El próximo lunes miles de alumnos pinareños comenzarán el curso escolar, y eso debemos celebrarlo, porque de veras ha sido un gran reto para educandos, profesores, directivos, la familia y para el país de forma general.
En medio de situaciones adversas, desde el punto de vista económico; tras las secuelas sociales de una pandemia de Covid- 19 y con las huellas aún latientes de un feroz huracán , más de 83 000 estudiantes asistirán a las aulas de la provincia.
Fue un final de curso difícil. En Pinar del Río resultaron dañadas escuelas en los 11 municipios, en total 477, sin embargo, se buscaron alternativas en casas de familias y en otros locales, y las clases continuaron.
El paso al frente lo dieron los habitantes de 240 casas, quienes prestaron sus salas, garajes u otras habitaciones y los niños pudieron concluir sus estudios. Para estos cubanos generosos nuestro respeto, mucho hace falta en este mundo materializado, esas muestras de desinterés y prodigalidad.
A los maestros les ha tocado crecerse y prepararse mejor, y crear mecanismos para que los estudiantes se apropien, en menos tiempo, de los contenidos del grado. Y con esas mismas condiciones inicia el curso 2022- 2023.
Habrá que utilizar cada día mucho mejor el tiempo, y seguir con las estrategias que permitan que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea eficiente, para cuando culmine el curso los resultados sean satisfactorios.
Según información de la Dirección Provincial de Educación, la cobertura laboral estará garantizada al 99,8 por ciento, y se incorporarán los nuevos graduados del nivel superior, el nivel técnico superior, las escuelas pedagógicas y la enseñanza Técnico Profesional.
Lo imprescindible está, y aunque existan dificultades con algunos libros de texto habrá que aplicar alternativas y compartirlos, o utilizar los de formato digital. Será un buen momento para fomentar valores como el compañerismo.
El esfuerzo ha sido grande, según cifras de esta semana, se habían recuperado 96 escuelas y se trabajaba en 49. Los datos evidencian que todavía queda mucho por hacer, y que se necesita buena cantidad de recursos materiales y humanos, para que cada centro dañado quede mucho mejor que antes.
Por el momento se requiere la preparación constante de los maestros y profesores, el interés y dedicación de los alumnos, y el apoyo incondicional de las familias. Nuestros niños, adolescentes y jóvenes precisan y merecen una educación de calidad y para ello es necesario esa fusión, por lo que pensamos que entre todos se puede lograr.