasifica ningún municipio en el Grupo I, y sólo Yateras-en Guantánamo-clasifica en la tipología II, ritmo que de mantenerse daría al traste con que para el próximo año todos los municipios del país tengan un 15 por ciento o más de su población de 60 años.
Plaza de la Revolución, en La Habana, continúa siendo el territorio más envejecido del país, con un 28.9 por ciento de sus residentes en este rango el último calendario.
La relación entre la población de 60 años y más con respecto a la de 0 – 14 años muestra una trayectoria ascendente, refiere la ONEI, transitando con valores que van desde 125 personas mayores por cada mil niños y jóvenes en el año 1899 hasta mil 356 personas mayores por cada mil niños y jóvenes en el 2020.
“Para el año 2050 se espera que esta relación alcance el valor de dos mil 360 personas mayores por cada mil niños y jóvenes”.
El informe señala que el efecto del envejecimiento sobre la composición etaria de la población se puede observar a través de la relación de dependencia demográfica, expresada mediante el cociente de la suma de la población menor de 15 años más y la de 60 años y más sobre la población en edad activa (15-59 años).
La interpretación de este indicador estará influenciada por el comportamiento de la población potencialmente no activa, cuando este valor es inferior a 600 decimos que estamos en presencia del “Bono Demográfico”.
Desde el 2002 la mayor de las Antillas se encuentra en presencia de dicho “Bono”, sin embargo, las proyecciones advierten que entre el 2022 y 2025 la relación de dependencia comenzará a aumentar nuevamente, y la población de 60 y más es quien tendrá el mayor peso en el numerador.
Esto incidirá en costos económicos más elevados que los del inicio del periodo, dado a que las atenciones de salud y seguridad social serán mayores en personas de 60 años y más que las de niños y jóvenes.
Teniendo en cuenta este escenario, Cuba le otorga una atención priorizada al fenómeno demográfico.
El Lineamiento 90 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2021-2026 destaca precisamente que debe: “Continuar la implantación gradual, en todos los sectores de la sociedad, de las medidas para atender el envejecimiento poblacional y, en especial, las encaminadas a estimular la fecundidad.”
En la nación se garantizan los exámenes periódicos a las personas adultas, existe una proyección comunitaria de las especialidades de Geriatría y Gerontología, así como un sistema de Casas de Abuelos y de Hogares de Ancianos.
El reto consiste, entonces, en incentivar la fecundidad y revertir el saldo migratorio en aras de reducir la relación de dependencia y contar con una cifra óptima de población en edad laboral que contribuya al desarrollo socioeconómico del país.